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Los talibanes intensifican su ofensiva

Un coche bomba causa al menos 13 muertos en Kabul, entre ellos cuatro niños

La insurgencia talibán extiende su radio de acción e intensifica cada vez más sus ataques en Afganistán. Un ataque suicida perpetrado ayer en Kabul en contra de un autobús militar causó la muerte de al menos 13 personas, entre ellos seis soldados afganos y al menos cuatro niños. Algunas agencias de noticias elevaban a 17 el número de víctimas mortales. La incertidumbre se debía a las terribles consecuencias de la explosión, que desmembró los cuerpos de las víctimas.

El atentado tuvo lugar sobre las siete de la mañana en una arteria comercial de un barrio del sur de la capital, cuando un coche bomba se estrelló contra un autobús del Ejército afgano que se desplazaba en plena hora punta. El atentado, perpetrado con un Toyota, causó también la explosión de bombonas de gas acumuladas en una tienda cercana al lugar del suceso. Al menos 17 personas resultaron heridas, varias de ellas de gravedad. Entre los heridos también figuraban niños, según fuentes hospitalarias.

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Un portavoz talibán reivindicó el atentado, que se produjo en el último día de la visita a Afganistán del secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates. El día anterior también se había producido un atentado en la capital, lanzado en contra de dos vehículos de ISAF en la carretera del aeropuerto. El ataque se saldó sin víctimas mortales, pero con 22 heridos. A finales de septiembre, otro ataque parecido causó la muerte de 28 soldados en Kabul.

En la capital, Robert Gates tuvo ocasión de manifestar su inquietud por el creciente activismo de quienes combaten a las fuerzas internacionales en el país asiático.

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El año que ahora concluye ha sido el más mortífero desde la caída de los talibanes en 2001, con más de 6.000 bajas, en su mayoría integristas, y ha marcado la consolidación del ataque suicida como arma de combate de los islamistas.

"Está clarísimo que han decidido hacer una guerra asimétrica, no de combate abierto, a base de bombas improvisadas, minas, secuestros e incluso ataques entre ellos, como el de hace un mes en el norte del país", comentaba ayer una fuente diplomática aliada. "Ha sido un año muy difícil".

Estimaciones de Naciones Unidas apuntan a un incremento de hasta el 30% en el número de ataques con respecto a 2006.

El vicepresidente del Parlamento afgano, Mohamed Arif Noorzai, visitó hace unos días a sus colegas de la Eurocámara y allí declaró que los talibanes "son capaces de realizar ataques terroristas, pero no de hacer nada sobre el terreno; no están capacitados para lanzar una ofensiva terrestre". Lo intentaron en el verano-otoño de 2006 y la apuesta les supuso cientos de muertos en la Operación Aquiles de ISAF. Lección aprendida.

"No es cuestión de derrotarlos militarmente, no podemos derrotarlos militarmente", reconocía con franqueza el general John Craddock, supremo jefe militar de la Alianza, en una reunión con periodistas organizada por un grupo de análisis Security and Defense Agenda en Bruselas.

"Se trata de hacerlos irrelevantes, de crear una cuña entre ellos y la sociedad afgana, con pacificación, pero también con desarrollo para que la gente no tenga que depender de ellos para servicios sociales o la justicia", añadía Craddock.

La comunidad internacional lleva seis años implicada en la estabilización en Afganistán y a la hora de los balances echa en falta tener una idea aproximada de dónde se está.

De ahí el plan aliado de fijar 63 indicadores para medir tendencias y efectividad del compromiso para retocar el rumbo conforme a lo que se descubra sobre la marcha del plan de pacificación, reconstrucción y desarrollo.

También se considera urgente coordinar los esfuerzos dispersos de militares y otras entidades civiles (ONU, UE y Banco Mundial, entre otros) y no olvida que el auténtico y último responsable del futuro del país es un Gobierno, hoy presidido por Hamid Karzai, que está lejos de actuar a satisfacción de quienes lo sostienen.

Un soldado afgano hace guardia cerca del autobús contra el que un terrorista suicida empotró un coche bomba, ayer en el sur de Kabul.
Un soldado afgano hace guardia cerca del autobús contra el que un terrorista suicida empotró un coche bomba, ayer en el sur de Kabul.AP
Un autobús del ejército afganos era el objetivo del ataque.Vídeo: ATLAS

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