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Moratinos pide a los empresarios confianza en Venezuela

El ministro español de Exteriores impulsa en Caracas las relaciones económicas entre ambos países

El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, pidió este lunes confianza a los empresarios españoles "en el presente y futuro de Venezuela", por el que España ha hecho una "apuesta estratégica". Les hacía falta una buena dosis de confianza, tras haber escuchado al canciller venezolano, Nicolás Maduro, asegurar que su país "está en el epicentro de un proceso revolucionario".

Entre la incomodidad por la retórica populista y el interés por el negocio, la relación de España con Venezuela es, como mínimo, paradójica. En el foro empresarial que inauguró ayer Moratinos en un lujoso hotel de Caracas, primer acto de su visita oficial, no había empresarios locales, enfrentados abiertamente a su Gobierno, sino sólo españoles y altos funcionarios del Estado bolivariano.

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A los primeros intentó convencerles el ministro de Economía "del Poder Popular", Alí Rodríguez Araque, de que los problemas para repatriar divisas son pasajeros, fruto de la caída del crudo, y se resolverán en breve. Con un régimen que va extendiendo sus tentáculos por todos los sectores de la economía, las relaciones políticas, que Moratinos cultiva con este viaje, son una condición indispensable para obtener adjudicaciones, la mayoría de las veces a dedo.

Durante la visita está previsto que se firmen importantes contratos, como la construcción de una planta generadora de electricidad de ciclo combinado por Iberdrola, valorada en 2.000 millones de dólares; o la venta de cinco buques científicos de Factorías Vulcano, por 700. Pero los acuerdos que más expectación despiertan son los de Repsol-YPF, a cuyo presidente, Antoni Brufau, se esperaba en Caracas. La petrolera, que ya extrae aquí 160.000 barriles diarios, tiene previsto firmar una serie de acuerdos para reestructurar su relación con la estatal Pedevesa y, sobre todo, lograr la explotación de nuevos yacimientos. Más allá del sector de hidrocarburos, la inversión española ha caído al mínimo, pues nadie se fía de la evolución del país a medio plazo.

Moratinos, que conversó telefónicamente con Chávez y con el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, apostó por una salida negociada y pacífica a la crisis hondureña, aunque evitó aludir a la mediación del costarricense Óscar Arias, que Venezuela rechaza. Maduro, por su parte, atribuyó las noticias sobre la supuesta venta de misiles a la guerrilla colombiana de las FARC a una "campaña brutal del aparato comunicativo imperial" y la comparó con la acusación de que Irak tenía armas de destrucción masiva, una mentira inventada por Bush, con la complicidad de algunos "gobernantes de derechas europeos", en alusión velada a Aznar, a quien para alivio de Moratinos no llegó a mencionar.

El ministro de Exteriores español conversa con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, durante una rueda de prensa conjunta en Caracas.
El ministro de Exteriores español conversa con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, durante una rueda de prensa conjunta en Caracas.AFP

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