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La OTAN lanza su mayor ofensiva contra los talibanes en el sur de Afganistán

Más de 5.000 soldados participan en la Operación Aquiles en la provincia de Helmand

La OTAN lanzó ayer su mayor ofensiva en Afganistán y la mayor de su historia para limpiar de rebeldes el norte de la provincia de Helmand -en el sur del país y una de las de mayor cultivo de opio-, donde hace unas semanas los talibanes lograron hacerse fuertes en la localidad de Musa Qala. El objetivo declarado de la Operación Aquiles, que llegará a movilizar a más de 5.000 soldados, es crear las condiciones para realizar trabajos de reconstrucción, en particular la presa de Kajaki, lo que permitirá triplicar el número de personas con acceso a electricidad en la región.

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La OTAN ha respondido a los llamamientos políticos de tomar la iniciativa en la anunciada ofensiva de primavera de los talibanes y ayer desencadenó "la mayor operación multinacional combinada del Ejército afgano y la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), dirigida por la OTAN, que supone el principio de una ofensiva planeada para crear condiciones de seguridad en el norte de Helmand y establecer condiciones para el desarrollo", según señaló el general Ton van Loon en un comunicado. La ISAF contribuirá a Aquiles con unos 4.500 soldados (británicos, canadienses, estadounidenses y holandeses, en su mayor parte), y los afganos, con cerca de un millar.

La provincia de Helmand, junto a la vecina Kandahar, es el núcleo de la producción de opio afgano y fuente inagotable de conflicto. La cosecha de este año se espera superior a la ya riquísima de 2006. "Todo está vinculado a la insurrección", declaró el martes Antonio Maria Costa, jefe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga. "En todo el mundo, incluido Afganistán, estas actividades están ligadas a la falta de control del territorio. En el sur de Afganistán nadie controla el territorio. El círculo vicioso de la droga financia el terrorismo, y los terroristas que apoyan a los traficantes son más fuertes que nunca".

A finales del pasado verano, la Operación Medusa de la OTAN movilizó a unos 2.000 soldados. Entonces murieron cientos de talibanes, según la alianza. "El éxito no se medirá por el número de extremistas abatidos", decía ayer desde Kabul el portavoz Nick Lunt, al subrayar que el objetivo es limpiar el territorio. "Lo que queremos es crear las condiciones de seguridad que permitan el desarrollo. Sin seguridad no hay desarrollo, y sin desarrollo no hay seguridad". La meta es permitir la reanudación de las obras en la presa de Kajaki, donde ayer pereció un marine británico, paralizadas el año pasado por los ataques talibanes.

Aunque Aquiles es "una ofensiva muy importante", no es la que la ISAF podría lanzar contra los islamistas. "Habrá más operaciones hasta mayo y junio, y en función de lo que ocurra, se verá cómo se sigue la campaña", dijo Lunt.

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Estudiantes de la Universidad de Nangarhar (este de Kabul) protestan ayer con una pancarta contra la muerte de civiles afganos por bombardeos de EE UU.
Estudiantes de la Universidad de Nangarhar (este de Kabul) protestan ayer con una pancarta contra la muerte de civiles afganos por bombardeos de EE UU.AP
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