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LA POSGUERRA DE IRAK

Juicio en Berlín contra un tunecino que había planeado en Alemania atentados similares a los del 11-M

En su poder se encontraron planos para construir bombas sorpren-dentemente similares a las que un año después se utilizarían en Madrid: un tribunal de Berlín comenzó a juzgar ayer a Ihsan Gar-naoui, un tunecino de 33 años, a quien la fiscalía acusa de haber intentado formar un grupo terrorista para perpetrar ataques en Ale-mania. Detenido junto a seis presuntos cómplices que aún están siendo investigados, Garnaoui poseía documentos en los que se detalla cómo hacer explosionar una bomba con un teléfono móvil marca Motorola, la misma marca utilizada por los terroristas en España.

Según la fiscalía, Garnaoui, quien residía en Alemania desde 1996, adquirió estos planos en Suráfrica, a donde viajó después de haber pasado varios meses, entre 2002 y 2003, en un campamento de entrenamiento de Al Qaeda en Afganistán. Tras regresar con un pasaporte falso a Alemania, en enero de 2003, rápidamente se puso a reclutar colaboradores en la mezquita Al Nur en Berlín, conocida por su orientación fundamentalista. Supuestamente, su plan era atentar ya sea contra una manifestación en contra de la guerra en Irak o contra instalaciones estadounidenses o israelíes en Alemania. Gracias también a la colaboración de dos informantes de la policía cercanos a estos círculos radicales, Garnaoui fue detenido el 20 de marzo de 2003.

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A juzgar por los cargos presentados por la fiscalía, el presunto terrorista aún no había avanzado mucho en la preparación de los atentados: aparte de una pequeña cantidad de ácido sulfúrico, sólo se encontró en su poder una lista en la que había consignado los nombres de aquellas sustancias químicas que eventualmente podrían servir para construir una bomba. El problema de cómo hacerla explotar, sin embargo, lo tenía resuelto: en su ordenador portátil se encontraron diagramas de detonadores para ser activados a través de llamadas a teléfonos móviles. Garnaoui llegó a comprar cinco de estos teléfonos, al igual que cuatro relojes con funciones de alarma que también debían incorporarse a estos dispositivos.

Esto, al menos, es lo que afirma la fiscalía. Los abogados de Garnaoui, por el contrario, sostuvieron ayer que la acusación tan sólo cuenta con indicios y difícilmente podrá probar las intenciones terroristas del tunecino, juzgado también por evasión fiscal y falsedad de documentos. Incluso pusieron en duda que Garnaoui haya asistido a cursos de entrenamiento en Afganistán -es allí donde habría adquirido sus conocimientos en explosivos, según la fiscalía- y visitado la mezquita Al Nur. El acusado, entretanto, guardó silencio.

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