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El Banco de Francia ataca a Londres ante la inminente rebaja de la triple A

El gobernador Noyer pide a S&P que degrade a Reino Unido porque su economía está peor - Acusa a las agencias de calificación de ser "irracionales"

París parece haber asumido que la pérdida de su AAA, la máxima nota crediticia, es cuestión de días, o tal vez de horas. Durante todo el día de ayer circularon informaciones que afirmaban que la indigesta Standard & Poor's iba a comunicar la rebaja de la nota que evalúa el riesgo de solvencia de la deuda soberana al caer la noche. El desmentido del Elíseo solo prolongó la agonía, y no mitigó el eco de las sonadas declaraciones del gobernador del Banco de Francia y consejero del BCE, Christian Noyer, que lanzó duras críticas contra las agencias, y en un gesto nada diplomático, disparó contra Reino Unido: "Las agencias deberían empezar por degradar la triple A de Gran Bretaña", señaló Noyer; "ellos tienen déficits más altos, más deuda, más inflación, menos crecimiento que nosotros y su crédito se está encogiendo".

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"Las agencias se han convertido, francamente, en incomprensibles e irracionales", declaró también el irritado gobernador francés en unaentrevista al diario regional Télégramme. "Lanzan amenazas aunque los Estados (europeos) hayan tomado decisiones fuertes y positivas...", agregó, antes de sugerir motivaciones políticas al afirmar que "la rebaja (de Francia) no parece justificarse en fundamentos económicos".

Durante los últimos días, la clase política y financiera viene tratando de concienciar a la ciudadanía de que la pérdida de la triple A es inevitable aunque no supondrá daños irreparables. El domingo, Nicolas Sarkozy anticipó en privado a los dirigentes de su partido, la UMP, la inminente degradación no solo de la nota francesa sino de las de los otros cinco países europeos que mantienen la AAA, incluida Alemania. Unas horas después, afirmó en una entrevista a Le Monde que la pérdida de la triple A sería una mala noticia, pero "no insuperable", y prometió a la opinión pública que, si se produce, el Gobierno reaccionará "con sangre fría".

El cambio hacia la resignación es significativo, pues hasta ahora Sarkozy había hecho de la defensa de la triple A el nudo gordiano de su acción política doméstica e internacional. Tras aprobar dos ajustes fiscales en tres meses, su Gobierno ha descartado realizar otro más, pero Sarkozy había llegado a afirmar que, si Francia perdiera su matrícula de honor, sería imposible su reelección en abril. Ahora toca, por tanto, minimizar el impacto.

El gran problema es que parece probable que primero S&P y luego Moddy's bajen no uno sino dos escalones la deuda francesa. Esa es al menos la amenaza concreta lanzada por S&P antes de la cumbre de Bruselas, cuando colocó las notas de 15 de los 17 miembros de la zona euro bajo perspectiva negativa. Mientras tanto, la triple A de Reino Unido permanece virgen de amenazas, lo cual parece escocer especialmente a los franceses.

Las palabras del banquero central revelan, además, que las relaciones entre París y Londres se han quebrantado mucho tras la cumbre europea en la que David Cameron decidió no secundar un tratado a Veintisiete para reforzar la unión fiscal, tras toparse con la negativa de la canciller alemana, Angela Merkel, de Sarkozy y los demás líderes a aceptar sus "modestas y razonables" condiciones para preservar la desregulación financiera en la City.

Las heridas no se han cerrado, y según reveló el diario satírico Le Canard Enchaîné, el presidente francés ha dicho en privado que el hecho de que ningún país europeo apoyara las salvaguardias invocadas por Londres supone "un revés político inapelable" para Cameron.

Al atacar a Londres, Noyer sabía bien que, durante el tradicional desayuno de la mayoría conservadora de los martes, Sarkozy volvió a atacar al premier, a quien acusó de haberse comportado en Bruselas "como un niño testarudo, con una sola obsesión: proteger a la City, que quiere seguir actuando como un paraíso fiscal".

La reacción negativa de los mercados y de Moody's al acuerdo sin Londres indican que el panorama de la eurozona sigue siendo oscuro. Quizá por eso Noyer acusó a las agencias de lanzar "comentarios críticos para minar el sentimiento positivo que hubo en los mercados el día después de la cumbre de Bruselas".

La directora general del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, metió más presión diciendo que "los esfuerzos para dar la vuelta a las sombrías perspectivas de la economía mundial deben comenzar por la zona euro". Y desde Bruselas, el presidente del Consejo, Herman van Rompuy, anunció que la próxima cumbre será a finales de enero o principios de febrero y se dedicará a empleo y crecimiento.

Por otro lado ayer, las agencias de calificación volvieron a golpear a la banca. Fitch rebajó la calificación de la deuda de Bank of America, Barclays, BNP Paribas, Credit Suisse, Deutsche Bank, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Société Générale y UBS. En cuanto a las entidades españolas, S&P rebajó las notas a 10 bancos, entre ellos Bankia, Caixabank, Ibercaja, BBK, Banco Popular y al Banco Sabadell.

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