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Miles de paquistaníes huyen ante una nueva ofensiva contra los talibanes

El Ejército se dispone a expulsar a los extremistas de las ciudades calle por calle

Ángeles Espinosa

El Ejército paquistaní volvió a levantar ayer el toque de queda en el valle de Swat. La medida parece señalar el próximo inicio de los combates cuerpo a cuerpo en las zonas donde los talibanes se han hecho fuertes, en particular en Mingora, la ciudad más importante del distrito. Decenas de miles de personas que habían quedado atrapadas por los combates aprovecharon para escapar. Con ellas se acercan a un millón los desplazados desde primeros de mes.

El primer ministro paquistaní, Yousuf Raza Gilani, describió ayer la situación como la peor crisis de refugiados desde la partición de India y Pakistán, en 1947. "Los civiles deben dejar la ciudad para que las fuerzas de seguridad puedan iniciar la batalla contra los insurgentes calle por calle", declaró el portavoz del Ejército, el general Athar Abbas. El militar también informó de que los soldados habían avanzado hacia el interior de Mingora y bloqueado los accesos. Allí quedaban en condiciones penosas 150.000 de sus 360.000 habitantes. No tienen agua ni electricidad ni abastecimiento de alimentos, sólo esperan el momento de escapar.

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Las televisiones locales mostraban la carretera de Mingora a Mardan llena de autobuses y camiones con gente hasta en los tejados. Como los coches privados tienen prohibido el paso a Swat, las autoridades enviaron ayer 400 vehículos para trasladar a quienes huían de la zona de combates. El valle, que en tiempos fue muy popular, con excursionistas en verano y con esquiadores en invierno, se ha convertido en los dos últimos años en un núcleo de insurgencia talibán.

La intervención del Ejército, que por primera vez cuenta con un consenso generalizado de las fuerzas políticas y apoyo de la población, se ha centrado hasta ahora en bombardeos aéreos y de artillería. El método no parece el más adecuado para hacer frente a una insurgencia que el general Abbas ha cifrado en 4.000 hombres armados (hasta 7.000, según otras fuentes) y que se había enquistado entre la población.

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Además, según los partes militares, los soldados ya han dado muerte a cerca de 900 talibanes, lo que según los expertos militares supondría que 2.700 deberían estar heridos. Las cifras no salen ni pueden salir. Nadie ha visto los cuerpos ni tiene sentido hacer un parte diario de bajas enemigas en un enfrentamiento de este tipo.

La cuestión es quién va a ocuparse de la seguridad una vez que los 15.000 soldados desplegados para la Operación Trueno Negro vuelvan a sus cuarteles. Además de la reconstrucción, la región necesitará una policía abundante y bien preparada para que los extremistas no recuperen terreno. Pakistán no dispone de un cuerpo a la altura de ese reto.

Un hombre huye de Mingora, principal pueblo del valle de Swat, Pakistán, donde continuan los combates entre el ejército y los talibanes
Un hombre huye de Mingora, principal pueblo del valle de Swat, Pakistán, donde continuan los combates entre el ejército y los talibanesEFE

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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