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Ciscar fracasa en su intento de cohesionar un PSOE valenciano deshecho por las divisiones

El congreso extraordinario de los socialistas valencianos, clausurado ayer, profundizó la división interna que sufren desde la pérdida de las elecciones autonómicas de 1995. El secretario de Organización del PSOE, Ciprià Ciscar, fracasó en su intento de cohesionar la organización, la segunda más importante por número de militantes, tras 22 horas de congreso. Las cuatro familias socialistas en discordia ensayaron todos los pactos posibles en una bronca asamblea que concluyó con la elección de una nueva dirección controlada por Joan Lerma y Joan Ignasi Pla y avalada por el 43% de los delegados.

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El congreso extraordinario del Partido Socialista del País Valenciano (PSPV-PSOE) se inició a las 10 de la mañana del sábado y concluyó a las seis de la madrugada del domingo en medio de un rosario de broncas, abucheos y lágrimas que llevó a algún militante a romper su carné. Las cuatro familias que integran la federación -aglutinadas en torno a Ciscar; al secretario federal de Empleo, Joan Lerma; al portavoz en las Cortes Valencianas, Antoni Asunción; y al diputado nacional Joan Ignasi Pla- fueron incapaces de configurar una lista de integración que fuese votada por una amplia mayoría de los 394 delegados presentes.Alrededor de las cinco de la madrugada del domingo, y sin posibilidad de mejorar la situación, 185 delegados votaron la única lista presentada. La candidatura, con Joan Lerma como presidente y Joan Ignasi Pla como secretario general logró 169 votos afirmativos, frente a 14 papeletas en blanco y dos nulas. Los lermistas y los seguidores de Pla coparon con similar porcentaje de votos el 100% del comité nacional del PSPV -máximo órgano entre congresos- y las plazas electas al Comité Federal del PSOE. El secretario de Organización del PSOE, Ciprià Ciscar, que inicialmente estaba dispuesto a sumarse a la alianza entre Lerma y Pla, tuvo que excluirse del acuerdo por la férrea oposición de sus seguidores, que se negaron en rotundo a pactar con el ahora secretario general de la federación.

Ciscar y los suyos, que llegaron a plantear la posibilidad de nombrar una nueva dirección provisional y evitar la votación, abandonaron el Palacio de Congresos de Valencia antes de la proclamación de la candidatura sin realizar ninguna declaración. La presidenta de la Mesa del congreso del PSOE valenciano, Ana Noguera, que facilitó las prórrogas necesarias para que las partes llegasen a la mayor integración posible, se negó a suspender la asamblea y ordenó el desarrollo de la votación una vez presentada la candidatura de Pla y tras constatar la imposibilidad de acuerdo. Durante la maratoniana sesión de negociaciones se llegó a confeccionar otra candidatura, pactada entre Pla y el portavoz parlamentario, Antoni Asunción. En esta lista figuraba Asunción como secretario general y Pla como vicesecretario y su estructura se basaba en reforzar a los portavoces institucionales del partido, la inmensa mayoría de ellos en la oposición.

Sin embargo, Joan Ignasi Pla rompió el acuerdo cuando Lerma le comunicó que tanto él como Ciscar estaban dispuestos a aceptarle como secretario general de la federación valenciana.

Asunción manifestó que la oferta de Lerma y Ciscar a Pla obedecía al veto formulado desde la dirección del PSOE para impedirle su acceso a la secretaría general del PSPV-PSOE. Asunción se planteó en la madrugada del domingo anunciar su dimisión como portavoz parlamentario, aunque finalmente no lo hizo.

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Pérdida de poder

La crisis del socialismo valenciano arranca de la pérdida del poder institucional en los comicios de 1995. El pase a la oposición alimentó el malestar de cargos orgánicos y militantes. El octavo congreso ordinario, celebrado en julio de 1997, ya reflejó abiertamente la división. Entonces se presentaron dos candidaturas. Una encabezada por el ex consejero y entonces diputado Joan Romero, que, en torno a una plataforma denominada Movimiento por el Cambio, sumó sus apoyos a los de Asunción y la corriente Izquierda Socialista. La lista alternativa fue avalada por Lerma y Ciscar.

Romero logró la secretaría general del PSPV-PSOE con el apoyo del 51% de los delegados, pero fue cuestionado rápidamente. El baile de alianzas entre las distintas familias llevó a su dimisión como secretario general y candidato autonómico el pasado 27 de marzo.

La crisis se palió temporalmente. Ciscar nombró una dirección gestora y Asunción asumió el riesgo de enfrentarse al popular Zaplana. El deterioro volvió a aflorar tras las elecciones del pasado mes de junio, lo que obligó a convocar el congreso extraordinario del pasado fin de semana. La tensión precongresual lejos de amainar se tradujo en tres candidatos a la secretaría general del PSOE valenciano: Pla, Asunción y Ciscar. Pla, con el apoyo de Lerma, logró ayer la pírrica victoria.

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