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El problema de la vivienda

Más de 1.500 pisos públicos afectados por la crisis

Siete constructoras que trabajan para la EMV están en suspensión de pagos

Jesús Sérvulo González

La crisis es un virus que infecta incluso a los afortunados. Aquellos que hace unos meses ganaron mediante sorteo un piso público ahora cruzan los dedos para que las constructoras puedan concluir las viviendas que soñaron. Al menos siete empresas que trabajan para la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) de Madrid se han acogido al concurso de acreedores, la antigua suspensión de pagos.

Las constructoras Midascon, Prasi, Valsan, Mazzoti, Tapusa, SEOP y DICO-DHO habían firmado contratos por importe de casi 50 millones de euros con la empresa que promueve la vivienda pública del Ayuntamiento de Madrid. Ahora, 1.523 pisos están parados o ralentizados en la capital porque estas empresas que las tenían que levantar no tienen suficiente dinero para terminarlas. No son pocas: el 35% de las que el Ayuntamiento tiene en construcción.

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En el resto de la región, la vivienda pública no tiene mejor salud. Al menos una decena de constructoras han bajado los brazos porque el agua les llega al cuello. Cientos de casas están aparcadas por toda la comunidad a la espera de resolver esta situación.

"Da mucha rabia", explica Mariano Calle. Tiene 30 años y es consultor informático. Vive de alquiler y cada mes que transcurre se le hace difícil pagar la renta del piso en el que vive junto a su pareja. No por el dinero, sino porque esa cantidad tendría que ser para adquirir su nueva casa. Mariano ansía desde 2007 que le entreguen su vivienda de dos habitaciones en el Ensanche de Vallecas. Como muchos, convirtió su inquietud en curiosidad. Por eso muchos fines de semana acudía con su pareja para seguir la evolución de los trabajos. "Te das cuenta de que algo no va bien. Porque las obras cada vez iban más lentas. Cada vez hay menos obreros. Hasta que se paran", cuenta resignado. Cuando se le pregunta qué hubiera pasado si ya tuviera la casa que le habían prometido, comenta con cierta duda: "No lo tengo planeado. Pero si hubiera tenido el piso, quizá nos habríamos casado".

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Cuando la EMVS detecta que una de las constructoras tiene dificultades, busca a otra que pueda culminar las obras. Y ofrece a los adjudicatarios la posibilidad de continuar en una promoción que se retrasará más de la cuenta o adherirse a otras viviendas públicas ya iniciadas y que culminarán antes. "Me ofrecieron una promoción en Barajas, pero tenía peores calidades", afirma Mariano, al que la suerte le ha dado la espalda. Como a Mónica del Corral, de 29 años, que ha visto cómo su piso ha pasado por la mano de dos constructoras que presentaron suspensión de pagos.

"Cuando me enteré, no daba crédito. Me entró una risa tonta", explica esta mujer. Del Corral cuenta que nadie de la EMVS les comunicó nada. "Me enteré por la prensa".

Ése es uno de los asuntos que más se critican desde la oposición. El concejal socialista Pedro Sánchez ha reclamado en varias ocasiones más transparencia a la EMVS. "Sólo hay oscurantismo. Se olvidan de los ciudadanos. Deberían conocer cuál es el estado de las empresas antes de adjudicarles una promoción". No anda desencaminado. Al menos una decena de adjudicatarios envió una carta hace tres semanas para mostrarle su preocupación por la paralización de las obras en una de las promociones. Días más tarde supieron que la empresa DHO, que hacía su promoción en Carabanchel, presentó suspensión de pagos.

La Empresa Municipal de la Vivienda no quiere aportar datos sobre las constructoras que han suspendido pagos. Un portavoz de la EMVS eludió ayer contestar sobre el asunto. Este periódico intentó, sin éxito, contactar con Juan José de Gracia, máximo responsable del organismo público.

"Nadie me ha regalado nada. Pagamos por una vivienda que no llega", protesta Del Corral, que se sintió afortunada cuando le adjudicaron el piso. "Pedí un traslado a mi empresa para estar más cerca de mi nueva casa. Ahora no sé si viviré cerca del trabajo", se lamenta. ¿Es eso suerte?

Estado de una promoción en Carabanchel.
Estado de una promoción en Carabanchel.

Viviendas sin entregar o vacías

La Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) del Ayuntamiento de Madrid entregó el año pasado 2.293 pisos protegidos a otros tantos afortunados por toda la ciudad. El año pasado invirtió más de 268 millones de euros en la promoción de viviendas, pagando a las constructoras para que levantaran las casas públicas.

Pero muchas de las viviendas que las empresas terminan no están entregadas o no tienen adjudicatario. Beneficiarios de pisos protegidos de la EMVS que han visto cómo ha quebrado la constructora que levantaba sus casas cuentan que el Ayuntamiento les ofreció otros pisos entre una larga lista de viviendas vacías. Varios adjudicatarios relatan cómo hace dos semanas un responsable de la EMVS les mostró una lista de pisos. "Estaban en Barajas o en zonas que no me interesaban", explica uno de ellos.

El PSOE eleva a 818 estas casas terminadas y vacías. El portavoz socialista municipal, David Lucas, aseguró ayer que el Ayuntamiento tiene pisos "terminados sin entregar en algunos casos desde hace más de tres años". Lucas puso como ejemplo varias promociones en Las Tablas y Sanchinarro.

El coordinador general de la EMVS, Juan José de Gracia, negó ayer que la empresa municipal tenga cientos de pisos terminados y sin entregar. De Gracia añadió que "la política del Ayuntamiento de Madrid nunca ha pasado por dilatar la entrega de viviendas a los ciudadanos".

El responsable local de Vivienda señaló que desde 2003 el Ayuntamiento ha dado las llaves de 9.077 pisos. "Tenemos una política efectiva y eficaz", concluyó.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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