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Entrevista:RUBÉN BARAJA | Centrocampista del Valencia | 23ª jornada de Liga

"No soy un tío pegado al poder"

Actor principal en el mejor Valencia de la historia, Rubén Baraja reivindica ahora, a los 32 años, su espacio en la reconstrucción del equipo. Y se niega a que lo tachen de oficialista por su relación "cordial" con el presidente, Juan Soler.

Pregunta. Ha tenido un sinfín de lesiones musculares. ¿Se siente como un coche viejo?

Respuesta. No. Me rompo porque juego y porque tengo intensidad.

P. ¿Y por no beber agua

[hace unos años, un estudio del club demostró que era el jugador que menos bebía]?

R. Me imagino que puede influir, pero esos análisis me sirvieron para hidratarme más.

P. ¿Qué le queda por ofrecer?

R. Ya no juego por dinero, sino por ganas de seguir y por motivación personal. Estoy preparado para participar en la transición que precisa el equipo.

"He intentando llamar a Albelda y no me ha contestado. Pero lo entiendo"
"Conozco muy bien este club, y hay determinadas líneas que no puedo pasar"
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P. ¿Está en decadencia?

R. Uno está en decadencia cuando no cuenta. Pero no es lo mismo estar en un equipo que va tercero que en otro que está décimo. Imagínese a Silva en el Barça: allí se saldría y aquí es un buen jugador. Sí he perdido un poco de continuidad en el juego. Antes participaba mucho más.

P. Hace cuatro años, usted y David Albelda, como capitanes, levantaron la Liga y la Copa de la UEFA. ¿Por qué se ha deteriorado tanto su relación?

R. No todos los compañeros o amigos con los empiezas son los que tienes cuando acabas. Pero sí hay un respeto y cariño hacia David, y más en la situación que está viviendo. He escuchado que Marchena y yo somos los beneficiados. No es así. Ante esta situación, hay dos opciones: agachas la cabeza y no ves la realidad, que es que tres compañeros no están contigo

[Albelda, Cañizares y Angulo han sido apartados del grupo] y que tú no puedes aportar nada, o das un paso al frente y continúas luchando por seguir jugando y apostando por tu equipo. No puedes hacer más.

P. ¿Ni siquiera enviar un sms de solidaridad a Albelda?

R. He intentando llamarle y él no me ha contestado. Pero entiendo que no le apetezca hablar conmigo. Él es querido y debería encontrar una solución.

P. ¿Por qué los marginados tienen la sensación de que los ha abandonado?

R. Quique Flores no contó este verano con Del Horno ni Curro Torres. Se supone que esta decisión es también deportiva.

P. ¿Se supone?

R. El entrenador ha dicho que no cuenta con ellos.

P. ¿Es casual que los tres se llevaran mal con el presidente?

R. ¿Quién ha dicho que se llevaran mal?

P. Albelda, por ejemplo.

R. Él se llevaba a matar porque estaba intentando renovar y en ese caso se intenta presionar para sacar mejor contrato.

P. Pero si Ronald Koeman, en un mes, apenas los conocía...

R. El míster nos dijo que no contaba con ellos y que era una decisión irrevocable. Mientras no se demuestre que hay otro motivo, será deportivo.

P. Deportivamente, ¿está justificado?

R. Conozco muy bien este club y hay determinadas líneas que no puedo pasar. No puedo evaluar la actuación del entrenador, el presidente o los compañeros. Me dedico a jugar y no a juzgar a los demás. Pasar esa línea roja tiene consecuencias.

P. Las ha tenido. ¿Y ha habido cobardía por su parte?

R. En ningún caso. ¿Que podría llegar a una línea más agresiva? Bien. Le puedo decir algo al entrenador, pero eso se debe hablar dentro del club.

P. ¿Es amigo del presidente?

R. Tengo una relación cordial con él. Lo mínimo que tiene que hacer un futbolista es respetar al presidente que esté.

P. Se cavaron dos trincheras. En una, Soler, Carboni y usted; en otra, Cañizares, Albelda...

R. Pero ¿qué culpa tengo yo de renovar? No entiendo por qué se me ha metido en un saco de una forma de actuar y de pensar. ¿Qué culpa tengo yo de que Carboni chocara con la renovación de Ayala, Angulo o quien sea? A lo mejor yo le dije que quería renovar por dos pesetas. Yo también he tenido ofertas de equipos de más nivel que el Valencia para ganar más dinero.

P. Pero la política deportiva ha sido descabellada.

R. El Valencia tocó techo en 2004, cuando llegó a ser el mejor equipo del mundo. Es evidente que, reconstruyendo el equipo a mitad de curso, nos habremos equivocado, pero no soy nadie para juzgarlo.

P. Si tuviera que dar un consejo a un futbolista novato...

R. El hambre. Esa pasión.

P. ¿La ha perdido el Valencia?

R. Inconscientemente, sí; es inevitable. Entras en una serie de vicios ocultos y no aportas lo que puedes. Hablo con Mata y Arizmendi y les digo: "Tenéis la ocasión de competir; vivir para esto, disfrutar". Tu profesión se convierte entonces en un lujo.

P. ¿Le ha perjudicado su carácter arisco en su carrera?

R. Totalmente. De haber sido otro personaje, igual habría jugado en otro equipo y en otra dimensión. Pero, si mañana el Valencia me dice que no cuenta conmigo, cojo las maletas y me marcho. No soy un tío pegado al poder.

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