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Catástrofe en Asia

"Los soldados roban a los muertos"

Varios supervivientes denuncian saqueos y temen que la ayuda se pierda

Los cuerpos comienzan a descomponerse, y en algunos lugares el olor es ya el que determina su posición. Bajo una montaña de escombros, flotando en las orillas del río, sumergidos en el arrozal, o tapados con las ramas de árboles caídos.

Lo cuentan los supervivientes que con gran dificultad logran comunicarse con el exterior de un país sellado. Según tres afectados contactados por correo electrónico y vía telefónica, haciendo uso de teléfonos tailandeses puesto que la mayoría de líneas del país no funciona, algunos militares de la zona afectada por el Nargis "están robando a los muertos".

Los alimentos comienzan a escasear y tienen precios prohibitivos
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La ayuda no llega, los alimentos comienzan a escasear y el estado de los heridos empeora. Ayer por la mañana, Zaw Mot, intérprete de inglés de 34 años, encontró a su tía muerta junto a la carretera que conecta su localidad natal, Dedaye, en el delta del Irrawaddy, con la ciudad más poblada del país, Yangon. "Hay cadáveres por todas partes, algunos de ellos comidos por animales".

Según Mot, una patrulla militar le aconsejó que se alejara, alegando que se teme la propagación de enfermedades. "Entonces fue cuando vi que algunos estaban hurgando en la ropa de los cadáveres, sacaban el dinero que encontraban en bolsos y carteras y se lo guardaban en el bolsillo. También les quitaban los objetos de valor que llevaban", explica.

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Cuando uno de los oficiales se percató de la presencia de Mot y de uno de sus familiares, les aseguró que estaban llevando a cabo la identificación de los cuerpos. "Pero no apuntaban absolutamente nada, y los carnés de identidad ni los miraban", agrega.

Mot recela del papel que los militares van a jugar en la operación humanitaria: "¿En estas condiciones, cómo vamos a recibir la ayuda que envíen? Seguro que se la quedan ellos. Es necesario que el mundo vea lo que está pasando aquí".

Thien Mie, una joven de 23 años de un pueblo cercano a Mawlamyine, en el Estado Mon, uno de los devastados por el tifón y fronterizo con Tailandia, país del que obtienen cobertura de teléfono móvil, confirma las declaraciones de Mot con una versión diferente: "Han hecho salir a muchos vecinos de sus casas para comprobar el estado de los edificios, pero en realidad se han llevado todo lo que han podido".

Estos testigos explican que algunos vecinos se han enfrentado con los militares, "y los soldados les han amenazado con los fusiles". U Suu Thep, su hermano mayor, asegura que ha habido también algún enfrentamiento entre los propios soldados. "La situación es dramática para todos, y algunos están robando lo que pueden antes de que lleguen las organizaciones de ayuda porque ellos tienen armas y la población, miedo. Pero no están todos de acuerdo, y hay tensión", asegura.

Los dos jóvenes afirman también que por ahora no han recibido ayuda alguna, y que los escasos alimentos que quedan tienen precios prohibitivos para la gente corriente. Según Mie, algunas familias han conseguido provisiones a través de la frontera, una de las más porosas de toda Asia.

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