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La salida de la crisis

Strauss-Kahn mete más presión a China por la guerra de divisas

Trichet advierte de que a "EE UU le conviene un dólar fuerte" y defiende que los tipos de cambio deben reflejar la realidad de cada país

Riesgos, riesgos y más riesgos. La recuperación sigue su curso, a trancas y barrancas, pero la cumbre de otoño del Fondo Monetario Internacional (FMI) está cubierta de un velo de incertidumbre acerca de los próximos meses. A las preocupaciones que llevan ahí un tiempo -la deuda pública, el elevado desempleo y los problemas del sector financiero- se añade ahora un dolor de cabeza adicional: el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, ha advertido hoy de los efectos de una guerra de divisas y, sobre todo, del debilitamiento de la cooperación internacional en la operación salida de la crisis. "No valen las soluciones domésticas para dejar atrás la Gran Recesión", ha dicho el primer ejecutivo del Fondo. "El impulso de la coordinación no ha desaparecido pero se ha desinflado; esa es una clara amenaza para la recuperación", ha añadido.

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Strauss-Kahn ha metido más presión a China para que devalúe su moneda, junto con varias economías asiáticas que mantiene artificialmente elevados los tipos de cambio -según el Fondo, hasta cifras que superan en más del 20% los valores de equilibrio- y dificultan el reequilibrio de la economía mundial y en última instancia la recuperación. "Hay muchos países que están aplicando medidas que tienen incidencia en el tipo de cambio", ha dicho Strauss-Kahn sin citar ninguno. Pero la lista es extensa: desde Estados Unidos y Japón a la mencionada China, Brasil o Corea del Sur.

En Washington se citan estos días los países del G-20 y el G-7, que mañana tendrá su primera reunión, con ese foco de problemas como primer y tal vez único punto de la orden del día. En su comparecencia ente los periodistas, Strauss-Kahn ha citado los acuerdos del Plaza o los del Louvre: acciones coordinadas que permitieron solucionar situaciones complicadas en el mercado de divisas hace unos años. "No sé si esa es la idea en estos momentos. La situación es diferente. El FMI va a tratar de definir mejor su posición para busar una salida", ha dicho Strauss-Kahn sin descartar nada. "A mí me suena bien", ha añadido sobre los pactos del Louvre o del Plaza.

Antes de partir hacia Washington, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, ha advertido hoy también de que la excesiva volatilidad en los mercados de divisas tiene implicaciones adversas para la estabilidad económica y financiera y ha negado la responsabilidad de la institución que preside en la escalada del euro, que hoy ha tocado los 1,40 dólares por primera vez desde enero. Además, tras mostrar su rechazo al "desorden" con el que durante estos días está funcionando la cotización de las monedas, ha defendido que a Estados Unidos "le conviene un dólar fuerte" y ha asegurado que "los tipos de cambio deben reflejar fundamentos económicos".

Trichet, durante la rueda de prensa posterior al consejo del BCE.
Trichet, durante la rueda de prensa posterior al consejo del BCE.AFP

¿Qué pasa en el mercado de divisas?

El mercado de divisas, como todos, funciona en base a las condiciones, fortalezas y expectativas de cada país o, en el caso del euro, del grupo de Estados que componen la unión monetaria. Por tanto, si un país presenta un fuerte nivel de crecimiento o hay previsiones de que así lo haga, los inversores apostarán por su divisa, que se hará fuerte frente al resto. Sin embargo, el normal funcionamiento de este mercado se ha visto condicionado en las últimas semanas por las intervenciones de algunos países, principalmente de aquellos en desarrollo pero también de potencias mundiales como Japón, que buscan defender las exportaciones debilitando sus respectivas divisas. Actuar en el mercado de divisas supone para ellos la forma menos dolorosa de resolver sus problemas económicos.

Aunque el conflicto ha saltado al primer plano en estos días, viene de lejos y tiene su origen en el inmovilismo de China, que se cierra en banda a las peticiones de los países occidentales para que sitúe al yuan en su nivel real. Según los analistas, está infravalorado en un 20% y desde que el Banco Central de China anunció que dejaba de fijar la moneda al dólar en junio apenas se ha traducido en un alza del 2% de su valor. También Brasil ha optado por meter mano en el mercado para atajar el repunte del 30% experimentado por el real. Sin embargo, los analistas recuerdan que con una economía creciendo a un ritmo del 7,5% anual y con ampliaciones de capital como la de Petrobas, que es la mayor del mundo hasta la fecha, Brasil es una clara invitación a la entrada de capital extranjero, lo que se traduce en más gasolina para la revalorización del real. También ha habido otros casos, pero menos publicitados, como los de Corea, Colombia, Perú, Tailandia o Indonesia.

Por lo que respecta a los países desarrollados, con los tipos de interés en mínimos históricos y sin perspectivas de cambio en el precio del dinero para no dañar la débil recuperación, la única opción que le quedan a los bancos centrales para insuflar algo de energía a sus mercados pasan por prorrogar o poner en marcha nuevas facilidades de liquidez, bien por la compra de bonos o con créditos blandos a su tejido empresarial. Estas actuaciones, aunque benefician a sus exportaciones y, por extensión, a sus economías, también diluyen el valor de la divisa frente al resto de monedas de referencia. La Reserva Federal estadounidense (el banco central del país y conocida como la Fed, por sus siglas en inglés) y el Banco de Inglaterra ya han anunciado que estudian recorrer ese camino para reforzar sus respectivas economías. Hay otros, como Japón, que ya se han puesto manos a la obra, aunque con relativo éxito, ya que su moneda se mantiene en los niveles más altos durante los últimos 15 años.

En otro ámbito, sin embargo, se mueve el BCE, que insiste en que las medidas de liquidez están bien así como están y que hay que ir pensando en su retirada. De hecho, Trichet ha valorado hoy que los bancos de la eurozona están reduciendo de forma "significativa" sus peticiones de liquidez al instituto emisor, lo que "ha sido interpretado por el mercado, con razón, como una prueba de la normalización". La postura del BCE, añaden los analistas, explica buena parte de la escalada del euro, que hoy ha rebasado los 1,40 dólares por primera vez desde enero.

Las consecuencias de este repunte son varias. La primera, que su contrapartida es un descenso del dólar, lo que beneficia a sus exportaciones frente a su principal competidor, China. En contra, se reduce la competitividad de los artículos made in the EU (fabricado en Europa), que se vuelven más caras para los clientes de los países sin euro. También se traduce en un encarecimiento del petróleo, que cotiza en dólares, y del oro, que a su vez se compra y vende en moneda estadounidense, porque al caer la divisa suben de precio para contrarrestar la pérdida de valor.

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