Un minuto histórico en San Mamés
Por vez primera en su historia, San Mamés hizo observancia de un minuto de silencio en memoria de una víctima de la banda terrorista ETA. Con ocasión de anteriores atentados se habían desoído las peticiones de los órganos del fútbol, pero la junta de Fernando García Macua atendió la recomendación de la Liga de Fútbol Profesional y ordenó que se guardase ese minuto en repulsa por el asesinato del ex concejal socialista Isaías Carrasco. Hasta ahora, el Athletic había apelado a su condición de vínculo de todos los vascos y reunión de opiniones diversas. En realidad, era una artimaña para eludir una responsabilidad que ningún presidente quiso afrontar. La apelación a la división en las gradas escenificaba una equidistancia lamentable para el club, que otorgaba una preponderancia excesiva al entorno radical que puebla particularmente los fondos del graderío.
Ayer, el histórico minuto de silencio apenas alcanzó los diez segundos. Gritos y silbidos desde el fondo norte enturbiaron el respetuoso silencio de la mayoría de los 35.000 espectadores, aunque gran parte del estadio se giró para protestar por la actitud de los radicales. El árbitro, Ayza Gámez, en una postura seguramente acordada con la entidad rojiblanca, dio por iniciado el encuentro, pero San Mamés continuó reprochando la intolerancia de los inquilinos del fondo norte. Una vez iniciado el encuentro, la minoría radical siguió coreando gritos contra el PNV y los españoles y por la independencia, lo que fue reprochado mayoritariamente por los silbidos del público.
Hasta ayer, el minuto de silencio en San Mamés estaba destinado a honrar la memoria de personalidades del club y los últimos gestos de este tipo se produjeron después de que fallecieran el ex presidente Javier Uria y el legendario delantero Telmo Zarra. Incluso entonces los de siempre aprovecharon el silencio para corear sus consignas.
