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Montilla exige soluciones tras el carpetazo de Zapatero al Segre

Baltasar se atrinchera en el cargo: "No dimitiré ni ahora ni tras la sequía"

Si no hay trasvase del Segre, ¿entonces qué? José Montilla se encontró ayer con la última negativa que le quedaba por oír a su propuesta de trasvase temporal del Segre: la del presidente del Gobierno. Sin sus habituales rodeos, José Luis Rodríguez Zapatero dijo que este trasvase "no es una alternativa" para que Barcelona evite las restricciones. La brecha entre ambos gobiernos se abría así unos centímetros más, pues Zapatero tampoco aportó ninguna solución concreta.

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Ello se visualizó con la terca respuesta del presidente de la Generalitat, canalizada a tavés del consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar. Éste exigió "soluciones" y añadió que deben estar listas "antes de seis meses". "Estamos dispuestos a escuchar", sentenció el consejero.

El Gobierno catalán considera inviables todas las soluciones que hasta ahora ha aportado el Gobierno central. En seis meses, cree la Generalitat, no se puede llevar agua desde el canal de Urgell ni ampliar hacia el sur de Barcelona la tubería de suministro a la provincia de Tarragona. De ahí que Baltasar insistiera en la idea de "soluciones rápidas".

Sin soluciones

La gravedad de la situación en los pantanos no consigue ocultar que las relaciones entre el Gobierno catalán y el central se encuentran en niveles similares cuando la legislatura española apenas acaba de arrancar. De no ser por la extrema sequía, el Gobierno catalán habría hablado ayer de jarro de agua fría por las palabras de Zapatero. Éste, desde la cumbre de la OTAN en Bucarest, no sólo rechazó el trasvase del Segre, sino que dejó en la estacada a quienes en la Generalitat sostienen que Zapatero conocía desde hace tiempo la posibilidad del trasvase del Segre. "No era una solución que yo conociera. Para mí ha sido relativamente nueva", confesó Zapatero.

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Pese a este reproche, el jefe del Gobierno aseguró que "no existe guerra del agua, lo que hay es una sequía gravísima". Según la Generalitat, Zapatero sí conocía los pormenores del plan para llevar agua en barco y ambos gobiernos negocian ahora compartir la onerosa operación, que costará 22 millones al mes.

La negativa de Zapatero obligó de nuevo al tripartito a consensuar una respuesta. No fue fácil. Los tres grupos parlamentarios que apoyan al Gobierno se reunieron con Francesc Baltasar después de las críticas que le han caído por ocultar a la opinión pública por motivos electoralistas el proyecto de trasvase. Lo único que lograron consensuar los tres grupos del Gobierno fue una moción de apoyo al Ejecutivo y de rechazo a los "trasvases permanentes".

Si Francesc Baltasar salió de la reunión sin graves críticas de sus socios fue, entre otras cosas, porque el portavoz del PSC, Miquel Iceta, abrió el encuentro con una petición expresa de que los tres grupos reunidos se ciñeran a "apoyar al Gobierno". Baltasar, reforzado, se ha atrincherado en el cargo pese a la lluvia de críticas hacia su persona por haber ocultado la propuesta de trasvase. "No dimito, ni ahora ni tras la sequía", dijo por la tarde en conferencia de prensa. Quien sí se plantea dimitir si el trasvase del Segre sigue adelante es el delegado de la Generalitat en el Ebro, Lluís Salvadó (ERC).

Esta amenaza velada de dimisión, no confirmada por el Gobierno catalán, demuestra que en el Ebro hay mal ambiente. De hecho, Baltasar, que el sábado debía visitar Tortosa, ha anulado la visita. "Prioridades de agenda", adujo.

Un reventón de una cañería de agua en el barrio de Camp de l'Arpa, en el distrito barcelonés de Sant Martí, provocó ayer por la tarde un espectacular géiser de 10 metros de altura, en plena sequía y en medio del debate sobre cómo llevar agua al área de Barcelona. Los bomberos y los técnicos de la compañía Agbar suspendieron el servicio una hora y repararon el reventón, cuya causa se desconoce.

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