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'Algo pequeñito' y... espontáneo

Un aguafiestas profesional irrumpe en el Telenor Arena en plena actuación de Diges.- La alemana Lena Meyer-Landrut gana la 55ª edición del certamen

Algo pequeñito, dos veces pequeñito. La anécdota de la 55ª edición del Festival de Eurovisión la protagonizó un espontáneo tocado con una barretina que se coló en el escenario del Telenor Arena de Oslo en plena actuación de Daniel Diges con su arriesgada propuesta de vals, para deslucir el show. La organización del certamen brindó una segunda oportunidad al cantante español, que una vez finalizada la gala, con Dinamarca como farolillo rojo, repitió la canción, compuesta por Jesús Cañadilla.

Es la primera vez en la historia de Eurovisión que ocurre un incidente semejante. El aguafiestas es el catalán Jaume Marquet Cuna, conocido como Jimmy Jump , que fue rápidamente reducido por dos miembros del personal de seguridad. Jimmy Jump es famoso por irrumpir en grandes eventos deportivos como finales de fútbol, grandes premios de Fórmula 1 o partidos de tenis. Afortunadamente, Diges y los bailarines mantuvieron la calma y no movieron ni una ceja mientras este profesional en boicotear espectáculos bailoteaba sobre las tablas. TVE interrumpió unos momentos la retransmisión para hablar con Diges. ¡Qué se le va a hacer!, se lamentó. "El que gana canta dos veces, ahora si ganamos lo haremos en tres ocasiones", señaló.

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Pero no pudo ser. Otra vez los pronósticos tampoco se equivocaron. En esta edición, donde las baladas y los acústicos se han hecho fuertes en detrimento del rock y los ritmos étnicos, ganó Alemania. La jovencísima Lena Meyer-Landrut, con su pegadiza canción Satellite, conquistó 246 votos. Desde el primer momento, era una de las preferidas junto a Azerbaiyán e Israel. Y eso que esta edición, según los euroexpertos, ha sido más imprevisible y sin un claro triunfador. Diges, con el tema compuesto por Jesús Cañadilla, que sumó 68 votos, se tuvo que conformar con la 15ª posición.

"El orden de factores no altera al producto, pero creo que actuar en segundo lugar me dará mucha suerte", aseguró Diges cuando conoció su posición en festival. Dicen los eurofans más agoreros, y desde luego no les falta razón, que ningún país ha ganado en ese puesto. Y esta vez, el maleficio tampoco se ha roto, a pesar de que Diges, que se confiesa supersticioso, antes de actuar procura entrar con el pie derecho y una hora antes echa a todo el mundo del camerino.

Y si el año pasado la anfitriona, Rusia, se tomó el festival como un asunto de Estado y lo dotó con un presupuesto de 31 millones de euros, nada menos que tres veces más que lo que costó la final del 2007 en Belgrado. Noruega no ha tirado la casa por la ventana y ha destinado 24 millones de euros. Y eso que es uno de los más ricos del mundo, claro que a austeridad no les gana nadie.

Lo que no decae es la verborrea pasada de moda de José Luis Uribarri ni el interés de los medios de comunicación por un certamen que muchos tildan de rancio. En esta edición se han acreditado 2.321 periodistas de más 70 países. De todos ellos, 300 son alemanes. ¿Habrían consultado previamente con algún adivino?

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