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"Tiré a Mari Luz por una alcantarilla, pero no sé si estaba viva o muerta"

Santiago del Valle, supuesto asesino de la niña onubense, confiesa a la juez que la atrajo a su casa con un osito de peluche y que la muerte fue accidental

A Santiago del Valle le gustaba asomarse por las ventanas de su piso, en Huelva. Camuflado por plásticos y telas, podía mirar tranquilo su peor tentación: las niñas pequeñas. El domingo 13 de enero por la tarde vio pasar a Mari Luz Cortés, de cinco años, que volvía a su casa tras haber salido sola a comprar chucherías a un quiosco cercano. "Le tiré un muñeco a la calle. Era un osito blanco. La llamé. Es por eso que me pasa con las niñas y que no puedo evitar. Mari Luz cogió el peluche y entró en el portal. Desde la puerta de mi casa, la llamé con la mano para que subiera", explicó en el Juzgado de Instrucción número 1 de Huelva, el 27 de marzo. Del Valle, condenado por abusar sexualmente de su hija de cinco años en 2005, está acusado de ser el presunto asesino de Mari Luz y se encuentra en prisión preventiva por este caso en la cárcel de Albolote (Granada).

"Le tiré un muñeco a la calle, un osito blanco. La llamé para que subiera"
"Cogí un carrito de la compra y metí a Mari Luz. La tapé con una chaqueta"
"No entiendo por qué el cuerpo apareció en la ría. No la tiré ahí"
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Según esta declaración, Mari Luz entró en el portal de Del Valle, en el número 1 de la Avenida de las Flores del barrio de El Torrejón. "La niña empezó a subir las escaleras, pero se asustó. Se volvió hacia atrás, tropezó y se cayó por los ocho escalones. No tuve tiempo de evitarlo. No toqué a la niña ni le puse la mano en la boca. Cuando me acerqué, la niña estaba inconsciente, creo que tenía un golpe en la nuca. No había sangre. Me entró miedo. Estoy arrepentido. Dejé a Mari Luz allí y entré en casa. Cogí un carrito de la compra y metí a Mari Luz. Fue todo muy rápido".

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"Asomaba la cabeza por el carrito, así que la tapé con una chaqueta negra", prosigue Del Valle. "Fui con el carrito en dirección al hotel AC. Recorrí unos 300 metros. Encontré una alcantarilla. La abrí. Era redonda y con escaleras. Allí tiré a la niña. En ningún momento, ni en el camino ni cuando la arrojé, se movió. Pero no sé si estaba viva o muerta. No sé si pudo ahogarse. Cuando la tiré, oí un golpe y tapé la alcantarilla. No oí gritos ni nada. No sé si había agua en la alcantarilla. No sé si pudo morirse después por el golpe o por el agua. Yo podría indicar el sitio donde la tiré". La autopsia reveló que la niña murió por sofocación, al cortársele el flujo de aire a los pulmones, y que no presentaba golpes que tuvieran carácter mortal.

Esta declaración, que fue voluntaria, seguía la misma versión que el acusado ofreció a la policía de Cuenca tras ser detenido el 25 de marzo. Entonces, explicó por primera vez que la muerte de la niña fue accidental y que la pequeña resbaló en la escalera cuando él pretendía enseñarle un juguete. Tanto en su primera declaración judicial como en la segunda, Santiago del Valle afirmó que el 13 de enero nunca estuvo con su hermana, Rosa, con la que vivía desde hacía unos meses. Rosa del Valle también está acusada del presunto asesinato de la pequeña y se encuentra ingresada en la misma cárcel que su hermano.

La versión que dio Rosa en el juzgado sobre lo ocurrido el 13 de enero es completamente distinta de la de Santiago: "A las cinco menos cuarto, Santiago me llamó a la habitación y me dijo que lo llevara en coche a la zona del Carrefour. No estaba nervioso, estaba normal. Me pareció raro, porque era domingo. Bajé por la escalera del portal. En el primer peldaño, Santiago cogió un carrito. Era el más estropeado de los dos que teníamos, el que tenía las ruedas blancas. El carrito era de tela y hierro. Estaba tapado. No lo vi deformado", recuerda la acusada.

"Abrí el maletero desde dentro del coche. Santiago metió el carrito. Él no dijo nada en todo el viaje. Lo dejé en un polígono. No sé si dentro del carrito estaba la niña", continuó. Según el relato de Rosa, el lugar en el que Santiago se apea, es cercano al estero del Rincón, una manga de agua de la ría de Huelva que comunica directamente con la desembocadura del Tinto, a unos cinco kilómetros. Justo donde el 7 de marzo se encontró el cadáver de Mari Luz.

"No entiendo por qué apareció en la ría. Yo no la tiré allí", declaró Del Valle ante la juez. Tras deshacerse presuntamente del cuerpo de Mari Luz, Santiago afirmó que tiró el carrito en una zona de obras cercana al hotel AC. "Creo que cogí barro en las botas porque pasé por una zona de obras. Las lavé para borrar huellas. El chaquetón lo lavé tres veces, al menos". "En casa, le conté a mi mujer lo que había pasado, pero ella no me creyó". Lo siguiente que hizo la pareja fue salir a dar un paseo por la ciudad.

Al regresar a su piso, descubrieron que una turba de vecinos había asaltado la vivienda buscándole. Rosa, que entonces sí estaba en casa, afirmó que los vecinos, muchos de ellos gitanos como Mari Luz, conocían el pasado pederasta de Santiago y que por eso le buscaban. Al día siguiente, Santiago del Valle y su mujer cogieron el primer tren para Sevilla por miedo a las represalias.

Isabel García, la mujer de Santiago, declaró ante la policía y en el juzgado que muy pronto empezó a atar cabos. Reconoció que, la tarde en que desapareció Mari Luz, hubo un espacio de tiempo en que ni su marido ni Rosa del Valle estuvieron en casa. "Le pregunté que dónde había estado. Me dijo que dando un paseo por el descampado. Traía las botas manchadas de un barro amarillo (...) Me dijo que, si nos preguntaba la policía, le teníamos que decir que habíamos estado mirando escaparates. Cuando volvimos, había muchos gitanos en la calle. Le pregunté a una vecina y me dijo que una niña había desaparecido. Santiago dijo: 'Qué pena".

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