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Elecciones presidenciales en Kazajistán

Las vibraciones de la revolución en el norte de África llegan a Asia Central

La OSCE critica las elecciones presidenciales en Kazajistán

Kazajistán, país que presidió la OSCE en 2010, no ha dado la talla democrática en los comicios del pasado domingo que permitirán al presidente Nursultán Nazarbáyev, en el poder desde hace más de dos décadas, permanecer al frente del Estado cinco años más.

La nota de "insuficiente" procede de la misma OSCE. Los observadores de esta entidad internacional vieron "las mismas deficiencias" que en anteriores comicios y confesaron su "decepción" en una rueda de prensa el lunes en Astaná. Sin ebargo, están dispuestos a seguir esperando a que Kazajistán materialice las refomas que promete desde hace años. Gracias a estas promesas, Kazajistán consiguió el apoyo de la UE para la presidencia y la cumbre de la OSCE en 2010. España fue uno de sus grandes valedores.

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Entre las serias irregularidades registradas por la misión de la OSCE figuran pucherazos, recuentos opacos de votos y numerosas presiones por parte de las autoridades para obligar a votar a los ciudadanos.El embajador Daan Everts, jefe de la misión OSCE/ODIHR, dijo que muchos directivos habían impartido instrucciones amenazadoras para que sus subordinados votaran o afrontaran castigos. Este comportamiento es ilegal en Kazajistan, admitió Everts. Además, los tres pretendientes a la presidencia no intentaron siquiera cuestionar la autoridad de Nazarbáyev. Según los resultados provisionales, éste obtuvo 95,5% de los votos y la participación fue del 89,8%. Estas cifras permiten al presidente estar a la altura del título de padre de la nación, al estar incluso por encima de las ya meteóricos resultados de su anterior cita con las urnas en 2005. Entonces, logró un 91,15% y la participación fue del 76,8%.

Las vibraciones de la revoluciónes en el norte de África han llegado hasta los régimenes dictatoriales y autoritarios de Asia Central y también a Kazajistán. Aunque las diferencias entre las dos regiones del mundo son grandes, también hay similitudes, como la dependencia de los hidrocarburos, amplios sectores de la sociedad empobrecidos, el enquistamiento en el poder de los líderes y la falta de alternancia democracia.

"Occidente tiene que presionar por la democratización de Kazajistán y no mirar nuestro país sólo como una fuente de hidrocarburos y materias primas. Si no presionan, pueden encontrarse aquí con una revuelta como las del norte de Africa y, dados nuestros cuantiosos recursos y nuestro emplazamiento entre Rusia y China, eso sería un problema para todos. Hay que advertirles de esto ahora", afirmó Zauresh Battálova, una ex senadora de oposición que hizo campaña por el boicot electoral.

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De momento no hay síntomas de que Nazarbáyev pudiera ser víctima de una revuelta social. Al contrario, hay kazajos insatisfechos con el régimen que votan por el presidente, ya que lo asocian con la estabilidad y la paz entre distintas comunidades étnicas y también con un grado de tolerancia impensable en Uzbekistán o Turkmenistán.

Nazarbáyev ha fomentado estas asociaciones, pero tras la imagen de estabilidad de Kazajistán hay una enorme corrupción (Kazajistán ocupa el puesto 105 en el índice de Transparency Internacional de 2010). También hay abismales contrastes sociales, entre una élite derrochadora y prepotente, que posee villas en Suiza y en la Costa Brava, y campesinos obligados a emigrar de un campo arruinado, que se hacinan en busca de trabajo en las chabolas del extrarradio de Almatí y Astaná, las dos grandes ciudades del país. En la cúspide de esta sociedad que conserva muchos rasgos feudales, está Nazarbáyev y a su alrededor los representantes de los distintos clanes que se posicionan para el futuro.

No obstante, "en el país no hay masa crítica para una protesta social de envergadura", opina la politóloga Nargís Kassénova, y puntualiza que "la situación en la vecina Kirguizistán ha influido más que el Norte de Africa". En Kiguizistán el sistema presidencial ha sido transformado en parlamentario. En Kazajistán, el proceso fue el inverso y el actual parlamento consta de una sola fuerza, Nur Otan, el partido del presidente. El tipo de reformas que planea la élite de Kazajistán (como la de Rusia) consistente en restablecer parcialmente derechos y libertades que previamente ha suprimido.

Por lejos que esté una revuelta popular de Kazajistán, el norte de Africa está jugando ya un papel en la política local, bien como señal de alarma para la administración (que ha incrementado hace poco las pensiones de jubilación) bien como esperanza para algunos sectores de oposición . Las revoluciones árabes se debaten en coloquios como el organizado en Almatí por la fundación Friedrich Ebert el 10 de marzo. Vladímir Kozlov, dirigente del partido Algá (que las autoridades de niegan a registrar), fue uno de los asistentes. Kozlov apreció la intervención del diplomático y arabista Rasul Zhumalí, titulada Las revoluciones árabes. ¿Afectará el efecto dominó a Kazajistán?. Zhumalí hizo una lista de condiciones que, según él, se requieren para una revolución. La lista incluye el arraigo del Internet, un gobierno víctima de sus propios esquemas propagandísticos, un poder judicial corrupto, la imitación de formas democráticas. También incluye el síndrome de provisionalidad de la élite (con la consiguiente falta de inversiones materiales y morales en el país) y la superación del miedo. "Estas condiciones se cumplen ya todas ellas en Kazajistán", afirma Kozlov, según el cual se trata de una "cuestión de tiempo". Frente a la sede de Algá en Almatí hay unas fotografías de Astaná, la lujosa capital que Nazarbáyev mandó construir en la estepa, con sus palacios, sus marmoles y luces, y otras fotos de las precarias condiciones de vida del ciudadano de a pie. La divisa del boicot electoral es: "Queremos un cambio. Hoy Kazajistan es subsuelo para los oligarcas, tierra para los chinos y esclavitud para el pueblo". Este lema se refiere a la concentración en manos de unos pocos de la riqueza generada por los hidrocarburos y los metales raros. También se refiere al temor a que los chinos sean invitados masivamente a cultivar los campos que los campesinos kazajos se ven forzados a abandonar por imposibilidad de mantenerse de la agricultura. Durante la campaña electoral, el ex yerno de Nazarbáyev, Rajat Alíev, exiliado en Austria y perseguido por Kazajistán, difundió en Internet un comunicado según el cual su ex suegro había firmado recientemente en Pekin un documento secreto, por el que se comprometía a entregar a China un millón de hectareas de tierra cultivable en arriendo para 99 años. Las autoridades lo han desmentido.

Los problemas sociales de Kazajstán son patentes en Shanyrak, un barrio periférico de Almatí conocido como "el cinturón de la shajida [suicida]". Allí , en un contenedor de 18 metros cuadrados viven Bauzhán y su familia (un total de 8 personas incluidos tres niños). Vinieron de Shymkent (en el sur, cerca de la frontera de Uzbekistán) porque no tenían trabajo. Bauzhán cobra unos 25.000 tengués (unos 100 euros) al mes y no tiene perspectiva de ascenso social. Ni él ni sus paisanos sureños, alojados en las chozas y barracas de Shanyrak, tenían intención de ir a votar. En julio de 2006, el barrio fue escenario de un estallido de violencia cuando la policía intentó desalojar los asentamientos ilegales. El terreno que ocupaban las barracas de los emigrantes rurales había sido comprado por una constructora. Un agente murió rociado con gasolina. La nueva legislación agrícola aprobada en 2003 ha permitido el expolio del campesinado, opina Kozlov.

"Africa es un precedente, pero mientras Nazarbáyev esté en el poder no hay que temer revoluciones como las que han ocurrido allí. Ahora bien, si Nazarbáyev dejara el poder, la revolución podría ocurrir, aunque es más probable que suceda en Uzbekistán", afirma en privado un alto funcionario kazajo. A su juicio, la inestabilidad en Kazajistán puede ser propiciada por las luchas entre distintos clanes y también la pobreza y la marginación. Esta pobreza que se ve en los arrabales de las ciudades resulta especialmente escandalosa porque Kazajstán es el país más rico de Asia Central y con una superficie superior a cinco veces el tamaño de Francia sólo tiene 15,5 millones de habitantes.

Nursultán Nazarbáyev junto a su mujer Sara Voters durante su votación.
Nursultán Nazarbáyev junto a su mujer Sara Voters durante su votación.AP

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