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La marsopa fatal

La inexperiencia del equipo español, en plena regeneración, le impide alcanzar la plata ante China en la final técnica de equipos de sincronizada

Los seres humanos son mamíferos, pero no son marsopas. Toda imitación, toda mímica, conlleva riesgos severos, sobre todo cuando hay jóvenes tiernas en el agua compitiendo bajo presión extrema unas con otras ante la mirada escrutadora de 14 jueces internacionales. Esta es la lección que deparó la tercera final de la serie de siete de la natación sincronizada en el Mundial de Shanghái. La tercera que conquistaron las rusas con autoridad, rivalizando con verdaderos animales marinos y dando la impresión de que se cubrirán de oro en cada uno de los eventos en que participen.

Marsopa es una voz latina que significa 'cerdo de mar'. Así definieron los antiguos a ciertos cetáceos parecidos a los delfines, más pequeños pero más corpulentos. Estos mamíferos suben a la superficie, rozan la atmósfera con su hocico, respiran y se sumergen provocando un efecto geométrico con sus colas apuntando al cielo. Los legisladores de la natación sincronizada de la Federación Internacional de Natación (FINA) identificaron estos fenómenos naturales con un elemento de su código, de factura análoga, al que bautizaron con ese nombre. La marsopa es un paso imprescindible en la rutina técnica de equipos. Ayer fue el penúltimo elemento de la serie obligatoria de la final de rutina técnica por equipos. Justo cuando los músculos comienzan a sufrir la falta de oxígeno y el ácido láctico paraliza las fibras. Entonces las chicas debieron hacer la marsopa. Y dos de las nadadoras españolas más jóvenes, ambas de 20 años, comenzaron a flaquear en su esfuerzo. Pagaron por su falta de experiencia y por su inmadurez física, un hándicap inevitable para un equipo en transición generacional. El conjunto perdió sincronización y precipitó la pérdida de puntos de España, que ganó 96.000 y quedó a 600, casi nada, de alcanzar a China y conseguir la plata.

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Estas simetrías, estas automatizaciones, son el pan y la sal de este deporte que premia el compás interpretado uniformemente. Las ocho chicas deben subir a la superficie y sacar sus piernas al mismo tiempo como las ocho colas de ocho marsopas automáticas. No lo consiguieron hacer las españolas, al menos tan bien como las rusas, y las chinas las comenzaron a superar. La última figura, el rocket de espagat, una salida violenta a la superficie que agota las últimas reservas de energía, volvió a castigar a las más inexpertas del equipo español. Volvieron a desajustarse. Fue casi imperceptible para la mayoría de los aficionados, pero los jueces lo detectaron. "Hemos cometido errores de sincronización en dos elementos; para nosotras cada día es milagroso", dijo Ana Tarrés al acabar la prueba, un poco decepcionada pero al cabo satisfecha con las tres medallas que ha conseguido su grupo en estos Mundiales, las únicas de la delegación de España por el momento. "Intentaremos cambiar el podio", suspiró Tarrés, pensando en las cuatro finales que quedan y en las que han pasado, con idéntica conclusión de chinas y rusas en primera y segunda posición.

España interpretó su rutina con música folklórica de los Balcanes tocada al estilo zíngaro. El ritmo acelerado, la percusión vibrante de estas piezas, ayuda a las nadadoras a imprimir energía y velocidad a los movimientos en cada elemento, y con esto les da tiempo a nadar todo lo que pide el reglamento y de hacerlo como les gusta a los jueces. Las rusas, las más explosivas, las más musculosas, las más balísticas, interpretaron un tema casi idéntico al de España, la misma música esteparia, cosaca, zíngara, lo que sea, de las llanuras que van del Danubio al Caspio. Las rusas obtuvieron una puntuación arrasadora: 98.300. Parecen invencibles.

Las chinas prefirieron imitar a las marsopas con un tema compuesto por Moby para una película de James Bond. Las nadadoras del equipo asiático tienen una edad media suparior a las españolas, llevan más tiempo nadando juntas y esto se materializa en una mejor sincronización de los movimientos. Le dieron un toque original a la coreografía y, aunque no guardaron la rectitud debida en todas las líneas, imitaron más fielmente a las criaturas marinas que las españolas.

El equipo español de natación sincronizada ejecuta su rutina técnica por equipos.
El equipo español de natación sincronizada ejecuta su rutina técnica por equipos.EFE

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