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Los paraísos fiscales

El agujero está en las cuentas cifradas

Muchas entidades trabajan la banca privada desde Suiza

Íñigo de Barrón

¿Qué tienen en común Rumasa, la compra de árbitros en la UEFA, Filesa (en el escándalo de financiación del PSOE), los sobornos a dirigentes latinoamericanos, la fortuna de Luis Roldán (ex director general de la Guardia Civil), la corrupción de Betino Craxi, la actividad ilícita de De la Rosa, Gescartera y el HSBC y las investigaciones a Berlusconi? La respuesta es que en todas ellas se utilizaron indebidamente las cuentas cifradas.

Estas cuentas se llaman así porque el titular no es una persona (son innominadas) sino una serie de números. Tienen una utilidad legal clara, que es el movimiento interno del dinero de las entidades entre los diferentes países en donde tiene oficinas, así como los pagos que realizan entre bancos. Sin embargo, según fuentes de la Administración Tributaria, en ocasiones se pueden usar para sacar dinero negro hasta los paraísos. Son casi imposibles de detectar para las autoridades porque las entidades tienen miles de movimientos con cientos de millones que van y vienen. Por eso, casi siempre se han detectado por chivatazos de empleados o porque se han realizado exhaustivas investigaciones a una entidad tras un escándalo.

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El riesgo de quien utiliza esta vía "es la cárcel para los empleados implicados directamente, multas muy importantes para la entidad, pérdida de licencia y un gran daño en su reputación", asegura un experto fiscal.

Mientras tanto, la actividad legal de la banca para ricos se realiza desde Suiza o desde paraísos, conocidos como centros off shore. Andorra, Luxemburgo o Suiza son países que han aumentado su colaboración con los demás, pero se mantienen en una zona gris. Es decir, preguntan por el origen de los fondos e identifican a los clientes, pero sólo ante peticiones de un juez o de autoridades investigadoras. Sin embargo, sólo colaboran para descubrir redes de fraude no a individuos. Los paraísos están en la zona negra porque no identifican a sus clientes ante terceros, ni siquiera por petición judicial.

Según Fernando López, director de banca privada en España y Portugal de Citi, que asegura que no está en paraísos pero sí en Suiza, "la clave es que los clientes declaren sus inversiones ante sus autoridades fiscales locales".

Entre la banca española, Suiza se ha convertido en un centro de banca privada. Es el caso del BBVA. "En el extranjero, el Santander desarrolla la banca privada en EE UU, Suiza, Bahamas, Portugal, Italia y países de Latinoamérica", dice el banco. La entidad asegura que en paraísos fiscales "sólo se trabaja con clientes extranjeros, no hay españoles". El BBVA cuenta con una filial en las Antillas Holandesas, que es un paraíso, pero asegura que "sólo trabaja con clientes venezolanos". El Sabadell también tiene una filial en Bahamas "pero no hace actividad bancaria. Es una emisora de títulos".

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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