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Turbulencias en los mercados

El oro rompe la barrera de los 1.000 dólares como refugio ante la crisis

El petróleo y el euro alcanzan máximos por la extrema debilidad del dólar

Claudi Pérez

Las crisis hunden fortunas. Pero los ríos revueltos ofrecen también grandes oportunidades. Las turbulencias financieras han hecho mella en las Bolsas, en la banca más tradicional y en los fondos de alto riesgo. El dólar pierde lustre a marchas forzadas. Pero esa sobredosis de malas noticias convive con varios mercados en máximos históricos. El petróleo rompió a primeros de año la barrera psicológica de los 100 dólares por barril, y ya se acerca a los 110. El oro pulverizó ayer otra marca simbólica, los 1.000 dólares -640 euros- por onza (medida que equivale a 31,1 gramos). Paradójicamente, la razón de esa escalada no es otra que la crisis.

El sensacional avance del petróleo y del oro se enmarca dentro de las fuertes subidas de todas las materias primas: el trigo, la soja, el maíz y los metales están en máximos por la pujanza de los países emergentes -con China e India a la cabeza-, que tiran de la demanda con un hambre feroz. Pero el oro no es una materia prima normal. Históricamente, ha tenido un rol fundamental en el sistema monetario. Aún ahora conserva parte de esa aureola. Cuando los mercados se tambalean, brilla con luz propia. Siempre que llega una crisis el oro sube como un resorte: actúa como activo refugio cuando el riesgo se incrementa. El dinero sale de las Bolsas y de los mercados más volátiles para refugiarse en el oro. Y eso es lo que ha ocurrido una vez más.

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La revalorización alcanza el 20% en lo que va de año, que se añade al incremento del 32% en 2007. Tras esas cifras está la extrema debilidad del dólar, consecuencia de la incipiente recesión norteamericana.

El euro superó ayer los 1,56 dólares por unidad. La divisa estadounidense cayó también por debajo de los 100 yenes japoneses, cerca del mínimo alcanzado en 2000. Los expertos no vislumbran el suelo de la que aún es la divisa internacional de referencia: las medidas extraordinarias de la Reserva Federal y otros bancos centrales no han hecho más que aumentar la desconfianza en la economía estadounidense, y eso se deja ver a diario en la cotización del dólar.

"Cada dato negativo en Estados Unidos eleva el oro de dos maneras. Primero porque refleja su papel como activo seguro, y segundo porque el dólar prosigue con su caída por las expectativas de nuevos recortes de tipos", explicó un analista del grupo belgaholandés Fortis. "La preocupación en el mercado de crédito y la persistente debilidad del dólar tiran del oro, que ha entrado en un territorio inexplorado. Cuanto más siga subiendo mayor será la volatilidad en los mercados", resumió George Gero, vicepresidente de RBC Capital en Nueva York.

Hay también visiones más desapasionadas: al fin y al cabo, en términos reales el oro sigue lejos de su récord histórico, alcanzado en los primeros años de la década de los ochenta. Ajustada la inflación, su precio actual debería situarse en torno a los 2.000 dólares por onza para superar ese listón. Además, "el oro a 1.000 dólares no significa lo mismo que hace 20 o 30 años. Estamos en pleno boom de las materias primas. Esta escalada se justifica por la fuerte demanda mundial y por la debilidad del dólar, pero también por la especulación", aseguró Scott Brown, economista de Raymond James & Associates.

La inversión en oro fue ruinosa durante buena parte de los noventa y al principio de esta década, y algunos expertos alertan de la posibilidad de que eso vuelva a suceder. Ésa fue la razón por la que los bancos centrales de la zona euro pusieron en marcha hace 10 años un plan para vender buena parte de sus reservas de oro de forma coordinada. El Banco de España vendió entre 2005 y 2007 la mitad de sus reservas de oro por importe de 3.500 millones de euros, con un beneficio de 2.500 millones. La operación parecía redonda, pero con la cotización actual habría ganado en torno a 1.500 millones adicionales. Lo mismo han hecho los principales países de la zona euro. El Tesoro británico vendió también 12,7 millones de onzas a un precio medio de 276 dólares por unidad: cuatro veces menos que la cotización actual.

La mayoría de los analistas consultados esperan una corrección del oro, en función de lo que suceda con el dólar -"dime lo débil que estará el dólar y te diré en qué nivel se moverá el oro", decía ayer Adrian Day, consejero delegado de Global Strategic Management- y de lo que decidan hacer tanto la Fed como el BCE con los tipos de interés. El otro frente fundamental es el mercado de valores, en pleno vendaval de volatilidad.

Las grandes Bolsas europeas volvieron ayer a la cruda realidad -tras dos jornadas de subidas por la intervención conjunta de los bancos centrales- y cerraron con rebajas en torno al 1,5%, a excepción del Ibex 35, que a última hora limitó la caída al 0,44% por el empuje del sector energético. En algunos momentos de la jornada, llegó a perder el 2%.

Wall Street abrió también a la baja, pero al cierre subió el 0,29% con noticias de todos los signos: el temor a la recesión se combinó con datos favorables de la agencia de riesgos Standard & Poor's. Las Bolsas, en fin, siguen en plena ebullición.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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