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Un alto cargo de Bush que supervisa los presos en Guantánamo confirma que hubo torturas

Susan Crawford afirma que las técnicas empleadas con un ciudadano saudí fueron excesivas

Nunca antes nadie tan cercano al entorno de Bush admitió que hubo torturas en Guantánamo. Susan Crawford, la alta responsable de la Administración Bush encargada de decidir si los presos de Guantánamo tienen que ir a juicio o no, así como de revisar las prácticas llevadas a cabo en la prisión militar, ha reconocido que los militares torturaron a un ciudadano saudí acusado de participar en los atentados del 11 de septiembre de 2001, según publica hoy el diario estadounidense The Washington Post

"Nosotros torturamos a (Mohamed al) Qahtani", reconoce Susan Crawford en su primera entrevista desde que fue nombrada en su puesto por el secretario de Defensa, Robert M. Gates, en febrero de 2007. "Su trato coincide con la definición legal de tortura y es por ello que no remití el caso a los tribunales", añade. Durante los interrogatorios se utilizaron técnicas que incluían aislamientos prolongados, privación del sueño, desnudez y largas exposiciones al frío, dejando al preso, según Crawford, en "condiciones peligrosas para la vida".

Susan Crawford, una jueza retirada que también trabajó para la Administración Reagan, se convierte en el primer alto cargo ligado a Bush que expone públicamente que un preso de la polémica prisión militar fue torturado.

Crawford declara que la combinación de las técnicas de interrogación, su duración y el impacto sobre la salud de Qahtani han marcado su conclusión. "Las técnicas utilizadas estaban todas autorizadas, pero el modo en que se aplicaron fue harto agresiva y demasiado persistente (...) Supuso un impacto médico que me impulsó a llamarlo tortura", declara la jueza al diario.

Sin contacto

Estados Unidos negó la entrada de Qahtani un mes antes del atentado del 11-S, cuando supuestamente planeaba ser uno de los secuestradores de los aviones. Posteriormente fue capturado en Afganistán y llevado a Guantánamo en enero de 2002. Su interrogatorio duró alrededor de 50 días entre noviembre de 2002 y enero de 2003, aunque estuvo aislado hasta abril de 2003. "Durante 160 días sólo tuvo contacto con los investigadores", apunta Crawford, quien personalmente revisó los vídeos de los interrogatorios y otros documentos militares.

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El portavoz del Pentágono, Geoff Morrell, explica en un correo electrónico al Post que la Agencia revisó el interrogatorio de Qahtani para concluir que los métodos de Guantánamo, incluidas las técnicas especiales usadas sobre Qahtani en 2002, fueron legítimos en ese momento.

Defensa de Bush y Cheney

El presidente saliente, George W. Bush, y el vicepresidente, Dick Cheney, siempre han defendido que en los interrogatorios nunca hubo torturas.

"Estados Unidos no tortura. Está en contra de nuestras leyes y es algo en contra de nuestros valores", afirmó Bush el 6 de septiembre de 2006, cuando 14 presos fueron transportados a Guantánamo desde prisiones secretas de la CIA. Bush también ha asegurado en más de una ocasión que vetararía la ley que prohíba el uso de la asfixia simulada como método para obtener información. En una entrevista a la cadena ABC, Cheney dijo que la prisión militar no "debería cerrarse".

De todas formas, la jueza comenta en el periódico que Bush acertó al crear un sistema para capturar combatientes enemigos ilegales en la guerra contra el terrorismo, pero su puesta en marcha fue un error.

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