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El líder de los obispos italianos pide a Berlusconi que aclare las acusaciones

Bagnasco afirma que la sociedad está "consternada" y recuerda el decoro que exige la Constitución

El esperado discurso de Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el primero tras el escándalo Ruby, ha sido un duro alegato contra la pérdida general de valores éticos de la sociedad italiana y, en particular, contra la actitud indecorosa e "incompatible" con un cargo público del primer ministro. "La colectividad mira consternada a los actores de la escena pública y respira un evidente malestar moral", ha dicho el cardenal, que ha definido, sin citarlo, el modelo berlusconiano como una "catástrofe antropológica".

"Todo aquel que acepta un cargo político debe ser consciente de la medida y la sobriedad, de la disciplina y el honor que ese cargo comporta, según recuerda también nuestra Constitución", ha empezado diciendo Bagnasco, glosando un comentario suyo de 2009, cuando Veronica Lario, la mujer de Berlusconi, le acusó de frecuentar a menores.

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Ahora, los fiscales de Milán dicen tener pruebas de que Berlusconi, de 74 años, pagó durante el año pasado a decenas de prostitutas jovencísimas, entre ellas la menor de edad marroquí Karima El Mahroug, conocida como Ruby, para organizar orgías en su casa de Arcore. Y le investigan además por un delito de concusión por haber presionado a la policía milanesa para que pusiera en libertad a Ruby cuando estaba detenida y acusada de robo, alegando que era la sobrina del presidente egipcio, Hosni Mubarak.

Son muchos los que contribuyen a la sensación de "turbación general" y "al clima de deslegitimación recíproca" ha dicho Bagnasco en aparente referencia al escándalo. En todo caso, ha añadido, recordando al primer ministro su obligación de someterse a la justicia, es preciso "aclarar las cosas de manera solícita y calmada, y en las sedes oportunas".

"Degradación moral"

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El líder de los obispos italianos ha mostrado su alarma por la "degradación moral" y ha criticado "la representación falsa de la existencia que intenta conseguir el éxito desde la artificialidad, la ascensión pícara, la ganancia fácil, la ostentación y la mercantilización de las personas", lo que a su juicio conduce a una "catástrofe antropológica" que, según ha dicho, "pone en peligro la imagen de Italia y el futuro de las nuevas generaciones".

"Si se engaña a los jóvenes, si se transmiten ideales podridos, se si les induce a lograr milagros centelleantes e ilusorios, se acaba por transmitir una realidad distorsionada, se oscurece la dignidad de las personas, se manipulan las mentalidades, se roban las energías a la renovación generacional", ha dicho.

El prelado ha pedido "que no se afirmen modelos de comportamientos radicalmente facciosos", y ha parecido enviar un mensaje a los fiscales cuando ha dicho: "Se extienden las noticias que hablan de comportamientos contrarios al público decoro, y se exhiben fragmentos, verdaderos o presuntos, de estilos no compatibles con la sobriedad y la contención, mientras alguno se pregunta a qué se debe esa ingente mole de medios de investigación".

Bagnasco ha llamado a superar "de forma rápida y definitiva esta convulsa fase en la que se mezcla del modo más amenazante la fragilidad ética con la fibrilación política e institucional, con los poderes lanzándose trampas en una lógica de conflicto que dura ya desde hace demasiados años".

Llamamiento para detener la espiral de crispación

El purpurado ha recordado que, mientras todo eso sucede, el país sigue pensando en clave "individualista"; pero la crisis no ha acabado y hay familias que "subsisten con gran dificultad y sufrimiento", ha recordado.

Por último, ha invitado a todos a detener la espiral de crispación para conseguir que el país rejuvenezca, vuelva a crecer desde el punto de vista cultural y por tanto también social y económico, batiendo a los catastrofistas".

El vaticanista Filippo di Giacomo cree que el discurso, aunque ha sido dicho en "jerga eclesial", ha sido más claro de lo esperado y ha reflejado la división de la Iglesia italiana: "Una base mayoritariamente antiberlusconista frente a una jerarquía minoritaria pero muy poderosa, que vive todavía enrocada en sus privilegios y en sus relaciones personalizadas con el poder político".

Según Di Giacomo, "el mensaje del subtexto va dirigido a los mediadores como Camillo Ruini, Angelo Scola o Rino Fisichella que defienden lo indefendible. Y les dice: "Queridos hermanos que todavía creéis en Papa Noel, sabed que estáis en minoría, y que ha llegado la hora de cambiar de montura. Ahora saldrá un obispo que traducirá eso al italiano".

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