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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reunión con ETA

La noticia difundida ayer por la prensa vasca de que emisarios del Gobierno se reunieron con ETA el pasado día 14 en una ciudad europea ha suscitado enorme revuelo. No parece haber dudas de que el encuentro, destinado, al parecer, a tomar la temperatura de la delicada situación, tuvo lugar a pesar de los ejercicios malabares de Pérez Rubalcaba para no confirmarla ni desmentirla. El ministro del Interior convocó a los periodistas simplemente para decirles que no había "novedades relevantes" a día de hoy, que no se sentía ni más optimista ni más pesimista que anteayer y que el proceso se halla aún en sus fases preliminares.

¿Por qué entonces tanto ruido sobre este primer contacto oficial con la banda terrorista, y a 48 horas de la reunión de Zapatero con Rajoy, en la que el presidente del Gobierno debería informar con más detalle al líder del principal partido de la oposición sobre la evolución del proceso y asegurarle que la filtración de la noticia es ajena a su voluntad y no supone otro desaire a su rival por no haberle informado previamente? Probablemente, porque ha servido para clarificar un poco la confusión y obtener garantías de los etarras de que por ahora no rompen la tregua, en contra de las amenazas de que lo harían antes de fin de otoño si no había avances, y todo ello a pesar de que acusan al Gobierno de continuar con la persecución policial y judicial de ETA y Batasuna.

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Si los emisarios de Zapatero salieron de la reunión con ese mensaje, la cita no fue estéril, dado que en momentos muy difíciles, y éstos lo son, hay que esforzarse en mantener el hilo y pulsar la temperatura, como bien le aconsejó el premier británico Blair a su colega español en su reciente visita a Madrid. Ello no obsta para reprochar al jefe del Gobierno por su cumplimiento más que laxo de las condiciones de la resolución parlamentaria de mayo de 2005 y de su declaración del pasado junio que condicionaban el inicio de los contactos a la ausencia de violencia.

Pero dicho esto y constatado que son ya más de tres años y medio los transcurridos sin atentados mortales de ETA, es obvio que el proceso no registra avances sustantivos aun cuando se especule con que el mes próximo pueda dar un giro importante. Para entonces, Batasuna se verá obligada a decidir si quiere participar en las elecciones municipales de mayo del año que viene, y eso pasa por el cumplimiento de la Ley de Partidos, a lo que la izquierda abertzale continúa oponiéndose, y por tanto por la desvinculación de la violencia y a la postre de ETA. Sin embargo, en nada contribuye a impulsar el proceso que Otegi y los suyos sigan sin denunciar la violencia callejera o alienten movilizaciones prohibidas como las de ayer a favor de la autodeterminación. Al igual que tampoco resulta tranquilizador el último incidente amenazador de los etarras al huir de un control policial en el sur de Francia el lunes por la noche.

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