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1. ¿Hay que reformar el sistema actual? ¿Por qué? | La polémica sobre la financiación autonómica

No tiene en cuenta las nuevas necesidades

Los 11 académicos coinciden en la necesidad de reformar el modelo, porque no tiene en cuenta la evolución de las necesidades de gasto desde 1999, porque las comunidades tienen poca autonomía financiera y porque "ha generado una distribución territorial de recursos por habitante muy desigual", afirma José Sánchez Maldonado, catedrático de Hacienda Pública de Málaga. "No es convincente en equidad", añade Francisco Pérez, catedrático de Análisis Económico de Valencia.

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El motivo no es otro que un "deficiente cálculo" de las necesidades de gasto de las comunidades y las "modulaciones" introducidas en las negociaciones políticas para que ninguna región pierda recursos, coinciden Santiago Lago, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo; Ángel de la Fuente, vicedirector del Instituto de Análisis Económico del CSIC y Francisco Pedraja, profesor de Economía Pública en la Universidad de Extremadura. "El resultado de esos ajustes es que perduran unas grandes diferencias de recursos per cápita, superiores al 25%, que no están justificadas por las distintas necesidades", apunta Pérez.

Núria Bosch, catedrática de Hacienda Pública de Barcelona, atribuye estas diferencias al mecanismo de nivelación y solidaridad, "el mayor fallo del actual modelo. Los resultados son arbitrarios y penalizan a las comunidades que hacen mayor contribución fiscal. Autonomías con una capacidad fiscal un 35% por encima de la media, acaban con unos recursos por habitante un 18% por debajo. Y otras, con una capacidad un 33% inferior, logran, tras la nivelación, unos recursos per cápita un 24% superiores". Para Guillem López, catedrático de Economía Aplicada de la Pompeu Fabra, este sistema "ha contribuido a que emerja la España atrasada, pero a costa de asfixiar a las comunidades más avanzadas y de acabar generando dependencia de las regiones beneficiadas de la redistribución que se implantó".

El problema es que el modelo "es estático y las necesidades de gasto y la capacidad fiscal de las comunidades evolucionan a ritmos diferentes. Esto ha perjudicado mucho a algunas autonomías, como Baleares, y ha favorecido a otras, como Asturias", asegura Julio López Laborda, catedrático de Economía Pública de Zaragoza. El efecto de la inmigración no está claro. "Las regiones con más extranjeros se olvidan de los beneficios que les han aportado, no sólo colaborando a crecimientos de su economía superiores a los de otras regiones, sino también por su mayor contribución vía tributos", sostiene Jesús Cavero, catedrático de Economía Aplicada de Valladolid.

El segundo gran problema del sistema es que "proporciona escasa autonomía financiera a las comunidades, y unas haciendas con tan grandes capacidades para decidir gastos deberían tener parecidas capacidades para obtener ingresos", explica José V. Sevilla, ex secretario de Estado de Hacienda y redactor de la ley de Financiación de las Comunidades Autónomas.

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