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"¡Trichet ha liado la mundial!"

Zapatero terminó la semana más negra convocando a su núcleo duro a una cena con tarta de cumpleaños para hablar de los peores resultados de la prima de riesgo

"Trichet ha liado la mundial". El comentario sobre el presidente del Banco Central Europeo lo hizo un colaborador principal del presidente del Gobierno para echar el cierre al jueves 5 de agosto de 2011, la jornada más negra en la historia de la prima de riesgo española, el índice que marca el precio al que se paga la deuda.

Esa noche, Zapatero vio al candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y reunió en una cena a su vicepresidenta Elena Salgado y al ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. Era el día de su cumpleaños, torcido por una prima de riesgo desbocada que se quedó al borde de los 400 puntos, el índice que marca la entrada al infierno financiero, según los expertos.

Antes de llegar al postre -tarta de cumpleaños del presidente-, los ministros hablaron de la terrible jornada para los intereses españoles. A esas horas, todos los mercados financieros, hasta el de Sao Paulo (Brasil), marcaban registros pésimos. "Trichet ha liado la mundial", repetía al borde de la medianoche un dirigente socialista muy próximo a Zapatero.

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Las explicaciones que había dado el presidente del Banco Central Europeo unas horas antes desencadenaron efectos perversos. "Fue una rueda de prensa tremenda. Desató el pánico en todo el mundo", declara un miembro del gabinete socialista. La ambigüedad de Tritchet respecto a la compra de deuda de España e Italia no gustó al Gobierno de Zapatero. Era la guinda amarga a una semana negra que había pillado por sorpresa al presidente.

Zapatero salió del consejo de ministros del viernes 29 de julio con el futuro resuelto y los últimos deberes supuestamente encarrilados. El presidente anunció el adelanto electoral que tantos esperaban y se comprometió a acometer las últimas reformas para reducir el déficit en los Consejos de Ministros del 19 y el 26 de agosto.

Zapatero justificó el adelanto electoral en la necesidad de "dar estabilidad con la certidumbre del calendario político", un mensaje supuestamente positivo para calmar a los mercados. Pero conocer el calendario electoral español -los comicios serán el 20 de noviembre- no calmó el apetito especulativo de los mercados, lanzados desde el lunes 1 de agosto a un ataque brutal, hasta provocar los peores resultados del año en la bolsa española y el castigo más grave a la prima de riesgo. "A lo mejor ha sido peor el remedio que la enfermedad", ironiza un ministro. "Ahora que los mercados saben que las elecciones son inminentes y puede ganar Rajoy, castigan aún más la prima de riesgo española y las bolsas se hunden". El mismo ministro que bromea con los movimientos del mercado, admite que nadie en el Gobierno esperaba una situación tan convulsa.

En el Consejo de Ministros del viernes 29 de julio, la vicepresidenta Elena Salgado ya avisó de los peligros de agosto, aunque en su tono los ministros no apreciaron señales de alarma. "Nos explicó que es un mes de escasos movimientos, donde con muy poco dinero se pueden provocar grandes convulsiones", señala un dirigente. Cuando amaneció el lunes, Zapatero preparaba sus vacaciones en Doñana. Las dudas sobre la solución a los problemas de la deuda en Estados Unidos complicaban la jornada, que se cerró con fuertes pérdidas en la Bolsa (el 3,24%, la caída más brusca desde junio de 2010) y un durísimo castigo a las primas de riesgo de España e Italia, asomadas al abismo de los 400 puntos.

El martes, Zapatero tenía en su agenda pública una sola línea: inicio de las vacaciones en Doñana. Cuando supo, recién levantado, que la prima de riesgo española superaba los 400 puntos, se lo pensó mejor y puso en práctica uno de sus lemas: "La política es circunstancia". Y la circunstancia le obligaba a retrasar el comienzo de sus vacaciones. "Aunque podría parecer muy grave, sabíamos que se debía a la volatilidad del mes de agosto, a lo que se sumaba el problema de Estados Unidos con su deuda", explica un miembro del Gobierno. "Pero España ha hecho los deberes y tiene un calendario de emisión de deuda relativamente cómodo, por eso no nos preocupó en exceso la emisión de 3.500 millones prevista para el jueves. Zapatero llamó de inmediato a los líderes de los partidos políticos. Primero a Rubalcaba (que estaba en Madrid) y a Rajoy (en Galicia), para detallarles el estado de la cuestión, preocupante pero no alarmante. El mensaje era tranquilizador, dentro del inquietante aumento de la prima de riesgo. Después llamó a Josep Antoni Duran Lleida (CiU). "Tras hablar con el presidente", explicó el dirigente catalán a EL PAÍS, "creo que la situación de España es gravísima". El Gobierno explicó a través de una nota las supuestas causas de las malas noticias (la incertidumbre de la situación de Estados Unidos, los problemas para poner en marcha el plan de rescate griego aprobado tres semanas antes y la volatilidad del mercado en agosto). Zapatero llamó a Durao Barroso, el presidente de la Comisión Europea, para pedirle que agilizara la puesta en marcha del plan de rescate. Durao Barroso obedeció el miércoles con una carta que complicó aún más las cosas, al reconocer que no se habían hecho los deberes y que la situación no sólo estaba dañando a los países periféricos de la Unión Europea.

Zapatero durmió en Doñana el martes y regresó a Moncloa el miércoles. "Las apariencias son importantes en política", señala un miembro del Gabinete. "Hay que dar la sensación de que el Gobierno está tensionado". Por eso el presidente reunió en Moncloa ese miércoles a Salgado, Blanco, Jáuregui, su jefe de gabinete y su director de la Oficina de Asuntos Económicos. Por eso se hizo una foto trabajando y ordenó a la vicepresidenta comparecer ante los medios para lanzar mensajes de tranquilidad.

Salgado y Zapatero habían hablado con las principales autoridades europeas. España no podía tomar medidas unilaterales. "Estamos ante una crisis global", señala un ministro, "ya no solo de los países periféricos. Una crisis que ha llegado también a Bélgica y a Francia".

Cuando amaneció el viernes, la amenaza seguía viva y el índice de la prima de riesgo alcanzó nuevos máximos históricos, muy por encima de los 400 puntos. El susto duró solo unos minutos, luego todo se relajó y los registros españoles cayeron hasta lograr un éxito dentro del fracaso. La prima de riesgo de Italia (374) superó a la de España (370) por primera vez en estos tiempos de convulsión. Al conocer el dato, un experto socialista señaló: "Si me analizo, me deprimo; si me comparo, me animo".

Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero y Elena Salgado.
Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero y Elena Salgado.SCIAMMARELLA

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