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Hamás rompe cinco meses de tregua al lanzar decenas de cohetes sobre Israel

El Gobierno palestino pide calma mientras el israelí anuncia una respuesta "limitada"

Vigente desde el 26 de noviembre, la tregua decretada por Hamás saltó ayer por los aires. Las Brigadas Ezedín el Kassam, brazo armado del movimiento fundamentalista, lanzaron contra el sur de Israel decenas de cohetes artesanales y proyectiles de mortero desde Gaza. Es su respuesta a las operaciones de los soldados israelíes, que durante el fin de semana mataron a nueve palestinos en Cisjordania. Mientras el Gobierno hebreo afirmó que su contraataque será limitado, el primer ministro palestino, Ismail Haniya, también dirigente de Hamás, dijo que el alto el fuego debe ser restaurado.

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Nunca ha reinado en los últimos cinco meses de tregua la calma absoluta. Yihad Islámica -organización con escaso respaldo popular y que se niega a participar en las elecciones mientras persista la ocupación de Cisjordania y Gaza- y varios grupos afiliados a Al Fatah -partido del presidente palestino, Mahmud Abbas- rechazaron desde el primer momento su compromiso con el alto el fuego. El goteo de cohetes caseros sobre Sderot y Ashkelón, ciudades del sur de Israel, ha sido constante, aunque el número de proyectiles haya sido muy limitado y causado leves daños materiales. Ayer fue diferente. La milicia de Hamás, que se esfuerza en reforzar su armamento y en el entrenamiento de sus milicianos, es mucho más poderosa. En una sola jornada disparó casi 28 cohetes artesanales Kassam y 60 proyectiles de mortero.

"El apaciguamiento ante la ocupación ha terminado porque Israel lo ha ignorado. Ellos son los responsables del fracaso", declaró en un comunicado el portavoz de la rama militar de Hamás, Abu Obaida. Aludía el guerrillero a las incursiones del fin de semana del Ejército judío en Yenín y Nablus (Cisjordania), que se saldaron con la muerte de cinco milicianos y cuatro civiles, entre ellos una adolescente de 17 años que estaba en su casa. Era previsible que el alto el fuego no durara demasiado.

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Haniya, mientras, intenta hacer encaje de bolillos. "El Gobierno reitera su deseo de que la calma continúe y sea preservada con el objetivo de defender y proteger los intereses del pueblo palestino", apuntó el jefe del Ejecutivo en un comunicado. Una fórmula que le permite abogar por restablecer el alto el fuego eludiendo desautorizar al portavoz militar de su partido.

A Israel nada le importan estos matices. Exige la desaparición de la amenaza permanente de los cohetes Kassam. Punto. Sin embargo, los dirigentes hebreos sí pregonan una distinción. Hacen hincapié una y otra vez en un argumento que es inaceptable para todo palestino, sin importar la facción a la que pertenezcan. "Nos fuimos de Gaza y los palestinos continúan sus ataques", claman una y otra vez políticos de diversas tendencias. Como si en este territorio ocupado no dependiera totalmente de Israel la actividad económica, la construcción de un aeropuerto o la simple salida de los palestinos hacia el extranjero; como si la franja de Gaza no tuviera relación alguna con lo que sucede en Cisjordania; como si los muertos en Yenín, Nablus, Ramala o Kalkilia fueran algo ajeno a los palestinos de la franja mediterránea. Sin ir más lejos, militares israelíes detuvieron ayer en Hebrón a seis presuntos milicianos. Es la norma. Todos los días caen capturados activistas, o simples sospechosos, que pasan a engrosar la lista de 11.000 presos que pueblan las cárceles israelíes.

La respuesta del Ejecutivo de Ehud Olmert, que consultó ayer con varios asesores militares, a la ruptura de la tregua por parte de Hamás es una incógnita. El lunes, helicópteros israelíes lanzaron octavillas sobre varias ciudades del norte de la franja con la advertencia de que si no se detenía el lanzamiento de cohetes, los soldados invadirían Gaza. Mano dura es lo que reclaman con insistencia varios miembros del Gobierno y altos mandos del Ejército, que ha acantonado decenas de tanques, vehículos blindados y miles de soldados desde hace semanas en las inmediaciones de la frontera de Gaza a la espera de órdenes.

En el Gobierno de Olmert tampoco impera la unanimidad. "Es necesario adoptar medidas inmediatas para garantizar la seguridad de la población de Sderot", amenazó el ultraderechista y viceprimer ministro Avigdor Lieberman. Según fuentes oficiales citadas ayer por el diario Haaretz, el Ejecutivo sólo responderá de "manera limitada" al ataque de Hamás.

Mark Regev, portavoz del Ministerio de Exteriores israelí, señaló que su país "no está interesado en una escalada militar". "Esperamos", añadió, "que entre los palestinos prevalezcan las cabezas más frías".

Milicianos de la Yihad Islámica se entrenan ayer en la ciudad de Gaza.
Milicianos de la Yihad Islámica se entrenan ayer en la ciudad de Gaza.EFE

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