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10 años de la ejecución de Salvador Puig Antich, el último muerto a garrote vil

"El monumento a los Caídos de Barcelona debía quedar hecho polvo, pero nos dejamos la palanqueta"

La pena de muerte para Puig Antich hizo que grupos anarquistas llevaran a cabo acciones dentro y fuera del país. La voladura fallida del monumento a los Caídos de Barcelona y el intento de secuestro de un avión de Iberia fueron previos a la ejecución. Después del 2 de marzo, independientemente de las manifestaciones llevadas a cabo en distintas capitales de Europa, se registró el secuestro del director del Banco de Bilbao en París, el intento de secuestro de Ullastres e incluso un atentado frustrado contra el capitán general de Cataluña que en su día no llegó a hacerse público. A grupos como OLLA y GARI se les atribuyen algunas de estas acciones.

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El punto de cita era, a las cinco de la madrugada, en el drugstore Drug Blau de la plaza de Lesseps. La puntualidad de los cuatro miembros del grupo fue aceptable, sobre todo pensando que uno de ellos había pasado la noche en vela y otro había estado hasta media hora antes en cama con una amiga. En el coche aparcado a la puerta del establecimiento viajaban 70 kilos de nogalita, "que habíamos robado en una cantera de Molins de Rei". Aquel 11 de enero, 48 horas después del juicio contra tres militantes del MIL (Puig Antich, Pons Llobet y Mateos Fernández) cuatro hombres próximos a la organización, alguno incluso ex miembro, decidieron contestar con explosivos el consejo de guerra.Aparcaron en la Diagonal y descargaron con cuidado la nogalita. Aún no eran las seis de la madrugada cuando empezaron a manipular la carga en la parte posterior del monumento. Uno de los integrantes del grupo pidió la palanqueta. "La palanqueta era imprescindible, porque nos permitía abrir una portezuela situada en la parte de atrás del grupo escultórico, que da acceso al interior del monumento. Sin embargo nos la olvidamos. No sé cómo pudo pasar pero nos la olvidamos. Fueron momentos de nervios. Finalmente, decidimos dejar la carga junto a las estatuas, pero no era lo mismo, porque el monumento a los Caídos hubiera quedado hecho polvo de no habernos olvidado la palanqueta".

Un avión para el canje

A las 6,14 de la madrugada en la Zona Universitaria se oyó un gran estruendo. Una de las columnas del grupo y la cruz de mármol que lo corona quedaron destruidas, otras cuatro columnas resultaron dañadas. En la facultad de Ciencias, situada a unas pocas decenas de metros, no quedó un solo cristal entero. "Nos detuvimos a ver la explosión, a distancia". Luego el coche emprendió la huida hacia un piso del barrio de Sants. El atentado al monumento a los Caídos tuvo su antecedente un año y medio antes cuando el Front d'Alliberament Català colocó unas cargas envueltas en propaganda de la organización.Cinco días más tarde, el 16 de enero, en Ivry, en las proximidades de París, cuatro militantes anarquistas fueron detenidos con armas y documentos de identidad falsificados, en el momento en que acababan de robar un automóvil, según la Prensa francesa. Los cuatro detenidos eran Jean Claude Torres, Miguel Moreno Patino, Michel Camilleri y Pierre Roger, los dos primeros relacionados con el MIL durante un tiempo y que ahora, junto con el resto, aparecían comprometidos con el nombre de Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalista (GARI). Según la policía francesa, las cuatro personas detenidas se disponían a secuestrar un avión de la compañía Iberia, a fin de salvar la vida de Salvador Puig Antich y de liberar a los miembros del MIL encarcelado.

Hubo un intento de secuestro a Alberto Ullastres -los secuestradores se encontraron que el embajador no estaba en su casa- y un secuestro, el de Baltasar Suárez, director del Banco de Bilbao en París. El 3 de mayo de 1974 se produjo el secuestro de Baltasar Suárez. Según los comunicados de los GARI, pretendían con esta acción una cantidad de dinero, pero también el canje del directivo por cinco miembros del MIL: Oriol Solé, Pons Llobet, Soler Amigó, Garriga Paituví y María Angustias Mateos. El día 7 un grupo de periodistas barceloneses acudió al bar Vía Napoleone, en la calle de Pelayo, "porque tendrán conocimiento de una noticia importante". En el sótano del restaurante no había nadie a las cuatro de la tarde, únicamente ocho periodistas. De pronto aparecieron dos personas que dejaron un escrito encima de una mesa y se fueron. En el comunicado se hacía referencia a la ejecución de Puig Antich y a las condiciones de la liberación.

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Liberación en París

Diecinueve días después de su secuestro, Baltasar Suárez fue liberado en París. La gendarmería lo encontró en el bosque de Vincennes, con los ojos tapados con esparadrapo. La policía conseguiría poco después detener a los siete secuestradores, con los tres millones de francos que se pagaron como rescate. Entre los detenidos había dos españoles: Octavio Alberola -el organizador- y Lucio Urtibia. "Al parecer, un miembro del grupo de Alberola, un tal Martínez, era confidente de la policía y fue el que provocó la caída, si no la operación no tenía porque fallar", comenta una persona que conoció a Alberola.Una acción frustrada por la policía española fue el intento de atentar contra el capitán general de la IV Región militar, Salvador Bañuls. Un miembro del Organització de Lluita Armada (OLLA) recuerda que se habían hecho algún seguimiento del capitán general a primeros de abril de 1974, después de la muerte de Puig Antich: "Anarquistas de Zurich nos consiguieron dos minas anticarro con las que se pensaba realizar el atentado. Dos mejicanos subieron al Talgo Ginebra-Barcelona en Montpellier y bajaron en Perpiñán, dejando los artefactos en una maleta que iba en el portaequipajes. La maleta tenía que cruzar sola la frontera y en Gerona una pareja sería la encargada de controlarla hasta la estación de Francia, de Barcelona, donde bajarían con ella. Allí les estaría esperando un tercer individuo, que les acompañaría en coche. Todo parecía ir bien, pero al entrar el Talgo en la estación y desear por los altavoces 'que hayan tenido un buen viaje' algunos viajeros hicieron comentarios irónicos: 'Sí, sí buen viaje. Como que la Guardia Civil ha encontrado bombas en la frontera'. El comentario puso sobre aviso a la pareja, que bajó del tren sin maleta. Sin embargo, el control policial establecido en la estación acabó con la detención de los tres encargados de pasar el material: Georgina Nicolau, Ramón Carrión y Juan Jorge Viñolas. La Prensa dio la noticia, pero no dijo nunca contra quien se quería atentar con las minas".

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