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Reportaje:COPA AMÉRICA | Cuartos de final

El mismo dolor de siempre

Al fútbol argentino no le alcanza con el mejor Messi para evitar otra desilusión - La Pulga tenía cinco años en el último título de la 'albiceleste' - El Barcelona le mima y le espera en la gira de EE UU

Argentina no gana un título desde que en se impuso a México en la final de la Copa América de 1993, celebrada en Ecuador. Messi acababa de cumplir cinco años. Desde que la Argentina de Maradona llegara a la final en Italia 1990, la albiceleste no logra superar los cuartos de final de un Mundial. Una tras otra se han roto las ilusiones en torno a una camiseta que si un día ganó partidos, hoy pesa una barbaridad.

El sábado, en Santa Fe, Uruguay la echó de su propia Copa. Durante todo este tiempo buscó sucesor para Maradona y ahora que lo tiene, descubre que tampoco le alcanza, que no le basta ni con la mejor versión del mejor Messi, al que ya no se discute ni en la derrota, porque su partido contra los charrúas fue una exhibición de fútbol en sí mismo. Tienen al mejor, pero las desgracias siguen.

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"Vuelve cuando quieras", le han dicho a Messi desde Barcelona. Le esperan en Estados Unidos, o incluso a partir del 6 de agosto, cuando el equipo vuelva a Barcelona. El Barça empieza hoy los entrenamientos y se tomará una decisión al respecto. De momento, se ha ido a Rosario a pasar unos días con la familia tratando de recomponer el ánimo, derrotado otra vez con Argentina.

Messi, que ganó el Mundial sub 20 en Holanda el año 2005 y los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, sabe que más no pudo hacer, pero no le sirve de consuelo. Lleva tiempo convencido de que en Brasil ganará el próximo Mundial, pero se había hecho muchas ilusiones de darse, al fin, una alegría ganando esta Copa América que jugaba en casa. Al final, otra decepción.

Como en el Mundial de 2006, los penaltis le mandaron a casa. Entonces fue Alemania y no llegó a saltar al campo. Ayer marcó su penalti, y jugó un partidazo. Capitán del equipo tras la expulsión de Mascherano, antes de romperse en la privacidad del vestuario, fue el primero en consolar a Tévez sobre el campo después de que el punta del Manchester City fallara su penalti en la tanda, asumiendo el liderazgo que le concedía la capitanía como lo que es: el mejor jugador del mundo. A decir verdad, otros estaban más rotos que él.

"Es el mismo dolor de siempre, no le encuentro explicación a por qué nos cuesta tanto ganar un título con la selección", resumió Javier Mascherano, el capitán destrozado por la derrota y por haber dejado a su equipo con 10 por una absurda expulsión que le obligó a pedir disculpas a sus compañeros y en público: "Fue culpa mía, me equivoqué y compliqué las cosas", dijo. "Una vez más no pudimos conseguir el objetivo con este grupo de jugadores y las decepciones se acumulan. Ni cuando nos lo merecemos lo conseguimos", aseguró el santafecino. "Tenemos una frustración muy grande y nos vamos realmente mal, pero es la realidad y hay que asumirla".

Mascherano no se podía quitar de la cabeza haber sido expulsado a tres minutos del final del tiempo reglamentario. Uno de los más afligidos era el Pipa Higuaín, que marcó el gol del empate de los argentinos, mandó un balón al palo, y se encontró un par de veces con Muslera, el portero uruguayo, héroe charrúa en un partido que pareció jugar con seis brazos. "Tuvimos más ocasiones que ellos, pero su arquero lo paró todo", lamentó el delantero madridista. "No hay que darle más vueltas, estamos fuera y ahora, a tirar para adelante. El equipo está unido, es importante en momentos como éstos. Hay que seguir el año que viene", analizó.

Sereno, el Checho Batista no se inmutó cuando le preguntaron si lo dejaba, si la derrota en cuartos contra Uruguay le invitaba a dimitir: "No. Me duele la eliminación. Pero yo no lo llamo fracaso, es una palabra que no se ajusta con la realidad. Hicimos lo imposible para ganar esta Copa. La palabra fracaso es muy fuerte, trabajamos para ganar el título pero el proceso que hemos iniciado acaba en el próximo Mundial de Brasil".

Las críticas están siendo feroces con el seleccionador, a quien se le acusa, básicamente, de no tener un plan definido y del que se desconfía por inexperto. Ayer, en Ezeiza, el cuartel general de la Federación Argentina, alguien colgó una pancarta en la que se podía leer: "Diego, vuelve", añorando al anterior seleccionador, que abandonó el cargo tras caer, también en cuartos, en el pasado Mundial de Sudáfrica ante Alemania. Pero Maradona bastante tiene con otro dolor: su madre agoniza en un hospital de la capital federal.

A Messi los uruguayos le cantaban: "Messi es español", pero si algo se lleva de esta dolorosa desilusión es el cariño de la gente. Puede que los medios de comunicación, en especial en televisión, sigan soltando alguna pulla contra La Pulga, pero la gente lo quiere y lo ha comprobado en la derrota. "Messi, gracias por ser argentino", se leía en un trapo en Santa Fe, que horas después de la derrota seguía colgando de una barandilla. Si, es argentino y es el mejor. Pero con eso no alcanza.

Messi anima a Tévez tras fallar su penalti ante la desolación de Milito, Higuaín, Burdisso y Zanetti.
Messi anima a Tévez tras fallar su penalti ante la desolación de Milito, Higuaín, Burdisso y Zanetti.N. PISARENKO (AP)

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