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Reportaje:

El último viaje de Astarloa

El Milram despide al ciclista de Ermua por unos valores sanguíneos sospechosos

Carlos Arribas

En la página web oficial de la Unión Ciclista Internacional (UCI), en la que se reflejan todas las plantillas del ProTour, ni Alessandro Petacchi ni Igor Astarloa figuran en el listado del Milram, equipo alemán patrocinado por una central lechera de Bremen. Del sprinter italiano se sabe que el manager del conjunto, Gerry van Gerwen, lo despidió de inmediato después de que el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) le ratificara una sanción de un año por una dosis excesiva de Ventolín; del ciclista de Ermua, campeón del mundo en 2003, la última noticia que se tenía era que se había retirado del Giro tras el prólogo de Palermo por un problema estomacal.

Hasta ayer, cuando la revista alemana Focus publicó que a Astarloa no le dolía el estómago, sino que un control de sangre interno había dado unos valores hematológicos "anómalos", lo que le valió la rescisión inmediata de su contrato. En respuesta, Van Gerwen ha hecho saber a través del servicio de prensa del equipo que, en efecto, envió una carta de despido a Astarloa, pero que el problema era "un asunto disciplinario, nada que ver con el dopaje", y que no precisaría su naturaleza hasta que se resolviera el litigio entablado por los abogados del ciclista. Entre las dos versiones, la real de la revista y la oficial del manager no hay tanta contradicción como parece: los valores sanguíneos anómalos pueden hacer sospechar de prácticas prohibidas -EPO, transfusión de sangre-, pero no son prueba de dopaje.

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Según personas próximas a Astarloa, el corredor, de 32 años, ya se quejó a finales de 2007 de que, por la toxoplasmosis que sufrió todo el año, tenía valores de sangre muy extraños. También en su círculo se comenta que la actual guerra en el Milram entre la componente italiana -el año pasado mayoritaria y en la que se alinea Astarloa, que, poco valorado en España como amateur, ha hecho su carrera en Italia- y la alemana, que manda ahora, se ha llevado por delante al español.

No es la primera vez que los valores hematológicos dan problemas a Astarloa, quien también en 2003, su gran año, cuando corría con el Saeco, ganó la Flecha Valona. Su triunfo en el Mundial de Hamilton, aquél en el que se saltó la jerarquía española -Freire, Valverde- y en el que comentó que Bettini había intentado comprarle la victoria, estuvo en situación de suspense mediático durante semanas hasta que la UCI analizó su orina y lo exculpó. También en su carrera profesional, iniciada en 2000 en el Mercatone Uno junto a Marco Pantani, Astarloa, un corredor duro y rápido, sufrió la crisis del Cofidis, en el que estuvo en 2004, cuando se destaparon los casos de David Millar y Philippe Gaumont. Astarloa también corrió en el Barloworld y el Lampre.

Igor Astarloa, en enero de 2007 con el Milram.
Igor Astarloa, en enero de 2007 con el Milram.AFP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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