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Nuevas elecciones en el golfo Pérsico a la sombra de la primavera árabe

Los comicios de hoy en Bahréin y Emiratos Árabes Unidos ponen al descubierto las carencias democráticas que aún arrastran ambos países

Hoy ha sido día de elecciones en Bahréin y en Emiratos Árabes Unidos. A pesar del entusiasmo oficial, el ejercicio de participación ciudadana ha puesto al descubierto las carencias democráticas que aún arrastran ambos países. Por distintos motivos, ni las parciales para cubrir los 18 escaños vacantes en el Parlamento bahreiní, ni el experimento con grandes electores de la federación emiratí, satisfacen los requisitos mínimos o las ansias democráticas de sus respectivas poblaciones.

En el caso del reino de Bahréin, el boicoteo del principal grupo de la oposición, el chií Wefaq, y la escasa participación de los 187.000 votantes registrados evidencian un problema de credibilidad en el sistema que quiso ser pionero en la transición a la democracia entre las monarquías petroleras. La desilusión de los bahreiníes con la democracia controlada inaugurada por el rey Hamad tras su llegada al poder en 1999 estalló a principios de año bajo el impulso de las revueltas árabes.

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Una población mayoritariamente chií salió a la calle para expresar su descontento con el monopolio de poder de la dinastía suní que les gobierna y el nepotismo y corrupción que ello alienta. La represión dejó una treintena de muertos, centenares de heridos y un millar de detenidos. Lo que es más grave, abrió una enorme brecha de desconfianza entre las dos comunidades religiosas, que se agranda además por la rivalidad entre las dos potencias regionales Irán (chií) y Arabia Saudí (suní). Los 18 diputados del Wefaq abandonaron el Parlamento (de 40 miembros) forzando la convocatoria de las parciales de hoy.

Entre medias, el rey Hamad ha tratado de devolver las aguas a su cauce convocando un Diálogo Nacional que no sólo no ha convencido a los opositores, sino que les ha llevado a boicotear la cita. Incluso esa actitud resulta parca para los sectores más radicales que intentan resucitar las movilizaciones. Un nuevo intento de marchar hasta la desaparecida plaza de la Perla (demolida tras las protestas de marzo) ha encontrado esta noche la misma respuesta policial que el día anterior: balas de goma y bombas de sonido, según Reuters. Aún así, 59 candidatos se han presentado para los 18 escaños y 4 de ellos ni siquiera han tenido que ser votados porque no afrontaban competencia.

En los siete emiratos que componen la federación de Emiratos Árabes Unidos el clima es mucho más tranquilo. Sin fisuras étnicas o religiosas, sus apenas un millón de nacionales gozan de un nivel de vida que otros árabes consideran envidiable y el mayor reto para las siete familias gobernantes es repartir la riqueza de forma que nadie se sienta excluido. Aún así, el mensaje de cambio de la llamada primavera árabe no ha pasado desapercibido.

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En un esfuerzo por involucrar a un mayor número de emiratíes en la gestión pública, los responsables han ampliado de 6.595 a 129.274 el número de miembros del colegio electoral que cada cinco años desde 2006 elige a la mitad del Consejo Federal Nacional. En total, 469 candidatos aspiran ocupar uno de los 20 escaños en liza en esa cámara sin poderes legislativos ni responsabilidades claras. Pero la gran pregunta que se hacen muchos de quienes no han sido designados para votar es ¿por qué no pueden hacerlo todos los emiratíes?

Haber pedido elecciones directas y poderes legislativos para el Consejo Federal Nacional ha llevado a la cárcel a cinco blogueros (Ahmad Mansour Al Shehi, Nasser Ahmad Khalfan Bin Gaith, Fahd Salem Mohammad Salem Dalk, Hassan Ali Al Khamis y Ahmad Abdul Khaleq Ahmad) acusados de "amenazar la seguridad del Estado, alterar el orden público, oponerse al sistema de Gobierno e insultar a los dirigentes". Los cinco, que bajo el artículo 176 del Código Penal pueden ser condenados hasta con cinco años de cárcel, vuelven a comparecer ante el juez el próximo lunes después de que su juicio se interrumpiera el pasado 25 de julio.

El vicepresidente de Emiratos Árabes Unidos, Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum, deposita su voto en Dubái.
El vicepresidente de Emiratos Árabes Unidos, Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum, deposita su voto en Dubái.STR / REUTERS

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