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Reportaje:El futuro de Europa

La batalla secreta de la Constitución

Andreu Missé

El acuerdo sobre el nuevo Tratado de la Unión Europea avanza a marchas forzadas a base de sigilosos contactos bilaterales entre los distintos líderes. Pero únicamente la canciller alemana, Angela Merkel, presidenta de turno de la Unión, tiene toda la información de los resultados. El secretismo seguirá. Así lo subrayaron "con rotundidad", el pasado miércoles, los sherpas alemanes -Reinhard Silberberg, secretario de Estado para Asuntos Europeos, y Uwe Corsepius, asesor de la canciller- quienes informaron a los embajadores de los Veintisiete de la necesidad de mantener una reserva máxima y de llegar a un acuerdo "completo y cerrado" en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los próximos 21 y 22 de junio.

Reino Unido, Holanda, Polonia y República Checa integran el principal frente de rechazo. El Gobierno británico quiere evitar cualquier compromiso para el sucesor de Tony Blair
Angela Merkel pone en marcha la diplomacia del sigilo para desatascar la negociación. La UE critica el "oscurantismo" y la canciller apela a la negociación del Tratado de Roma
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La propuesta de un "tratado simplificado" del nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, supone sin duda una aceleración del proceso y abre expectativas de acuerdo.Las espadas siguen en alto, aunque la diplomacia "secreta" parece dar algunos frutos. Se están reduciendo las diferencias entre los 18 Estados que han ratificado la Constitución y los 9 que lo rechazaron o no se han pronunciado.

La canciller Merkel aguarda en el palacio Meseberg, una fortaleza rehabilitada por la Fundación Messerschmitt, a unos 60 kilómetros de Berlín. Un entorno aislado, ideal para la reflexión y la confidencialidad, donde Merkel irá recibiendo a los distintos líderes europeos. De momento, ya han trascendido los encuentros previstos con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y los líderes polacos, los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, el próximo 16 de junio.

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España forma parte del grupo que, junto con Italia, Luxemburgo, Bélgica y Grecia, defiende con más insistencia la posición de los 18 países que ya han ratificado el Tratado Constitucional.

La batalla en curso afecta a materias que se puedan aprobar por mayoría cualificada (y no por unanimidad, como hasta ahora), entre ellas las relativas a controles fronterizos, asilo e inmigración, seguridad social de inmigrantes, defensa, cultura o protección diplomática. Reino Unido y Holanda no quieren aceptar esta transferencia de soberanía a la UE. En cuanto a la primacía del derecho comunitario sobre el nacional, Londres no quiere que aparezca como tal en el Tratado y muchos países no ven problema en su eliminación, puesto que esa primacía ya ha sido establecida por el Tribunal de las Comunidades Europeas.

Un sistema de negociación completamente al margen de las instituciones comunitarias -a los que sólo se ha informado parcial y esquemáticamente- no ha gustado en Bruselas. Pero sólo la vicepresidenta del Ejecutivo comunitario, la socialista sueca Margot Wallström, ha alzado la voz para censurar el oscurantismo y "la falta de participación ciudadana en las negociaciones". Merkel ya anticipó el criterio de la máxima discreción en marzo pasado, apelando a que "así se hizo también en la negociación del Tratado de Roma", hace 50 años.

También está causando un serio desconcierto la actuación de Reino Unido, que junto a Polonia, Holanda y República Checa constituyen los principales agentes del frente de rechazo. El Gobierno de Londres no ha dado a conocer públicamente ningún documento sobre su posición. Tony Blair no puede despedirse de la Unión Europea en junio con un plantón. Máxime si, como sugirió Nicolás Sarkozy a José Manuel Durão Barroso en septiembre pasado, el actual primer ministro británico podría ser el presidente de la Comisión Europea en 2009. Pero Blair tampoco puede aceptar un listón muy alto que luego no pueda saltar su sucesor, Gordon Brown. Para la representación italiana, el desentendimiento británico es "un comportamiento escandaloso".

La canciller alemana, Angela Merkel, el pasado mes de febrero en Berlín.
La canciller alemana, Angela Merkel, el pasado mes de febrero en Berlín.AFP

Las líneas rojas del Tratado

- Constitución o Tratado.Algunos países como Reino Unido y Holanda rechazan el nombre y el concepto de Constitución, quieren un Tratado más que corrija aspectos puntuales de los anteriores. "No queremos un Tratado Constitucional que modifique las relaciones entre la UE y los Estados", dijo Blair categóricamente. Alemania ya ha aceptado la idea de un Tratado de bolsillo, de menos de un centenar de artículos. La iniciativa de Sarkozy de un Tratado simplificado, que fuera un texto condensado con la sustancia de la Constitución, podría ser el punto de encuentro con los que han ratificado la Constitución.- El sistema de votos de la doble mayoría.El nuevo sistema de votos para aprobar acuerdos por mayoría cualificada, llamado de la doble mayoría, es la aportación más importante de la Constitución que se desea mantener en el Tratado. La mayoría cualificada se define como un mínimo del 55% de Estados que reúnan como mínimo el 65% de la población de la Unión. Hasta ahora sólo se consideraba a los Estados. Al tener en cuenta la población, Alemania resulta la más beneficiada. La representación de España, gracias al fuerte aumento de sus habitantes, pasa del 8,4% al 9,3%. Polonia y la República Checa son los dos únicos países que no aceptan el sistema de la doble mayoría.- Las materias que se pueden aprobar por mayoría cualificada.Otro cambio de fondo que se quiere salvar es la extensión del ámbito de aplicación de la mayoría cualificada para alcanzar acuerdos a 40 nuevos casos, que hasta ahora exigían la unanimidad. Esto permitiría agilizar la UE. Afectará sobre todo a los espacios de libertad, seguridad y justicia. El Reino Unido se opone.- Más poder a los Parlamentos nacionales.Constituye la propuesta más peligrosa, que puede dinamitar toda la construcción comunitaria. Ha sido planteada por Holanda y cuenta con el apoyo del Reino Unido. Hasta ahora, los Parlamentos tenían derecho a hacer dictámenes sobre los proyectos de la Comisión, que podía tenerlos en cuenta, pero no paralizaban su acción. Para España la propuesta de Holanda es inaceptable.- Las competencias de la UE y nacionales.Holanda ha identificado un número de ámbitos en los que no quiere injerencias de Bruselas: sistema de pensiones, seguridad social, educación, asuntos fiscales y cultura.- Nuevas competencias de la UE.Al plantearse un Tratado muy reducido, hay un cierto consenso en que la UE incorpore parte de las políticas previstas en la parte 3 de la Constitución. La mayoría de países estarían dispuestos a incorporar la energía, la seguridad energética, el medioambiente, el cambio climático y la inmigración en el ámbito de competencias de la UE. La cuestión está en determinar la lista de estas nuevas competencias.- Ministro de Asuntos Exteriores de la UE.Reino Unido y otros países rechazan la denominación de ministro, por la posible identificación de la UE con un superEstado. Pero hay bastantes posibilidades de acercar posiciones sobre las funciones.- Primacía del derecho comunitario.El Reino Unido no quiere que aparezca como tal en el Tratado.

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