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Reportaje:

Cultura / Exteriores: primer asalto

Los dos ministerios pugnan por controlar el Cervantes y la acción en el extranjero

Jesús Ruiz Mantilla

La guerra está abierta. Los contendientes son el ministerio de Cultura y el de Asuntos Exteriores. Luchan por lo que será una gran estrategia de Estado en la próxima legislatura: la acción cultural exterior. Los espacios de poder dependen, en gran parte, de Exteriores. Pero César Antonio Molina quiere pilotar las iniciativas en el extranjero. José Luis Rodríguez Zapatero decide. Las partes implicadas sólo conocerán la respuesta si los socialistas ganan las elecciones.

Los asesores de Cultura y Educación de presidencia del Gobierno admiten la importancia de lo que está en juego. Lo primero que harán, dicen ellos, es "sentar a las partes implicadas para que se coordinen" en lo que será la futura acción cultural exterior. "Estará recogido en el programa electoral", añaden. Pero, para cumplirlo, antes tratarán de poner a los afectados de acuerdo para una estrategia que, según muchos, liderará sobre todo Cultura.

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Hay grandes presupuestos e instituciones en juego que no dependen directamente de la cartera que dirige César Antonio Molina. "Son espacios que nadie quiere, ni conoce, que podríamos ocupar, como hicimos en el Cervantes", aseguran el ministro y sus colaboradores. Es ahí donde surgen los recelos. Sobre todo en Exteriores, el ministerio que tradicionalmente ha organizado los eventos culturales fuera. Son varias instituciones las implicadas, el Cervantes y sociedades estatales: la de Conmemoraciones Culturales (SECC), la de Acción Cultural Exterior (Seacex), la de Exposiciones Internacionales (SEEI), partes del Ministerio de Educación, sobre todo los que tiene que ver con el ámbito universitario, y organismos de otros ministerios, como el Instituto de Comercio Exterior (Icex), dependiente de Industria, Turismo y Comercio. De hecho este organismo, todo un referente en la presencia exterior, ya ha entrado en liza. Con iniciativas como las que se han llevado a cabo el pasado enero cuando se han analizado los contenidos culturales para el mundo.

La pieza más jugosa es, sin duda, el Cervantes. Por dicha institución, Zapatero ha hecho una gran apuesta demostrable en cifras: si en 2004 tenía 60 millones de euros de presupuesto, en 2008 cuenta con 100, mientras que los alumnos han pasado de 93.000 a 142.000 (un 53% más) y se han abierto 25 centros nuevos. Desde Exteriores, la secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín, es determinante: "El Cervantes depende principalmente de Asuntos Exteriores". Y de Educación, y de Cultura. Por eso, César Antonio Molina, que fue director del principal instrumento de la promoción de la cultura y la lengua españolas en el extranjero, cree que hay que ampliar su autonomía, "reforzarla", comentan él y su equipo de confianza.

Pero no hay duda de que se trata de una piedra fundamental en la futura estrategia de Cultura, y Carmen Caffarel, actual responsable, no se queja de su situación: "Todos, tanto Exteriores como Cultura y Educación, me han prestado su apoyo incondicional", afirma, al tiempo que anuncia su estrategia: "Más cualitativa, que cuantitativa. Nos dedicaremos a reforzar la calidad de los centros en funcionamiento, que a abrir nuevos", asegura.

La fijación de Cultura por el Cervantes levanta los recelos de Exteriores. Más cuando Molina ha afirmado alguna vez, que la acción en el extranjero es la piedra angular de su gestión. No es para menos. De todos los logros culturales, Zapatero resaltó en el último discurso del estado de la nación, la gestión del Cervantes. Si ha hecho ministro al que era su director, no es de extrañar que en el futuro le haga responsable de esa estrategia. Por tanto, una gran cuota de poder actualmente en manos de Exteriores pasaría a Cultura. Ambos políticos coinciden en la equiparación de la gestión artística como una industria más y conocen la fuerza del español para abrirse puertas.

Desde La Moncloa, los asesores del presidente siempre lanzan el mismo mensaje: que la acción cultural en la diplomacia debe ser tan importante como la comercial y económica, "como los negocios", aseguran. Así se han empeñado en demostrarlo con iniciativas como el año de España en China. "Lo importante es que de una vez por todas, ministerios generalmente alejados de la cultura como Industria o Economía quieran implicarse en esta estrategia", comentan en La Moncloa.

Pero Exteriores se niega a perder sus bazas y Leire Pajín apunta lo que ha sido la estrategia cultural de Exteriores en los últimos años: "Se ha creado un nuevo concepto que implica a la cultura y al desarrollo", asegura. "Pero es una acción de Estado en la que tenemos que quedar todos coordinados. Exteriores tiene una gran vocación en ese sentido y Cultura un enorme potencial", afirma Pajín. "Aunque", precisa, "ese ministerio también debe atender a la acción junto con las comunidades autónomas de cara a lo que se haga dentro del Estado".

El problema para muchos responsables del Ministerio de Cultura es si Exteriores, que ha sido muy eficaz en la cooperación y en la ayuda al desarrollo mediante acciones culturales, es tan sensible de la importancia de otros campos como la promoción de los artistas españoles en el exterior. Esos que, según Zapatero, son "nuestros mejores embajadores".

Ese aspecto, entre otros, es uno de los que debería quedar a merced del ministerio que ahora dirige César Antonio Molina. Esto afectaría a la labor de sociedades estatales como la Seacex, con 15 millones de euros de presupuesto. Para evitar, entre otras cosas, el malestar que ha causado que en la última exposición dedicada a Juan Muñoz en la Tate Modern no se incluyera inicialmente el logo del Gobierno de España y sí el de Seacex, cosa que después se solucionó.

La directora general de Seacex, María Isabel Serrano, insiste en la independencia de gestión de las sociedades estatales, aunque reconoce que es necesario ir a "una mayor coordinación", cuenta desde Colombia, donde ayer inauguraron una exposición dedicada a Pablo Palazuelo. La cuestión es quién dará las directrices.

Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores, y César Antonio Molina, de Cultura, durante la toma de posesión de Carmen Caffarel como directora del Cervantes el pasado julio.
Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores, y César Antonio Molina, de Cultura, durante la toma de posesión de Carmen Caffarel como directora del Cervantes el pasado julio.EFE
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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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