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Villalonga toma el mando del Valencia

Soler otorga la gestión del club al empresario para que lo reflote económicamente

Nadia Tronchoni

Tras más de cuatro meses de negociaciones, el ex presidente de Telefónica, Juan Villalonga, ha logrado meter mano en una entidad de capa caída como es el Valencia. El financiero madrileño, de 55 años, gestionará el club pese a no tener ninguna acción. El máximo accionista, Juan Soler, cede el mando tras el acuerdo alcanzado ayer y deja el Valencia bajo su control aunque conserva, de momento, su paquete accionarial (un 37% del capital social). Esta vía sólo es posible con la cesión de los derechos políticos por parte del dueño de la entidad -que conservaría los derechos económicos de su paquete accionarial- a cambio de una opción de compra que Villalonga podría hacer efectiva en un plazo de tres o cuatro años. Sin olvidar, asimismo, el papel que puede jugar Vicente Soriano, segundo máximo accionista con un 10% de títulos, en la operación.

El ex presidente de Telefónica cobrará una comisión por cada operación que cierre
Villalonga ha visto negocio en el club y en la ciudad. Y se ha lanzado
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Sólo así se explica que Villalonga negara, sólo dos días después del primer encuentro con Soler -el 26 de febrero, según adelantó EL PAÍS-, que quisiera comprar el Valencia. "Nunca se trató la compraventa", aseguró en un comunicado. "Villalonga no quiere comprar, nunca ha querido", aseguraban ayer fuentes conocedoras de la negociación. Otras, cercanas al empresario madrileño, mantienen que la compraventa no se cerró en su día porque Soler pedía casi 80 millones de euros y Villalonga ofrecía 50. Su objetivo inicial es, como él mismo afirmó entonces, "modernizar la gestión del club y multiplicar los ejercicios de la entidad valencianista". ¿A cambio de qué? A cambio de un buen negocio.

Este empresario vio opciones en el Valencia. Vio dinero en el pelotazo de Mestalla, el segundo ideado por Soler, tras el de Porxinos, donde aún hoy no hay nueva ciudad deportiva ni se la espera. Y vio negocio en la ciudad, que acaba de acoger la Copa del América y en agosto celebrará un Gran Premio de Fórmula 1. Así que se ha lanzado. El trabajo de Villalonga se centrará en la búsqueda de compradores para las parcelas del viejo estadio -cuyo terreno se recalificó como urbanizable-; de inversores que se queden la explotación del nuevo Mestalla, que refinanciará a 30 años; de empresas para explotar la publicidad estática del nuevo campo; o de personajes y empresas pudientes para los palcos privados y de lujo previstos en éste. Ése es el negocio que hará Villalonga, que cobrará comisión por cada operación financiera que cierre. ¿Cuál es el de Soler? ¿A cambio de qué cede el poder? "A cambio de poner en valor su compañía", explica José María Mas Millet, abogado de Villalonga.

Los dos empresarios firmarán hoy un contrato cuyos términos quedaron zanjados ya en la mañana de ayer. Soler, acompañado de su abogado, Enrique Lucas, y de su mano derecha en el club, el consejero delegado, Jesús Wolstein, pasó la mañana cerrando el acuerdo en el despacho de Mas Millet. Este último llegará esta mañana a Valencia para echar el sello definitivo a la operación.

El contrato redactado vincula con el Valencia a este experto en finanzas -amigo de la infancia de José María Aznar-, al menos durante los próximos tres años. Será también hoy cuando se aborde la reestructuración del consejo de administración del Valencia, cuya presidencia no ocupará necesariamente el nuevo gestor. El futuro presidente desarrollará tareas meramente institucionales. Será, como lo es hoy Agustín Morera, un hombre de paja en el palco de Mestalla. El traspaso de poderes será efectivo en el próximo consejo tras la Junta Extraordinaria del día 25.

"Villalonga revolucionará la gestión económica", argumentan fuentes cercanas al empresario. Pero su poder no se limita únicamente a la parcela económica. Delegará en un equipo de expertos la gestión deportiva, sobre la que también tiene control total. Y sus aspiraciones rebosan ambición. Sin un Valencia competitivo, los planes de mercadotecnia del ex presidente de Telefónica no podrían avanzar.

Qué ocurrirá con las acciones de la entidad es una incógnita aún por descifrar. Si bien, no es ningún secreto que Soler quiere vender un club que ha visto triplicada su deuda (supera los 350 millones de euros) desde la llegada de este promotor inmobiliario en 2004. El constructor quiere apartarse. "Está totalmente colapsado. Ya no sabe por dónde tirar. Está loco por vender, pero no ha encontrado a nadie que le adquiera las acciones al precio deseado. Por eso ha esperado tanto antes de dar este paso", explican en el Valencia. A Soler no le quedaban muchas más opciones que decir sí a la propuesta de Villalonga.

Cuando logre una foto frente al nuevo estadio que el Valencia ya está levantando quizá venda definitivamente el club, haga o no negocio con el traspaso accionarial. Tendrá una placa en el nuevo Mestalla. Y habrá cumplido con su objetivo.

Juan Villalonga, en el año 2003.
Juan Villalonga, en el año 2003.CLAUDIO ÁLVAREZ
El consejero del Valencia Jesús Barrachina ha comentado a la salida de la reunión con el máximo accionista de la entidad, Juan Soler, que confía en que Juan Villalonga "solucione el problema" económico en el que se encuentra la entidad.Vídeo: CARLOS ROSILLO / VNEWS

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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