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Reportaje:

Echan chispas

Hay algo a lo que Fernando Alonso todavía no se había enfrentado. Desde que llegó al mundial de fórmula 1 en 2001, había pasado del limbo de Minardi a la gloria que le concedieron sus dos títulos consecutivos con Renault. Se había quejado de que no le superaban los pilotos, sino los coches, cuando estuvo en la escudería más pobre. Y había luchado contra dos nombres del calibre de Kimi Raikkonen y del heptacampeón Michael Schumacher hasta coronarse en los dos últimos años. Sin embargo, había algo que le quedaba pendiente: toparse con un compañero de equipo capaz de vencerle. Esta situación le ha sorprendido al piloto asturiano con la peor combinación posible: Lewis Hamilton no sólo tiene una calidad contrastada, sino que es también el primer piloto negro de la historia -lo que le concede un carisma suplementario-, la esperanza británica en un equipo inglés de pura cepa y el protegido de Ron Dennis, jefe de McLaren Mercedes, la escudería compartida por ambos.

El inglés tiene calidad contrastada y es el primer piloto negro, lo que le da un carisma suplementario
Todos los del equipo seguirán alegrándose más cuando gane Hamilton que cuando lo haga el español
La mujer y el agente de Alonso se refugiaron con los de Renault después de un error del asturiano
Alonso: "Si estoy a 10 puntos es porque lo he hecho peor que él; no he sabido sacar lo mejor del coche"
Se marchó a otra habitación durante la fiesta por el primer tirunfo de Hamilton
El asturiano supo que el británico sería un problema desde el mismo día en que anunciaron su fichaje
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No es extraño que, tras sólo siete carreras, el ambiente interno en el equipo eche chispas. La relación entre Alonso y Hamilton es prácticamente inexistente. Hablan poco, aunque los dos -especialmente el británico- aseguren lo contrario. Ganador nato como es, al español no le gusta que su compañero de equipo lidere el mundial y le saque ya 10 puntos de ventaja. Pero hay muchas otras cosas del equipo que tampoco le gustan. Como el hecho de que ingenieros, mecánicos y demás empleados de McLaren Mercedes se alegren más cuando gana Hamilton que cuando lo hace él.

"Creo que la polémica actual se desató en Montecarlo con las declaraciones de Hamilton y del equipo, con la investigación de la Federación Internacional (FIA) -sobre si habían existido órdenes de equipo para favorecer a Alonso-, y con mi afirmación de que no me sentía del todo cómodo en el equipo", afirma el asturiano.

Los truenos estallaron en Montecarlo. Allí, Hamilton se quejó abiertamente de que el equipo había favorecido a Alonso con la estrategia. "Llevo el número dos en el coche, y eso es lo que soy en el equipo", comentó el británico. Y agregó: "Aún no entiendo por qué me adelantaron el primer repostaje tres vueltas en relación con Alonso, ni por qué me anticiparon también el segundo". Y Dennis puso la guinda: "No me gusta frenar a mis pilotos, pero ésta es una carrera muy especial y, gracias a ello, ahora salimos de aquí con un doblete". Estas palabras provocaron la investigación de la FIA. Pero lo que más molestó a Alonso fue su posterior afirmación: "Con la estrategia que seguimos, si llega a salir el coche de seguridad, Hamilton habría ganado la carrera". ¡O sea, que lo habían planificado todo para protegerle!

La prensa británica cargó las tintas y lanzó algunos adjetivos realmente desagradables contra Alonso, cuando éste se quejó directamente a Ron Dennis del trato que estaba recibiendo. Una relación que había quedado patente ya en la primera carrera del mundial. Fue allí donde Alonso descubrió que, con Hamilton en el equipo, él tenía un problema. Ocurrió en Australia. Más concretamente, en la salida de aquella carrera. Alonso partió en la primera línea, pero un mal arranque le dejó en una pésima posición, cerrado por Heidfeld y viéndose adelantado por un Hamilton tremendamente agresivo. Esa situación provocó un alarde de euforia en el taller y en la caravana de McLaren Mercedes. Sonaron aplausos, sonrisas y se escucharon algunas ironías que no pasaron inadvertidas ni a Luis García Abad, representante de Alonso, ni a Raquel del Rosario, la esposa del piloto. Tras la carrera, los tres estaban tocados. Hasta el punto de que García Abad decidió ver la siguiente carrera en la caravana de Renault. Lo que provocó una reacción airada de Dennis. "Eso no puede repetirse", dijo entonces.

En Australia, Alonso concluyó la carrera en segunda posición, y Hamilton, en tercera. Y en Malaisia, el español ganó la primera carrera para McLaren desde 2005..., seguido por Hamilton. Pero en Bahrein, la situación se invirtió: Alonso fue quinto, con problemas de estabilidad en la parte trasera de su coche, y Hamilton siguió sin bajarse del podio.

En España, Alonso cometió un error en la salida al tratar de adelantar a Massa en la primera curva y volvió a concluir por detrás del británico. En Mónaco se reivindicó, y Alonso volvió a ganar, manteniendo a distancia a Hamilton, que atacó hasta el final -contra las órdenes de equipo-. Pero en los dos últimos grandes premios, los de Canadá y Estados Unidos, la victoria fue para Hamilton, mientras que Alonso concluyó séptimo en Montreal y segundo en EE UU tras haber intentado por dos veces adelantar a su compañero de equipo.

Allí hubo otro punto de conflicto. Alonso encajó mal que Hamilton le cerrara el paso tanto en las primeras curvas de la carrera como después en la 38ª vuelta, tras el primer repostaje, cuando iba más rápido que él. Y entonces, al paso por la recta de boxes, se dirigió hacia la parte del muro que ocupaba McLaren y le hizo una seña a Dennis. ¿Fue una queja? Alonso no se pronunció. Pero Martin Witmarsh, director general de McLaren, lo interpretó como un gesto de reconocimiento hacia Hamilton y dejó clara la postura del equipo sobre el duelo entre sus dos pilotos: "Creo que Alonso quedó algo frustrado al no poder adelantar a Lewis. Francamente, durante todo el fin de semana, e incluso a mitad de carrera, Alonso fue un poco más rápido que Lewis. Pero éste hizo un fantástico trabajo en la cronometrada, realizó una gran salida y luego defendió con fiereza su posición en varias ocasiones".

Aunque en el equipo se esforzaron para dar valor también a la actuación de Alonso, que por primera vez se subió al podio en la carrera norteamericana, lo cierto es que cuando él entró en la zona técnica del equipo hubo mucho menos júbilo que cuando lo hizo Hamilton. Durante el camino desde el podio hasta los cuarteles de McLaren, Alonso estuvo acompañado por García Abad y un par de periodistas españoles, mientras que, detrás suyo, Hamilton era agasajado y perseguido por todas las televisiones. Y después, una vez dentro, recibió felicitaciones y abrazos de Dennis, Witmarsh, Haug y del resto del equipo que se encontraba allí. Hubo celebración. Y Alonso la vivió de muy cerca porque estaba al lado, en una habitación anexa.

Antes, tras concluir la carrera, se había bajado del coche y se había quedado reflexivo en un rincón del que no se movió hasta que Hamilton se dirigió a él para saludarle. Y cuando después llegaron al podio cogidos por los hombros, no pareció que Alonso estuviera disfrutando demasiado con aquella situación. Eso no es lo que él hace cuando gana. Sus triunfos son suyos. Y como ganador nato que es, no le gusta perder. Por eso no estaba para celebraciones. Desde que se bajó del podio tenía prisa. Le esperaba un avión particular para desplazarse a Gran Bretaña. Y partió cuando los demás todavía estaban degustando el champán. Éste es el ambiente que se vive en el equipo.

Que Hamilton era un buen piloto lo sabía todo el mundo. Pero lo que ni Dennis, ni mucho menos Alonso podían imaginar era que, con sólo 22 años, tuviera una adaptación tan rápida a su nuevo coche y a la competitividad de la F-1. El británico aún no se ha bajado del podio en las siete carreras que se llevan disputadas. ¡Y es el único que lo ha conseguido! Ha superado a Alonso en cuatro carreras, ha ganado dos, y se ha convertido en el líder más joven de la historia de la F-1 en el año de su debut. Ante el Gran Premio de Francia, que hoy se disputará en Magny Cours, Hamilton lleva 10 puntos de ventaja sobre Alonso - o sea, una carrera-, 19 sobre Felipe Massa y 26 sobre Kimi Raikkonen. Se ha convertido en el principal problema no sólo de los dos Ferrari, sino, fundamentalmente, del doble campeón mundial.

Y ésa es una situación nueva para Alonso. A estas alturas de la temporada, nunca había sido dominado de esta forma por su compañero de equipo. "No me pone presión ni es mi peor compañero", contesta Alonso cuando le preguntan al respecto. "Fisichella siempre me complicó las cosas al principio de la temporada, y con Trulli estuvimos muy igualados. Y tuve que ganar mis dos títulos mundiales frente a Raikkonen y a Michael Schumacher. En los dos años en que gané el título siempre me perseguían en la clasificación. Ahora voy yo de perseguidor de Hamilton. Es distinto, pero mi coche funciona, me siento cada vez mejor con él y, si la suerte me da la cara, creo que puedo revalidar mi título mundial".

Hasta ahora siempre había estado por encima de sus compañeros de equipo desde que se subió a un monoplaza en las World Series, junto a Antonio García, a quien le arrebató un título que parecía predestinado. Después le siguió el brasileño Tarso Marques en Minardi, en 2001, y Alonso le superó 10 veces en clasificación (contra dos) y seis en carrera (contra cuatro). Luego, en 2003, su primer año como piloto oficial de Renault, el asturiano salvó con nota su duelo personal con Jarno Trulli, su compañero, al que derrotó nueve veces en carrera -incluyendo su primera victoria en Hungría- y estuvo por detrás en seis ocasiones. En 2004 volvió a superarle por nueve a ocho en carreras. Y con Fisichella, el balance de las temporadas 2005 y 2006 resultó abrumador: Alonso le ganó en 28 carreras y el italiano sólo en seis, y en la parrilla estuvo por delante 27 veces, por nueve de su rival.

¿Cómo podía imaginar, pues, que un novato iba a torcer esta situación de predominio? Alonso trabajó a destajo durante el invierno en los cuarteles de Woking con los ingenieros y los mecánicos, con los responsables del equipo, aportando ideas y los conocimientos adquiridos en Renault. El objetivo era conseguir que el nuevo McLaren fuera rápido y no se rompiera, ganar una fiabilidad hecha añicos en 2005 y una falta de prestaciones evidente en 2006, cuando Raikkonen, Montoya y De la Rosa no lograron ganar ni una carrera. El equipo se revolucionó con la llegada de Alonso, y el resultado de esa implicación es el coche ganador que ahora tiene McLaren. Pero el piloto español, de 25 años, tiene la sensación de que el resultado de todo aquel trabajo y de toda su experiencia en los reglajes y en el conocimiento de los circuitos lo está aprovechando Hamilton para ganarle sobre el asfalto.

"Ya sé que en todos los equipos la información sobre telemetrías y reglajes circula con fluidez", reconoce Alonso. "Y en nuestro equipo ocurre lo mismo. Claro que tengo acceso a las telemetrías de Lewis. Pero, por el momento, quien mejor conoce los circuitos y quien logra una mejor puesta a punto en cada circuito soy yo". Por tanto, quien mayor provecho saca de los datos telemétricos y de las puestas a punto es Hamilton. Y el británico lo reconoce: "Poder trabajar junto a un doble campeón del mundo como Alonso es fantástico. Estoy aprendiendo mucho de él. Para mí esta situación es un auténtico sueño. No podía ni imaginarme que tras siete carreras estaría dominando el mundial con esta ventaja. Pero faltan aún muchas carreras".

El título se dirimirá, al final, en los circuitos. Y eso lo saben los dos. McLaren no va a favorecer a ninguno de ellos en especial. Hasta ahora les ha dado el mejor coche posible, por encima incluso de su gran rival, Ferrari. Y lo seguirá haciendo. "Dennis no hará favores a nadie", afirma Joan Villadelprat, ex mecánico de McLaren y ex director deportivo de las escuderías Benetton y de Prost. "Les dará el mejor coche posible y utilizará para ello todo lo que haga falta, aplicando a cada máquina los mejores datos telemétricos que ofrezcan los dos pilotos y la mejor puesta a punto. No esconderá nada a nadie. Ni Alonso pretende esconder nada. Pero en algunos casos, hay pilotos que intentan decir medias verdades a sus compañeros de equipo para intentar que vayan por el camino equivocado. No sé si Fernando lo ha hecho, pero sería lógico".

Así que Alonso no puede esperar nada más de lo que ya tiene por parte del equipo. McLaren mantendrá la imparcialidad. Tampoco puede pensar que los sentimientos de las personas que componen la escudería van a cambiar. Hamilton seguirá siendo para todos aquel muchacho que ha crecido en el seno del equipo desde los 13 años y que ha ido superando con nota todas las etapas y los desafíos que se le han ido presentando; el último, ganar el título de la GP-2 la pasada temporada. Todos seguirán alegrándose más cuando gane Hamilton que cuando lo haga Alonso. Y el español deberá seguir soportando algunas situaciones de incomodidad dentro del equipo. Pero el título se disputará en los circuitos. Y allí tendrá las mismas prerrogativas que su compañero. No le escatimarán el mejor material.

"También a mí me ha sorprendido su rendimiento. Si estoy a 10 puntos es porque lo he hecho peor que él, porque no he sabido sacar lo mejor del coche o porque él ha tenido mucha suerte", comenta el asturiano sobre la temporada de Lewis Hamilton. "En Mónaco tocó cinco veces las vallas de seguridad y no le ocurrió nada. En Canadá, las tres veces que entró el coche de seguridad se produjeron justo cuando él acababa de hacer el repostaje, así que le beneficiaron mucho y perjudicaron a todos los demás. Tarde o temprano se le acabará la suerte, y espero que yo la recupere. Para ser campeón del mundo hace falta ser muy regular y tener algo de suerte. Yo la tuve en 2005, cuando Raikkonen rompía el motor siendo el más rápido, o el año pasado, cuando, a dos carreras para el final, Schumacher rompió su máquina".

Alonso supo que Hamilton sería un problema desde el mismo día en que Dennis anunció su fichaje. Tal vez no es la estrella del equipo, como lo fue en Renault los cinco años que estuvo con ellos, pero sigue siendo un doble campeón mundial y un piloto muy rápido y cerebral. Aunque, contrariamente a lo que cabía suponer, la tensión que se vive entre los dos pilotos de McLaren Mercedes parece estar afectándole más a él que a Hamilton. Alonso ha cometido más errores en las siete carreras que lleva disputadas que en los años que estuvo con Renault. Hamilton, en cambio, permanece impoluto en este apartado. Sólo se le recuerda un error en un entrenamiento y alguna pasada de frenada. Nada importante, todavía. Pero quedan 10 carreras y las cosas pueden cambiar. Fernando Alonso confía en ello, especialmente en los grandes premios europeos que comienzan hoy en Francia. "Mi mundial empieza ahora", concluye el asturiano.

Los McLaren de Lewis Hamilton (en primer término) y Fernando Alonso, en el Gran Premio de Canadá de F-1, que ganó el inglés.
Los McLaren de Lewis Hamilton (en primer término) y Fernando Alonso, en el Gran Premio de Canadá de F-1, que ganó el inglés.

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