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La banda intenta boicotear la Operación Retorno con "un petardo" en La Rioja

ETA intentó ayer boicotear la operación retorno de final de las vacaciones, especialmente la de los ciudadanos vascos. Un comunicante anónimo anunció en nombre de la banda la colocación de cinco artefactos en otras tantas carreteras nacionales: una en Cantabria, una en Guipúzcoa, otra en Álava, otra en Burgos y la última, en La Rioja. Sólo este último estalló. Era un artefacto cargado con unos 200 gramos de explosivo que hizo explosión en un montículo de tierra junto al kilómetro 421 de la N-232, en Fuenmayor (La Rioja). El "petardo", como lo calificó la Guardia Civil, brió un cerco en la tierra de unos 50 centímetros de diámetro. Del resto de bombas, ni rastro.

El comunicante telefoneó a las 13.53 a la DYA de San Sebastián para informar, en castellano, de la colocación de los artefactos en los siguientes lugares: el kilómetro siete de la AP-1, a la altura de Bergara (Guipúzcoa); en el 181 de la A-67, en Barreda (Cantabria); en el 251 de la N-I a su paso por Rubena (Burgos); en el 115 de la AP-68, en Armiñón (Álava) y en el 421 de la N-232, en Fuenmayor (La Rioja). Las bombas iban a estallar entre tres y cinco de la tarde.

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La Guardia Civil y la Ertzaintza cortaron las carreteras en los lugares señalados, todos ubicados en vías que dan entrada o salida al País Vasco. No hubo aviso sobre Vizcaya, donde las Fuerzas de Seguridad están convencidas de que ETA dispone de un comando y de infraestructura.

Sólo hizo explosión la bomba de La Rioja, que levantó una polvareda a las 16.25. No se registraron daños ni heridos. Dado que el resto de artefactos no estallaron, las fuentes antiterroristas consultadas aseguran que la única pretensión de ETA era demostrar que está viva y activa. "Pura propaganda tras la operación de Cahors", aseguraron.

Los cortes de carretera motivaron atascos que sumaron 20 kilómetros entre todas las carreteras afectadas. Sobre las 18.25, se levantaron los controles y comenzó a normalizarse la operación retorno, que registraba anoche las típicas retenciones en las entradas de las grandes ciudades.

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La de ayer es la sexta vez que ETA realiza una acción de esta clase en los últimos tres años. El 3 de diciembre de 2004, la banda detonó cinco artefactos de poca intensidad en gasolineras de carreteras de la Comunidad de Madrid, con ocasión de la operación salida del puente de la Constitución, que provocaron heridas leves a dos policías. El 29 de julio de 2005, durante la operación salida de agosto, dos bombas estallaron en las carreteras de Extremadura (A-5) y de Andalucía (A-4) a su paso por Maqueda y Madridejos (Toledo). Meses más tarde, el 6 de diciembre de 2005, cinco artefactos de escasa potencia estallaron en otros tantos puntos de carreteras de circunvalación o de salida de Madrid.

Las otras dos ocasiones en que los terroristas han detonado bombas en la red viaria coincidieron con el paso del Tour de Francia por el Pirineo español, el 25 de julio, y con una jornada de huelga por la muerte de dos presos etarras, el 9 de marzo, antes de declarar la última tregua.

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