Camboya abre el camino para juzgar a los Jemeres Rojos
El Parlamento de Camboya ratificó ayer una ley que abre el camino al juicio ante un tribunal internacional de los antiguos dirigentes del régimen Jemer Rojo. Más de un año después de llegar a un acuerdo con la ONU, la ratificación de este texto permitirá llevar ante los jueces a un puñado de hombres, la mayoría ya septuagenarios, acusados de genocidio y crímenes contra la humanidad. Cerca de dos millones de personas murieron durante el Gobierno de Pol Pot y el Jemer Rojo (1975-1979) a causa de las purgas y deportaciones masivas decretadas para establecer una sociedad socialista agraria.
Los 107 diputados presentes -de un total de 123- votaron a favor de la ley. Camboya tardó más de un año para ratificar el acuerdo alcanzado con la ONU porque desde las elecciones de julio de 2003 los partidos políticos no habían podido acordar la formación de un Gobierno de coalición. "Se ha cumplido lo que esperábamos", se felicitó ayer el primer ministro, Hun Sen. Hoy serán aprobadas 26 enmiendas a la ley camboyana para que se acomode a los procedimientos propios de un tribunal internacional, aseguró Hun Sen.
El jefe del Estado interino -el rey Norodom Sihanuk se encuentra en Pekín para someterse a tratamiento médico- tiene previsto rubricar inmediatamente el acuerdo, lo que permitirá empezar a formar el tribunal en Phnom Pehn donde serán juzgados los antiguos jemeres. Pol Pot, el líder de los Jemeres Rojos, falleció en 1998, pero aún viven en Camboya varios antiguos miembros de la cúpula de esa organización maoísta, como Nuon Chea, Khieu Samphan e Ieng Sary. Estos tres hombres fueron algunos de los muchos jemeres que entregaron las armas a cambio del perdón, por lo que hoy residen en el país como hombres libres.
El primer ministro afirmó que el juicio será televisado, pero no dio una fecha para el inicio de las vistas. Los expertos aseguran que el proceso podría empezar a mediados de 2005. Según varias encuestas independientes, un 80% de los camboyanos quieren este juicio en un país todavía traumatizado por uno de los peores genocidios del siglo XX.
