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Un islamista declara que los atentados del 11-M se gestaron en Valencia

Kamal Ahbar hace un relato de la preparación y ejecución de los atentados basado en lo que le contaron tres de los autores materiales

Kamal Ahbar, un preso islamista que ha declarado hoy en calidad de testigo en el juicio del 11-M, ha asegurado hoy que "los atentados se gestaron en Valencia". Ha destacado la participación del confidente Cartagena, al que acusa de haber preparado los teléfonos que activaron las bombas. Ahbar, detenido en la operación Sello II contra el radicalismo islámico en enero de este año por facilitar la huida de algunos de los presuntos autores materiales del 11-M, ha realizado un preciso relato de la preparación de los atentados, desde la compra de los explosivos a los mineros Toro y Trashorras hasta la colocación de las bombas en los trenes, que atribuye a los siete suicidas de Leganés y a dos huidos a los que se da por muertos.

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Ahbar, argelino, ha relatado con precisión el proceso de gestación de los atentados del 11-M, basando su relato en lo que le "contaron" Said Berraj, Mohamed Afalah y Daoud Ouhnane. Berraj, huido, es considerado mensajero de al Qaeda. Los otros dos son presuntos autores materiales de los atentados y así lo ha declarado el testigo: "Ouhnane colocó dos mochilas" en los trenes y Afalah "también".

Afalah, considerado lugarteniente de Alekema Lamari, uno de los suicidas de Leganés, huyó tras los atentados y murió en Irak como muyahidin. Ahbar ha relatado que Afalah fue detenido en Turquía tras los atentados y que sus huellas fueron enviadas a España por si tenía relación con el 11-M. Sin embargo, no estaba fichado en España, no se pudieron cotejar sus huellas y la policía turca le dejó en libertad. Luego murió en Irak.

Ouhnane es considerado uno de los autores materiales del 11-M, ya que una huella suya fue hallada en una cinta adhesiva de la bolsa con detonadores encontrada en la furgoneta de Alcalá de Henares, y su perfil genético fue hallado en la infravivienda de Chinchón donde se montaron los artefactos explosivos utilizados en los trenes. Se desconoce su paradero, aunque la Fiscalía le da por muerto. Ahbar ha declarado que Said Berraj también murió en Irak.

Además de Ouhnane y Afalah, el testigo ha declarado que las bombas fueron colocadas por los siete terroristas que se suicidaron en Leganés poco después del atentado y por un tal Elias el Harrachi, una persona sin fichar de la que se desconocía su implicación. Toro y Trashorras, con la participación del confidente Rafá Zouhier, proporcionaron los explosivos a los terroristas, según el relato de Ahbar, que introduce en este punto una novedad: los teléfonos los proporcionó Abdelkader el Farssaoui, alias Cartagena, ex imán de la mezquita de Villaverde y confidente de la Unidad Central de Información Exterior. Según Ahbar, Cartagena preparó las bombas y los terroristas sólo tuvieron que enlazar los cables. Sobre este asunto ha citado a un tal Abu Jaber, imán de una mezquita de Valencia, y a Safwan Sabagh, dueño de una tienda de pollos asados de Valencia que ha sido detenido en dos ocasiones por su supuesta implicación en el 11-M y posteriormente puesto en libertad. Según su relato, Cartagena y Sabagh trasmitieron que los atentados eran órdenes de Irak.

Otros testigos

Además de este testigo, durante la mañana están pasando ante el juez otros testigos reclamados por las defensas para determinar las personalidades y actividades de algunos de los acusados. Así, ha comparecido Mohamad Suleyman, que tenía una habitación alquilada donde se alojaban algunos acusados, aunque ha dicho tener una relación superficial con ellos. También ha declarado el bibliotecario de la Mezquita de la M-30, que ha reconocido a Mouhannad Almallah Dabas, uno de los acusados, por acudir a ese centro. También ha dicho que conocía a Serhane El Tunecino de la Mezquita de M-30.

Después, han declarado varios funcionarios de la policía que participaron en las pesquisas que dieron con la detención de Abelilah el Fadual el Akil, uno de los acusados del entorno más inmediato de los principales acusados y de los suicidas de Leganés. Según estos agentes, poco después de los atentados, recibieron una confidencia de que "una persona nueva" había llegado al barrio ceutí de Hadú. Tras una somera "vigilancia dinámica" en la que los agentes no vieron nunca a esa persona, lograron identificarla. Era, efectivamente, El Fadual, aunque no encontraron nada sospechoso en él (relacionado con tráfico de drogas, inmigración o blanqueo de dinero).

Sin embargo, pocos días después, los agentes ceutíes recibieron una comunicación de la Comisaría General de Información de Madrid para que intentaran detener a una persona que coincidía con la descripción de El Fadual. Se avisó al hermano del sospechoso y éste se personó en la comisaría ceutí, donde fue detenido. Luego se le trasladó a Madrid. Los agentes han relatado el registro de su domicilio, aunque no recordaban exactamente qué material se le incautó, en particular un documento que se les ha mostrado en vídeo.

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