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Las vacaciones egipcias de Fillon ponen en más aprietos al Gobierno de Sarkozy

El primer ministro francés reconoce en un comunicado que él y su familia usaron un avión egipcio para sus traslados internos, cortesía de Hosni Mubarak

Antonio Jiménez Barca

En plena tormenta mediática y política por las polémicas vacaciones navideñas de la ministra francesa de Asuntos Exteriores en Túnez, otro bombazo sacude al Gobierno de Nicolas Sarkozy, y por las mismas razones: el primer ministro, François Fillon, emitió este martes un comunicado en el que admite que pasó sus pasadas vacaciones de Navidad, desde el 26 de diciembre al 2 de enero, en Egipto "invitado por las autoridades egipcias".

Fillon, a fin de amortiguar el impacto, se adelanta por un día a la información que este miércoles revelará el semanario satírico Le Canard Echaîné. En el comunicado, el primer ministro asegura que él y su familia efectuaron un viaje desde Asuán al enclave arqueológico de Abu Simbel en un avión del Gobierno egipcio. Su estancia, y la de su familia, en una mansión privada dependiente del hotel Movenpick situada en la isla Elefantina, también corrió a cargo de las autoridades de este país, así como una excursión por el Nilo. Fue el mismo Hosni Mubarak el que, según apunta Le Canard Echaîné, ofreció a Fillon el jet privado.

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La noticia habría pasado más o menos inadvertida en cualquier otro país, en cualquier otra época y con cualquier otro Gobierno. No ahora, en un Egipto inflamado señalando a Mubarak la puerta y con el Gobierno francés ya cuarteado por un asunto muy parecido. La ministra de Asuntos Exteriores, Michèlle Alliot-Marie, lleva una semana compareciendo en todas las radios y televisiones a su alcance para tratar de explicar, justificar y disculpar el hecho de que, durante sus pasadas vacaciones navideñas, aceptara viajar en el avión privado de un hombre de negocios acusado de pertenecer al clan de Ben Ali. El hecho se supo después de que la oposición francesa criticara la, hasta el último segundo, condescendiente postura del Gobierno de Sarkozy respecto del derrocado régimen tunecino.

Zarandeada por la Partido Socialista francés (PS), que pidió su dimisión, Alliot-Marie se enredó además en sus propias declaraciones e interpretaciones confusas. Se defendió primero asegurando que no había polémica y que todo respondía a un intento de derribarla; después, cuando se descubrió que en vez de un vuelo había efectuado dos, replicó que durante las vacaciones ella no era ministra de Francia sino una ciudadana más. Al día siguiente rectificaba, reconocía que no había sabido explicarse ("la comunicación no es lo mío") y prometía, en vista del alcance de la reacción y de la polémica, que "jamás" volverá a aceptar el ofrecimiento de un avión privado mientras sea ministra. Este martes, tras hablar de este asunto en la Asamblea Nacional, zanjó: "Ya no responderé sobre esto nunca más".

Ahora es Fillon, que ha defendido hoy -antes de que saltara su caso- a Alliot-Marie, el que se ve en el epicentro de una situación similar. En el comunicado especifica que el viaje de París a Asuán se hizo a bordo de un avión "de la flota gubernamental francesa" y que él corrió con los gastos de su pasaje y el de su familia "al tratarse de un desplazamiento privado". También añade que el 30 de diciembre se entrevistó en Asuán con Hosni Mubarak.

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Martine Aubry, primera secretaria del Partido Socialista francés, al enterarse del viaje egipcio de Fillon, aseguró: "Este Gobierno ha perdido el sentido del espíritu público". Falta saber la opinión de Sarkozy. Hasta ahora ha evitado pronunciarse en público. Lo hará este jueves, en un programa de televisión que se promete jugoso.

El primer ministro, François Fillon, asiste hoy a una sesión de preguntas en la Asamblea francesa
El primer ministro, François Fillon, asiste hoy a una sesión de preguntas en la Asamblea francesaAFP

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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