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El regreso al 'núcleo duro' de la Alianza Atlántica divide Francia

Intenso enfrentamiento en el Parlamento sobre la vuelta al mando integrado

Antonio Jiménez Barca

El debate fue vibrante y vivo, con tiras y aflojas, gritos, insultos, pataleos y abucheos. Y discursos encendidos a favor y en contra. El Parlamento francés discutió ayer la entrada del país en el mando integrado de la OTAN. Pero no sólo se discutía de eso. Se habló de independencia, de influencia planetaria, del peso diplomático de una vieja potencia que se resiste a jugar de defensa y no de delantero en el equipo ganador, en resumen, de la identidad de Francia y su lugar en el mundo, que algunos ven cuestionados por el reingreso en el núcleo duro de la Alianza Atlántica y, otros, por el contrario, reforzados.

El primer ministro, François Fillon, llegó con un largo discurso escrito que leyó, con su flema característica, sin inmutarse por los chillidos que le llegaban desde la izquierda del hemiciclo. "No necesitamos lecciones de democracia de algunos que quieren venir aquí a dárnoslas", soltó, nada más empezar. Fillon salía al paso de la principal crítica al debate: que es inútil, que todo está decidido, que el próximo 2 de abril Nicolas Sarkozy anunciará el ingreso de Francia en el núcleo duro de la Alianza en una cumbre que se celebrará, simultáneamente, en las ciudades fronterizas de Estrasburgo (Francia) y Khel (Alemania). Fillon continuó elevando el listón y atacando el corazón del problema y de la discusión: "Francia es grande, señores, cuando es grande para el mundo, Francia se siente concernida por una responsabilidad universal".

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Los de las bancadas de la izquierda seguían chillando. Los de la derecha aplaudían. No todos. Había asientos vacíos, pertenecientes a diputados de la derecha (viejos gaullistas, seguidores del ex primer ministro Dominique de Villepin, contrario al ingreso...) que no estaban de acuerdo y que no acudieron al debate.

El primer ministro Fillon continuó, inmune a los gritos: "¡Nuestra nación no recibe órdenes de nadie! Francia, aliada pero no vasalla, fiel pero no sumisa, fraternal pero no subordinada: así es nuestra relación con América". Alguien, desde los escaños socialistas, chilló: "¡Marioneta!".

Después, inevitablemente, citó al general Charles De Gaulle, que en 1966 retiró a Francia del mando integrado de la OTAN por divergencias con Estados Unidos. Obligó, un año después, a levantar las bases militares de EE UU ubicadas en suelo francés. Fillon precisó: "Hay una lección que debemos recordar del general: la de jamás mirar al porvenir con los ojos del pasado".

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Al concluir, volvió a lo intrínsecamente francés: "Las circunstancias evolucionan, señores, las estructuras cambian. Pero nuestra esencia permanece: la de la grandeur [grandeza] de Francia".

El socialista Laurent Fabius personificó a los oponentes del ingreso. Sin papeles, improvisando, levantó a los suyos del asiento y molestó a los contrarios con una intervención decidida que comenzó criticando un debate que, según dijo, no iba a ninguna parte. Sin embargo, se metió de lleno en él. Y criticó al Gobierno por haber rebajado las condiciones de acceso, de haber aceptado exigencias estadounidenses. Pero luego se dedicó a cuestiones más abstractas: "¿Quién nos garantiza que si Francia hubiera estado en [el núcleo duro de] la OTAN habría podido liderar la oposición contra la guerra de Irak?".

Algunos han criticado la hipocresía que implica rechazar el ingreso en el mando integrado de la OTAN mientras se permanece en todas las otras estructuras de la Alianza. Es lo que se ha denominado "un debate simbólico". Fabius no rehuyó el asunto: "Los símbolos son necesarios. La gente se mueve por símbolos. Son esos símbolos y esa historia la que hacen a Francia más grande que sus habitantes y su geografía". Y concluyó, citando al general: "Y digo como De Gaulle: 'Izad los colores', pero los colores de la libertad, la igualdad, la paz, el desarrollo de los pueblos y su independencia".

Tras el intenso debate, la Asamblea Nacional aprobó el regreso de Francia al corazón de la OTAN por 329 votos a favor y 228 en contra.

El primer ministro francés, François Fillon, se dirige a la Asamblea Nacional.
El primer ministro francés, François Fillon, se dirige a la Asamblea Nacional.AFP

París duplica el gasto en armamento

El mismo día en que la Asamblea Nacional francesa discutía el retorno del país al mando integrado de la Alianza Atlántica, se hacía público que el Gobierno de Francia gastará este año en armamento y en equipamiento militar el doble que en 2008, según los datos de la Delegación General del Armamento (DGA) del Ministerio de Defensa. En concreto, a lo largo de 2009, Francia gastará cerca de 20.000 millones de euros en estos conceptos. El año pasado no se llegó a los 9.300 millones de euros.

"Este nivel de encargos responde a que es la primera vez que se aplica la Ley de la Programación Militar, que durará hasta 2014 y que es consecuencia de un Libro Blanco sobre las necesidades de seguridad de Francia elaborado el año pasado", explicó el portavoz de la DGA.

También ha influido en esta subida de los gastos de armamento y de investigación militar el plan de Reactivación Económica, anunciado por Nicolas Sarkozy en diciembre de 2008. Este plan fue concebido, sobre la base de la inversión pública, para salir cuanto antes de la crisis y evitar la pérdida de puestos de trabajo. Está dirigido a las empresas francesas.

El dinero francés para armamento e innovación militar servirá, entre otras cosas, para adquirir aviones de combate francés Rafale, helicópteros de guerra Tigre y fragatas polivalentes de la clase Fremme, según explicó ayer un portavoz de la Delegación General del Armamento de Francia.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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