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GUÍA SOBRE TERRORISMO INCAUTADA A LOS ÚLTIMOS DETENIDOS DEL ENTORNO ETARRA

ETA instruye a sus bases para atentar contra la alta velocidad en Euskadi

Un manual hallado por la policía a jóvenes acusados de colaborar con la banda detalla la forma de atentar contra grúas y maquinaria en las obras del AVE vasco

En los papeles que ETA está distribuyendo entre sus bases viene todo. El objetivo a atacar (maquinaria pesada o grúas). La forma de hacerlo (cortes en los cilindros hidráulicos). El material necesario (limas especiales para aleaciones muy duras). Y hasta la explicación que dar en la ferretería para no levantar sospechas ("es que estamos construyendo una escultura").

Para el 'ecotaje', la banda facilita datos técnicos y pistas para no dejar huella
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Una vez fijado el frente -el sabotaje de la línea de alta velocidad a su paso por el País Vasco-, y la excusa -la defensa del medio ambiente-, lo que ahora buscan los terroristas es golpear con rapidez y contundencia. Los jóvenes abertzales detenidos últimamente por la policía acusados de pertenecer a la cantera de ETA tenían en su poder instrucciones muy precisas para atacar a las empresas encargadas del trazado.

Cortar los cables de las grúas, introducir barras de hierro en las carreteras de acceso a las obras, sabotear los motores de la maquinaria pesada, cortocircuitar la red eléctrica, agujerear las cañerías... De la lectura de los distintos capítulos del manual se deduce que ETA no está ahora mismo para mucha filosofía. Acosada por las Fuerzas de Seguridad -que detienen a comando tras comando- y por los jueces -que mantienen a la cúpula de Batasuna entre rejas-, el protagonismo de ETA y su entorno se ha reducido significativamente. Además, la policía en unos casos y la suerte en otros han conseguido evitar hasta ahora lo que ETA viene buscando desde que rompiera la tregua el pasado 5 de junio: una víctima mortal. El resto del cuadro lo completan la desmoralización del colectivo de presos -muchos de los cuales habían calculado la fecha de su puesta en libertad en función del resultado del proceso de paz- y la cada vez más endeble capacidad de la llamada izquierda abertzale para llenar las calles de gente. La solución ideada por la dirección de ETA para darle la vuelta a un panorama tan adverso tiene un nombre curioso: "Ecotaje".

No es la primera vez que la banda utiliza el sabotaje ecológico para darle un toque verde a sus acciones y, de paso, pescar adeptos entre los colectivos ecologistas. Durante la década de los setenta, capitalizó la oposición a la central nuclear de Lemóniz, que finalmente no se construyó, y durante los ochenta se opuso a la autovía de Leizarán, que une Pamplona y San Sebastián. El resultado: cinco personas asesinadas, un dineral desperdiciado y varios años de retraso en la finalización de la carretera. Pero, por eso mismo, ETA no guarda un mal recuerdo. De hecho, el manual que está distribuyendo menciona esos precedentes, a la vez que insiste en una cuestión: para que el "ecotaje" salga bien, los grupos de saboteadores tienen que tener en cuenta dos cuestiones principales. Conocimientos técnicos -para inutilizar la maquinaria sin resultar herido- y seguridad en la huida.

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Salvo tres o cuatro líneas en las que se habla del sistema capitalista salvaje y carroñero -un clásico en este tipo de documentos-, el resto del manual está dedicado en su integridad a instruir a los aprendices de terroristas. La cantidad de datos pero, sobre todo, la calidad de los mismos, conducen a la policía hacia dos conclusiones. La primera es que ETA tiene verdadero interés en atacar el trazado del tren de alta velocidad -la llamada Y vasca-. Y la segunda es que la organización cuenta con verdaderos profesionales del sabotaje, capaces de adoctrinar a los neófitos sobre dónde y cómo echar cloruro de ferro en cierta parte de una maquinaria determinada -no resultaría apropiado reproducir más datos aquí- para organizar una avería de cuidado o cómo practicar el road spiking (hincar una barra de hierro en una carretera para destrozar los camiones). Como dice el manual, para que el "ecotaje" sea efectivo tiene que ser continuado, de manera que las empresas concesionarias terminen llegando a la conclusión de que, ni en vidas ni en dinero, les resulte rentable la alta velocidad en el País Vasco.

La obsesión por la propia seguridad que vive ETA también marca el manual. Cuidado con dejar huellas, restos de ADN, marcas de los zapatos. Las reivindicaciones, a través de Internet, o mandando una carta a un medio de comunicación... "de confianza".

Agentes de la Guardia Civil trasladan material confiscado en un registro en la calle Urbieta de San Sebastián.
Agentes de la Guardia Civil trasladan material confiscado en un registro en la calle Urbieta de San Sebastián.JESÚS URIARTE

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