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El Vaticano pide que el Papa pase por calles estrechas para que luzca más

La visita del Papa a Barcelona el próximo 7 de noviembre trae de cabeza desde hace semanas a las autoridades de la ciudad. Las fuerzas de seguridad, el Ayuntamiento, el arzobispado y el propio Vaticano tienen casi a punto el rompecabezas de un evento de este calibre, que requiere ligar como una mayonesa los actos de la visita con el protocolo, la seguridad, el tráfico, la vida ciudadana y la cobertura mediática.

Ante todo, el Vaticano quiere que Benedicto XVI se dé un baño de masas. Por eso ha pedido que, en la medida en que la seguridad lo permita, el papamóvil circule por calles estrechas -o no por las más amplias- en su paseo hasta la Sagrada Familia. La Santa Sede también solicitó que se vaciara el lago de la plaza de Gaudí para instalar un escenario, pero el Ayuntamiento rechazó la idea. Hubiera sido necesario reforzar el espacio para soportar la estructura, explican fuentes municipales.

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A las exigencias del Vaticano se suma la necesidad de proteger la vida de Joseph Ratzinger. La Secretaría de Estado de Seguridad coordina el dispositivo, en el que participan todas las fuerzas de seguridad. Los Mossos están revisando el padrón de habitantes de las zonas por las que pasará el automóvil del Papa. Es una medida preventiva, frecuente en dispositivos de gran envergadura o cerca de edificios oficiales: contrastar los datos del padrón con la base de datos policial para detectar si hay personas con antecedentes policiales en la zona afectada.

Más que vigilar a posibles delincuentes, el objetivo es que todo esté bajo control y que el operativo no tenga fisuras. "Curarnos en salud", dicen fuentes policiales. La policía también inspecciona in situ el recorrido y toma nota de los pisos que están en venta o alquiler: si se venden o alquilan en las próximas semanas, también cotejarán si sus vecinos tienen antecedentes. Los agentes miran arriba y abajo: revisan las azoteas y el alcantarillado de la ciudad.Las medidas son tan excepcionales como el personaje que el día 6 de noviembre por la noche llegará el aeropuerto de El Prat procedente de Santiago de Compostela. Benedicto XVI dormirá en el arzobispado de Barcelona, entre la catedral y la plaza de Sant Jaume, y a las 9.15 horas del domingo 7 de noviembre iniciará el camino hacia la Sagrada Familia. Allí consagrará la iglesia, elevándola a la categoría de basílica, y el altar del templo modernista.

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La comitiva subirá por la Via Laietana hasta la calle de Casp, aunque también podría ser por València, y continuará por Marina hasta llegar al templo. En la primera propuesta, el papamóvil iba a cruzar el Eixample por la Gran Via, pero las presiones del Vaticano para evitar las grandes avenidas -que podrían ofrecer una imagen no tan multitudinaria del acto y alejarían al Papa de los fieles- han obligado a cambiar el recorrido.

Será, en cualquier caso, un mal día para el turista que pretenda entrar en el monumento más concurrido (dos millones de visitas anuales) de Barcelona. El Ayuntamiento cerrará algunas paradas de metro y habilitará un espacio para que puedan aparcar los autobuses que lleguen para ver al Papa. Los vecinos se librarán, sin embargo, de excesivos controles de seguridad. "Para eso se hace el trabajo preventivo", dicen fuentes policiales.

A todo esto, ni la policía ni el Ayuntamiento han contactado aún con los vecinos, que confían en que les citen para explicar cómo les afectará la visita. "Si la semana que viene no lo han hecho, pediremos nosotros la reunión", asegura el presidente de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia, Jaume Torrens.

Desde la llegada hasta su partida hacia Roma, el día 7 a las 19.15 horas, el Papa irá acompañado de un séquito de 20 personas. El llamado "primer círculo" de seguridad estará formado por la guardia vaticana. En segunda línea, también cerca del pontífice, se posicionarán agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, de paisano. El círculo exterior será el formado por los Mossos d'Esquadra, que movilizarán efectivos de toda Cataluña y a unidades especializadas, como los Grupos Especiales de Intervención. La policía autonómica pondrá especial cuidado en controlar posibles movilizaciones contrarias a la presencia del Papa

El mayor misterio, sin embargo, reside en averiguar qué coste tendrá para el erario público la visita. Las cuatro administraciones implicadas (Gobierno, Generalitat, Diputación de Barcelona y Ayuntamiento) se han comprometido a aportar, como máximo, 150.000 euros cada una para abonar las horas extras que realizarán cientos de trabajadores.

Fuentes municipales critican las reticencias del Vaticano a desembolsar dinero para sufragar, por ejemplo, el centenar de pantallas gigantes que el arzobispado quiere instalar junto a la Sagrada Familia para que los asistentes puedan seguir la ceremonia, cuyo coste asciende a medio millón de euros. En este sentido, el Ayuntamiento argumenta que todo lo que no sea seguridad se costee con los 18 millones anuales que la Iglesia ingresa con las visitas a la Sagrada Familia.

En la web, a favor y en contra

La visita la esperan con igual impaciencia los fieles del Papa y sus detractores. El arzobispado de Barcelona ha creado un portal en Internet (www.papabarcelona2010.cat) en el que indica cómo solicitar asistir al acto, tanto para participar en él como para trabajar de voluntario. La Iglesia ha abierto una cuenta corriente para recibir donativos que sufraguen los gastos de la visita apostólica y también ofrece la posibilidad de descargarse un punto de libro y un cartel con la imagen de la Sagrada Familia sobre fondo azul y en primer plano, el propio Benedicto XVI extendiendo los brazos. En paralelo, la plataforma e-cristians ha comenzado a colgar carteles de bienvenida al pontífice.

En sentido contrario otros colectivos también se han movilizado en Internet. Una web (http://stoppapabcn.blogspot.com) se opone a la utilización de dinero de los ciudadanos para pagar la visita del Papa, que será recibido en calidad de jefe de Estado, de modo que los ministerios de Interior y Exteriores correrán con gran parte de los gastos. "No queremos en nuestra ciudad al que fuera nazi de las juventudes hitlerianas, inquisidor y encubridor de todos los delitos que su institución ha cometido y sigue cometiendo", según la web, que defiende un Estado laico.

En Facebook se ha creado un grupo contrario a la visita del pontífice que entre otras cuestiones critica que la Santa Sede conociera casos de pederastia y no hiciera nada.

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