_
_
_
_
_
LA POSGUERRA DE IRAK | Ataques de la resistencia

Los sabotajes y los atentados contra EE UU se multiplican por todo Irak

Muere un soldado danés en un enfrentamiento en un control de carreteras en Basora

Ramón Lobo

La prisión de Abu Gharib, la más odiada durante el régimen de Sadam Husein y donde fueron ejecutados miles de presos políticos, fue atacada en la noche del sábado por la resistencia, según anunció ayer el mando estadounidense en Bagdad. Tres granadas de mortero explosionaron en su interior causando la muerte de 6 prisioneros y heridas a 59. No hay noticias de que se hayan producido fugas. Nadie ha reclamado la autoría de la acción. Abu Gharib está situada a 30 kilómetros al oeste de la capital, en la carretera de Faluja y Ramadi, puntos negros del llamado triángulo suní.

Más información
Un periodista palestino muere por disparos estadounidenses en Irak
El jefe de las tropas españolas resta importancia a los incidentes en Diwaniya
Los soldados centroamericanos comienzan a viajar a la zona
Un periodista palestino muere por disparos
Un ataque deja sin agua corriente a 300.000 habitantes de Bagdad
Defensa aseguró en un documento que Irak tenía viruela, carbunco, gas mostaza y neurotóxicos
EE UU teme que los ataques en Irak se extiendan a objetivos civiles y económicos

Abu Gharib era el símbolo de la represión del Estado policial creado por Sadam. Muchos de los que allí entraban detenidos por la Mujabarat (polícia política) salían envueltos en un sudario para ser enterrados enfrente, al otro lado de la carretera, donde se encuentra el cementerio que lleva su mismo nombre. Las tumbas de la derecha están cuidadas, son de civiles; las del fondo, a la izquierda, tienen colocada una banderita y un número, pertenecen a los presos ejecutados. De los 1.000 túmulos, la mitad han sido abiertos por los familiares que querían recuperar los restos.

Los militares estadounidenses que tomaron la capital el 9 de abril prometieron cerrar ese centro de la ignominia o dejarlo como un museo del horror. La cantidad de detenidos, tanto ex dirigentes del régimen depuesto (ayer en Tikrit, un portavoz militar anunció la captura de 30 cargos medios) como delincuentes comunes, les han obligado, dicen, a acondicionarlo de nuevo. Los 500 presos duermen desde hace unas semanas en los patios metidos en tiendas de campaña y vigilados por guardianes apostados en los torreones. Mientras, los obreros contratados por la autoridad civil se afanan en acondicionar las celdas de un metro por un metro y medio para trasladarlos en breve a ellas. No hay fecha para la reinauguración del penal, pero los estadounidenses ya tienen decidido el nuevo nombre de Abu Gharib, se llamará Penitenciaria Central de Bagdad.

El ataque se produjo pasadas las once de la noche (dos horas antes en la España peninsular) del sábado. Los tres proyectiles de mortero estallaron en la zona donde se encontraban las tiendas. Se desconoce el motivo de los agresores, si su objetivo era liberar a los detenidos o matar a los fieles de Sadam. Esta confusión sobre los fines espolea aún más la tesis de que la resistencia actual es doble (grupos de ex leales de la dictadura y militantes islámicos), sin jefes operativos ni estructura de mando y cuyo objetivo compartido es golpear duro al invasor.

El ataque contra la prisión fue una de las muchas acciones de la resistencia en una jornada especialmente violenta. Dos se dirigieron contra objetivos económicos (un oleoducto al norte) y una instalación que dejó sin agua a 300.000 personas en Bagdad. Otras, mantienen el punto de mira en las tropas de EE UU y alguno de sus aliados. El jefe de policía de Mosul, al norte del país, general Mohamed Jairi al Basawui, se encuentra en estado crítico tras ser tiroteado al salir de su casa. Este tipo de atentados tienen por objetivo atemorizar a los iraquíes que colaboran con EE UU. También fue lanzada una granada a la embajada turca en Bagdad sin causar heridos. En el sur, cerca de Basora, un militar de Dinamarca, del que no se ha revelado nombre ni graduación, resultó muerto el sábado en un enfrentamiento con unos desconocidos en un control de carretera. Se trata de la primera baja mortal de un militar que no pertenece a la coalición (EE UU, Reino Unido y Australia). Dinamarca envió este verano 400 soldados.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En Bagdad, dos soldados estadounidenses resultaron heridos tras ser tiroteados a la salida de un restaurante. Cuando militares de este país entran en un establecimiento para almorzar se crea de inmediato un significativo vacío a su alrededor. No es tanto por un rechazo ideológico, sino por el miedo a perecer con ellos un atentado. Desde que George W. Bush, anunciara el final de las hostilidades en Irak el 1 de mayo han muerto 60 soldados norteamericanos y más de 400 han resultado heridos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_