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Putin acusa a Bush de fomentar la proliferación nuclear

El presidente ruso califica en Múnich de "muy peligrosa" la política estadounidense

Andrés Ortega

¿Vuelta a la guerra fría? No, porque "Rusia y EE UU no volverán a ser enemigos". Pero el presidente ruso, Vladímir Putin, marcó ayer un punto de inflexión, al menos en su retórica, al calificar en la 43ª Conferencia sobre Política de Seguridad en Múnich de "muy peligrosa" la política exterior estadounidense y acusarla de "fomentar una carrera al armamento nuclear" y otras armas de destrucción masiva, pues "alimenta el deseo de otros países de hacerse" con la bomba y lleva a "un callejón sin salida en materia de desarme" y a "tener que revisar todos los aspectos de la seguridad".

Las palabras de Putin cayeron como agua helada en la conferencia de Múnich
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Las duras palabras de Putin cayeron como un chorro de agua helada en la llamada comunidad estratégica que lleva años reuniéndose en Múnich. El presidente ruso, que participaba por vez primera en esta conferencia, eligió bien el marco y el momento para lanzar estos mensajes, cuando ve, como muchos otros, que EE UU está políticamente debilitado por la guerra de Irak. Curiosa edición de la conferencia, pues en ella públicamente (no así en las conversaciones privadas) casi no se abordó el conflicto de Irak (el liberal británico Menzies Campbell fue una excepción) como si de un inconveniente agujero negro se tratara. Frente a otras ocasiones, ningún orador y una escasa presencia árabe. Nutrida, sí, es la delegación de la Administración y el Congreso estadounidenses, sobre todo para tirar ayer a los europeos de las orejas por su insuficiente esfuerzo en Afganistán, como hizo el senador John McCain, aunque en algo hay una coincidencia total: en Afganistán se juega la OTAN su futuro.

Entre los participantes, y exceptuando a Javier Solana ("de Bruselas"), sólo figura un español: el que suscribe. Solana recibió ayer en la cena oficial el premio Paz a Través del Diálogo que otorgan los organizadores de esta conferencia y el Gobierno regional bávaro, y cuyo único precedente ha sido el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan.

Putin se presentó con su habitual cinismo y estilo directo, y lleno de energía, incluida la del petróleo y gas rusos que le han devuelto a Rusia una parte del peso que tenía. Ejemplo de sus excesos fueron sus referencias a la democracia en Rusia y, en respuesta a una pregunta sobre el asesinato de Anna Politóvskaya, la afirmación de que "más periodistas han muerto en Irak".

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Pero lo que excitó los ánimos en Múnich fueron las críticas tan directas de Putin a EE UU, un país que "se ha salido de sus fronteras nacionales en todos los sentidos", afirmó, "lo cual es muy peligroso". Estamos ante un "uso casi ilimitado de la fuerza en las relaciones internacionales" y "nadie se siente ya seguro porque nadie puede protegerse tras el derecho internacional". Y siguió atacando la concepción unipolar de Washington como "inaceptable", y que además puede malear "al soberano".

Aunque tuvo buenas palabras hacia su "amigo" Bush, "a quien se critica por todo lo que hace pero que es un hombre decente". Consideró que con el desarrollo de un escudo antimisiles por parte de EE UU, que criticó con la misma dureza, "el equilibrio se rompe". Se mostró firme partidario del Tratado de No Proliferación, y volvió a proponer la creación de centros multinacionales de enriquecimiento de uranio, bajo el control del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA). Y sólo admitió el uso de la fuerza bajo la Carta de Naciones Unidas.

Desde Washington, Gordon Johndroe, secretario de prensa del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, declaró: "Estamos sorprendidos y molestos con los comentarios del presidente Putin. Sus acusaciones son erróneas", informa Efe.

No sólo habló Putin contra EE UU. También le recordó a la Unión Europea que Rusia, China, India y Brasil tienen conjuntamente un PIB superior. Putin se declaró también contrario a que la OTAN reemplace a la ONU, y recordó que en 1990, cuando las negociaciones de reunificación alemana, se acordó no desplegar bases militares occidentales más allá de este país. Ahora se plantean instalar bases o estaciones para el escudo antimisiles en varios de los nuevos miembros de la Alianza Atlántica. Respecto a Kosovo, Putin, que representa a un país que tiene derecho a veto en el Consejo de Seguridad, alertó que todo plan que no cuente con el apoyo de las dos partes no contará con apoyo de Rusia. "Si vemos que una de las partes no está de acuerdo con la solución propuesta, no la apoyaremos". "No juguemos a ser dioses", añadió, pues "sólo los kosovares y los serbios pueden resolver este asunto".

Vladímir Putin, durante la Conferencia sobre Política de Seguridad en Múnich.
Vladímir Putin, durante la Conferencia sobre Política de Seguridad en Múnich.REUTERS

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