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El discurso más duro contra Rajoy

El texto que leyó Ignacio González, mano derecha de Esperanza Aguirre, en el Comité Ejecutivo del PP

El pasado 9 de marzo concurrimos a las Elecciones Generales con el objetivo de derrotar el mal gobierno de nuestros adversarios y recuperar el Gobierno de España. Nuestros resultados no fueron los esperados. Perdimos las Elecciones y, aunque subimos en votos, nuestros adversarios ganaron, mantuvieron la distancia que nos separaba y se aproximaron más a una mayoría suficiente para gobernar con menos necesidad de apoyos de otros partidos.

Desde entonces hasta ahora, nuestro Partido ha entrado en un proceso de conflictividad interna, en el que la percepción de muchos de nuestros militantes, simpatizantes, votantes y compañeros es que las cosas no se han estado haciendo bien.

· Cuando no se ha hecho un análisis electoral profundo de los resultados y de por qué no hemos ganado, de lo que hemos hecho bien y de lo que no hemos hecho tan bien, es que algo hemos hecho mal.

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· Cuando se transmite que el equipo no era tal equipo, y que la derrota parece que es de unos y no de todos, es que algo hemos hecho bien.

· Cuando se transmite la percepción de que en el Partido unos son los buenos, los moderados y los centristas, y otros los retrógrados, los que restan, los carcas, es que algo no se está haciendo bien.

· Cuando se mantiene durante cuatro meses al primer partido de la oposición sin dirección, dificultando el ejercicio de la oposición y dando tanta ventaja al adversario, es que algo no hemos hecho bien.

· Cuando se transmite la sensación de que lo que había no vale, y hay que renovarlo todo, sin considerar el esfuerzo, el trabajo y la ilusión de quienes perciben desconsideración a cambio, es que algo no hemos hecho bien.

· Cuando se invita a una parte del partido a marcharse del mismo, y se hacen advertencias y consideraciones desde la Comisión de Derechos y Garantías a los que no comparten esa invitación a irse, es que algo no se ha hecho bien.

· Cuando personas muy señaladas de nuestro partido abandonan sus responsabilidades e, incluso, la militancia por sentirse engañados, no apoyados o no identificados con lo que se está haciendo, es que algo no hemos hecho bien.

· Cuando la sensación que se percibe es la ausencia de libertad interna para opinar, discrepar, disentir o, incluso, alguna opción alternativa, se le ataca en lo personal, en lo familiar, trufando las informaciones con intereses espúreos, es que algo no hemos hecho bien.

· Cuando lo que se transmite es que o se está con la dirección y la estructura del partido o, en caso contrario, es que sólo se está en contra del partido, es que algo no hemos hecho bien.

· Cuando se deja transmitir la idea de que hay que renunciar a lo mejor de nuestro pasado más reciente y más exitoso, recuperar un centro perdido que nadie explica cuándo y cómo se perdió, y que hay que parecerse más a nuestros adversarios y menos a nosotros mismos, parece que algo no hemos hecho bien.

· El Partido Popular es un gran partido fruto del esfuerzo de muchas personas que, en los últimos 20 años, supieron construir un proyecto político y social claro, solvente, basado en nuestro modelo constitucional, sin anclaje o dependencia alguna del pasado, y entroncado con los proyectos y las ideas que en nuestro entorno lideraron el desarrollo y progreso de sus países, haciéndolos más libres y más prósperos.

· Se basó en tres pilares: un partido fuerte y unido; un liderazgo también fuerte e integrador; y un proyecto político claro, distinto al de nuestros adversarios y con ambición de ganar.

· Se luchó contra muchos prejuicios y estereotipos, y contra construcciones ideológicas y políticas impulsadas por nuestros adversarios, -ellos sí con anclajes en el pasado-, con el apoyo inquebrantable de un grupo editorial que lideró de manera monopolista y excluyente la corrección del pensamiento político y social de nuestro país en muchos años, contribuyendo a consolidar esos estereotipos y a presentar a nuestros adversarios como indisolublemente unidos a valores entendidos como progresistas, buenistas, social y políticamente correctos, al margen de lo que hicieran o representaran, y a nosotros como representantes de un pasado vergonzoso y retrógrado del que ellos formaron parte.

· Ese partido fuerte y unido exige un liderazgo integrador, donde todos se sientan parte del equipo y del proyecto, aunque se discrepe, y donde cualquiera que sea el papel que toque jugar, se sientan bajo el paraguas de ese partido fuerte y unido, y de una dirección fuerte e integradora, que les respalda, les representa y les defiende.

· Un proyecto político sólido, claro e ilusionante requiere una firme convicción de lo que somos, lo que representamos y lo que defendemos, sin caer en el relativismo, en el oportunismo cortoplazista y acomplejado, en el tacticismo, o en pensar que hay que parecernos a nuestros adversarios, ser su segunda marca en los planteamientos ideológicos o tener complejos de falsa progresía. Porque esto sólo induce a la ausencia de proyecto, de identidad, al confusionismo y alejamiento de la sociedad que busca en nosotros una alternativa fuerte, con un proyecto claro y sin complejos, que se contraste con el modelo político de la izquierda y los nacionalistas, que está llevando a nuestro país a una recesión en el contexto nacional e internacional.

Querido Presidente:

· Si esa percepción dentro y fuera del Partido de que algo no estamos haciendo bien no se supera, y los tres factores que nos hicieron un partido grande y ganador no se recuperan, tendremos muchas dificultades para conseguir el objetivo que todos compartimos: derrotar a nuestros adversarios y ganar las próximas Elecciones.

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