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Cadena perpetua para cinco británicos que planearon atentar con explosivos químicos

El grupo terrorista tenía conexiones con Al Qaeda y con los autores de los ataques del 7-J en Londres

Cinco musulmanes británicos han sido condenados hoy a cadena perpetua por planear atentados con fertilizante químico en Reino Unido, en una trama que ha sido vinculada con la organización terrorista Al Qaeda y los ataques del 7 de julio de 2005 en Londres. Los terroristas, en su mayoría de origen paquistaní, pensaban atacar con bombas de nitrato de amonio varios objetivos, entre ellos una discoteca de Londres y un popular centro comercial a las afueras de la capital británica.

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"Este caso nos recuerda que la amenaza terrorista que afrontamos es real y seria", ha declarado ante la Cámara de los Comunes el ministro del Interior, John Reid, al conocer el fallo judicial. Un portavoz de Downing Street, despacho del primer ministro, Tony Blair, ha señalado que la condena representa "un éxito" y ha salvado "muchas vidas".

Tras deliberar durante 27 días, el jurado ha condenado a prisión perpetua a Omar Khyam, de 25 años y residente en Crawley (sur de Inglaterra), por conspirar para causar explosiones con un fertilizante químico entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de marzo de 2004. También han sido condenados por conspirar para cometer atentados Waheed Mahmood, de 35 años, y Jawad Akbar, de 23, ambos residentes en Crawley; Salahuddin Amin, de 32 años y afincado en Luton (norte de Londres); y Anthony Garcia, de 24 años y residente en un barrio del este de la capital. Otros dos hombres, Nabeel Hussain, de 22 años, y Shujah Mahmood, de 20, han sido absueltos de las acusaciones.

Rechazada una investigación independiente

Según se ha sabido durante el juicio, el cabecilla de la trama química, Khyam, mantuvo contacto en 2004 con dos de los autores de los atentados del 7 de julio de 2005 (7-J) en Londres: Mohammed Sidique Khan, considerado el líder, y Shehzad Tanweer. Los servicios de contraespionaje del MI5, que por entonces investigaban la célula desarticulada, llegaron a seguir a Khan, aunque finalmente decidieron no actuar. La oposición parlamentaria ha exigido hoy que se investigue esa controvertida decisión del MI5 así como los vínculos de la célula desmantelada con los artífices de los ataques contra el transporte público londinense, que causaron 52 muertos. Reid ha descartado poner en marcha una investigación independiente sobre el 7-J, pero, durante su comparecencia parlamentaria, ha anunciado que se colgarán en Internet varias preguntas y respuestas surgidas a raíz de este juicio.

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Por su parte, el nuevo director del MI5, Jonathan Evans, ha negado en un comunicado que los servicios secretos hubieran bajado la guardia y ha señalado que es imposible que puedan investigar "a todos los que aparecen en la periferia de cada investigación".

600 kilos de nitrato de amonio almacenados

La policía detuvo a los sospechosos de la conspiración hace tres años, tras una larga pesquisa que tuvo ramificaciones en Afganistán y Pakistán, donde al parecer se produjeron contactos con Al Qaeda. El grupo había comprado 600 kilos de nitrato de amonio de comerciantes agrícolas y los almacenaba en un depósito en Hanwell, en el oeste de Londres, a la espera de utilizarlos para los ataques. Según explicó el fiscal durante el juicio, de más de un año de duración y uno de los más largos de esta clase en la historia legal del país, los hombres entraron en contacto por su simpatía común con las causas musulmanas en todo el mundo.

Los cabecillas concluyeron que la violencia era la respuesta y organizaron entrenamientos en campos militares secretos en Pakistán, a los que asistieron, en 2003, cuatro de los condenados. Desde su sede en Gran Bretaña, el grupo barajó atentar contra varios objetivos: además del centro comercial de Bluewater y del club nocturno londinense Ministry of Sound, se plantearon atacar la red británica de suministro de gas y electricidad y el Parlamento.

Mientras los conspiradores trazaban sus planes, el MI5, alertado por el personal del almacén donde se guardaba el nitrato de amonio, había localizado a algunos de los sospechosos y los tenía bajo vigilancia. Al parecer, los agentes sustituyeron el fertilizante por una sustancia inocua y continuaron con la compleja investigación, que culminó en una serie de redadas en 2004. Según el fiscal, David Waters, el objetivo de la bomba o bombas era "como mínimo destruir una planta estratégica en Reino Unido o, siendo más realistas, matar y herir a ciudadanos británicos". Los condenados, aseguró, tenían otros dos cómplices, un estadounidense llamado Mohammed Junaid Babar, quien se confesó culpable tras ser detenido por el FBI y ha sido un testigo clave de la acusación, y Mohammed Momin Khawaja, que espera a ser juzgado en Canadá.

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