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LA POSGUERRA DE IRAK | Crisis en Washington

Cheney concedió un contrato multimillonario a su antigua empresa desde la vicepresidencia

Las investigaciones sobre el vicepresidente complican aún más el futuro de la Casa Blanca

La oficina del vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, coordinó un megacontrato para la explotación del petróleo en Irak concedido al grupo Halliburton, según lo publicado en la revista Time, que da cuenta de un mensaje con fecha de 5 de marzo de 2003 -dos semanas antes de empezar la guerra de Irak- enviado por un responsable del cuerpo de Ingenieros del Ejército. En él indica que Douglas Feith, número tres del Pentágono, había dado instrucciones para garantizar que el contrato iba bien encaminado. Tres días más tarde se aprobó el contrato.

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Un portavoz del vicepresidente negó ayer cualquier papel de Cheney -que fue consejero delegado de Halliburton desde 1995 hasta que asumió su puesto en la Casa Blanca- en la adjudicación.

El contrato RIO (Restore Iraqi Oil) tenía como objetivo recuperar la capacidad de producción y procesado de petróleo en Irak a los niveles previos a la guerra. El 8 de marzo de 2003, el Ejército firmó un contrato con Kellogg Brown & Root (KBR), una filial de Halliburton, "para un periodo provisional, como puente hacia un contrato abierto a la competencia", por un máximo de 7.000 millones de dólares, con un periodo máximo de dos años con tres opciones de renovación, cada una de un año, según documentos de la Cámara de Comercio Irak-EE UU, en los que se indica que KBR fue la empresa elegida sin competición "porque eran los únicos que podían satisfacer los requisitos para la inmediata ejecución del plan".

El mensaje del 5 de marzo de 2003, localizado por el grupo Judicial Watch, fue enviado por un responsable del Cuerpo de Ingenieros a otra persona que trabaja en el Pentágono y dice que Douglas Feith, subsecretario de Defensa para Asuntos Políticos, había aprobado el contrato "a la espera de informar a la Casa Blanca mañana". En el texto se lee que el Cuerpo de Ingenieros, que formalmente firmaba el contrato, "anticipa que no habrá problemas, puesto que la acción ha sido coordinada con la oficina del vicepresidente". Un portavoz de Cheney aseguró ayer que "ni el vicepresidente ni su oficina han tenido ningún tipo de participación en asuntos relacionados con el proceso de contratos de la Administración desde que abandonó sus negocios privados para presentarse a las elecciones". Fuentes de la Administración señalaron a la CNN que "la acción" se refiere a la coordinación del anuncio público, no a la decisión sobre el contrato, que Feith, a las órdenes de Paul Wolfowitz, número dos del Pentágono, no necesitaba, y que el mensaje era un puro anuncio de cortesía sobre una decisión que ya había sido tomada sin la participación de Cheney.

La explicación, cierta o no, no despeja las sospechas sobre las adjudicaciones ni resuelve los apuros de Halliburton, acusada de fraude. El Pentágono ha investigado los excesos de facturación de gasolina -2,27 dólares por galón, muy por encima del precio de mercado en Irak- y de servicios de alimentación -el triple de las raciones servidas- y logística de las tropas en Irak. Se han pasado a otras empresas varios subcontratos relacionados con estos sectores y se ha suspendido el pago de 160 millones de dólares a KBR. La conclusión de las investigaciones podría ser anunciada a finales de junio.

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Además, el Grupo de Control y Asesoría de la ONU que controla los gastos generados por el petróleo y el gas de Irak está a la espera de recibir las auditorías de los contratos sin licitación abierta. El Grupo, en el que participa el FMI y el Banco Mundial, pidió en marzo a la Autoridad Provisional de la Coalición los informes con urgencia, pero la semana pasada aún no los había obtenido. El organismo acaba de subrayar su "interés en la inmediata entrega de los documentos de los contratos de recursos naturales de las agencias dependientes del Gobierno".

Según el congresista demócrata Henry Waxman, más de la tercera parte de los contratos de la Administración en 2003 se concedieron sin licitación abierta o muy restringida, por un valor de 107.000 millones de dólares. Waxman ha denunciado el procedimiento como "profundamente viciado", una receta para "el despilfarro, el fraude y los abusos". Las investigaciones han tenido ya una repercusión importante: cuando se celebró, hace 10 días, la junta de accionistas de Halliburton, las acciones del grupo cotizaban un 48% menos que en otoño de 2000, el momento en el que Cheney renunció nominalmente a su puesto para dedicarse de nuevo a la política.

Ahora, el asunto podría suponer serios problemas para la cotización de Bush y del propio Cheney, que ya en los dos últimos meses ha sufrido varios reveses. En campaña para la reelección, Cheney no admite preguntas ni concede entrevistas; dedica todas sus energías a descalificar -sin preocuparse por la veracidad de sus afirmaciones- al demócrata John Kerry, por su supuesta debilidad en la guerra contra el terrorismo y los planes -que le atribuye- de subir impuestos.

El vicepresidente Dick Cheney en su residencia de Washington, en una imagen de archivo.
El vicepresidente Dick Cheney en su residencia de Washington, en una imagen de archivo.ASSOCIATED PRESS

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