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La ofensiva terrorista

Zapatero apela a la unidad de los partidos para levantar un "muro" contra ETA

"En 2007 lo único que no cabe en España son las bombas y el terrorismo", afirma el presidente

Un día después del atentado de ETA en Durango (Vizcaya), el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, volvió a reivindicar la unidad de los demócratas como instrumento definitivo para poner freno a los objetivos de la banda terrorista.

Con tono solemne, en el arranque de la fiesta mitin que el PSOE llevó ayer a A Fonsagrada, en la montaña de Lugo, Zapatero pidió y agradeció "la unidad de los partidos" como "un muro igual que la ley o la eficacia de las fuerzas de seguridad" para hacer ver a ETA que "su único destino es el fin de la violencia", porque "nunca va a conseguir doblegar los principios y las aspiraciones de la sociedad democrática".

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El jefe del Ejecutivo se había presentado ante el auditorio con un mensaje rotundo: "Lo único que sobra en la España del año 2007 son las bombas, la violencia y el terrorismo, que se van a encontrar con toda la firmeza del Gobierno, de las fuerzas políticas, la ley, la policía y el Estado de derecho". Esos 45 segundos -de los 22 minutos de discurso- fueron el tiempo que Zapatero dedicó ayer a ETA y al terrorismo. No hubo, pues, respuesta al líder del PP, Mariano Rajoy, que a esa hora y a 100 kilómetros de distancia insistía en reclamar la ilegalización de ANV.

Fue su primer pronunciamiento después de que ETA lograra cometer un atentado, tras la ruptura oficial de la tregua, el 5 de junio, casi 80 días después. La sobriedad de Zapatero al pronunciarse sobre ETA fue coherente con su pretensión actual de hablar lo menos posible de la banda para no darle publicidad. Se limitó, pues, a decir lo justo, que ETA abandone cuanto antes la violencia porque no tiene ningún futuro frente al Estado de derecho. En su primer mitin político tras su periplo vacacional en Doñana y Asturias -donde permanecerá unos días más- el presidente escenificó el inicio de la nueva estrategia que le acompañará durante los últimos meses de legislatura. Menos terrorismo y más política social. Ésa será la filosofía que guiará a Zapatero hasta las elecciones generales, que se celebrarán un domingo aún no señalado de marzo (el presidente volvió a ratificar ayer su intención de agotar la legislatura, aunque eludió anunciar la fecha concreta de los comicios).

Ante un público de aplauso fácil -A Fonsagrada repitió alcaldes socialistas durante las últimas cinco legislaturas- el jefe del Ejecutivo recurrió a la polémica suscitada en el PP tras las últimas declaraciones del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, postulándose como candidato en las listas de la capital, para ahondar en lo que diferencia a socialistas y populares. "No vamos a tener un debate de nombres ni de listas, nuestro problema no es Gallardón o Aguirre, no son los nombres que nos interesan, queremos hablar de mejores becas, de empleo estable, vivienda accesible y de un país digno en el mundo que pueda ir con la cabeza alta porque nadie le dice qué tiene que hacer".

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A partir de ahí, Zapatero constató su intención de explicar en los próximos meses algunas de las medidas sociales puestas en marcha a lo largo de sus tres años y medio de mandato y que quedaron eclipsadas por el sempiterno debate sobre el terrorismo y la cuestión territorial.

Ayer, el presidente esgrimió su propuesta para cohesionar España, un término que repitió hasta la saciedad en el acto de A Fonsagrada. Frente a las tesis del PP, Zapatero explicó que la unidad de España es "hacer que llegue la Alta Velocidad a donde antes no llegaba, convertir en obras las autovías que antes eran promesas" y emprender políticas sociales. Citó como ejemplos de sus logros la Ley de Igualdad o el incremento de las pensiones y avanzó que la cohesión social será su principal reto para la próxima legislatura.

"Nuestro objetivo", dijo Zapatero, "será alcanzar los niveles de bienestar social de los países más avanzados de Europa en los próximos cuatro años y lo vamos a conseguir". Luego aprovechó su regreso a una de esas aldeas donde los cafés siguen costando 80 céntimos para pedir el apoyo del pueblo llano. "Vuestro respaldo es nuestra única fuerza, nosotros no tenemos ningún poderoso al lado, somos gente como vosotros, vamos a seguir trabajando con humildad y con talante, que, aunque no les gusta mucho, forma parte de la marca de la casa", concluyó.

Antes de sentarse a comer pulpo, empanada, carne o caldeiro y lacón en una carpa junto a 1.400 militantes socialistas, Zapatero se esforzó en explicar el motivo de su plácido descanso asturiano. "El otro día dije que dormía muy bien en Los Oscos y vi algún comentario crítico. Duermo bien porque trabajo con la conciencia tranquila". Luego, mesa y mantel con el secretario de Organización del PSOE, José Blanco; el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, los alcaldes de las principales ciudades de Galicia y los militantes que pagaron 10 euros por compartir menú y discurso con el presidente del Gobierno.

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