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El estudio de la 'firma' genética permitirá predecir la evolución de un cáncer de mama

La mortalidad a los 10 años oscila entre el 5,5% y el 45%, según la malignidad del tumor

Un grupo de investigadores holandeses ha descubierto en tumores de mama una firma genética que parece ser un factor predictivo de si el cáncer se va a extender o ser mortal, o si se podrá curar fácilmente mediante cirugía, sin causar nuevos daños. La investigación abarcó relativamente pocas pacientes, todas relativamente jóvenes, y sus conclusiones todavía deben ser confirmadas por otros estudios. Pero los científicos han afirmado que la firma genética (la actividad de un conjunto de 70 genes) parece predecir la mortalidad por cáncer mejor que las mediciones tradicionales, como el tamaño del tumor, la fase evolutiva, o si se ha extendido a los nódulos linfáticos de la mujer.

El seguimiento de las participantes en el estudio reveló que el 5,5% de las mujeres cuyo cáncer presentaba una firma genética benigna fallecieron en el plazo de una década, frente al 45% de aquellas que presentaban una firma genética maligna.

Pasarán varios años antes de que este estudio pueda cambiar la práctica médica
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Pasarán al menos varios años antes de que el trabajo pueda cambiar la práctica médica. Pero los resultados obtenidos por los investigadores de Amsterdam suscitan cuestiones sobre la naturaleza del cáncer, su tratamiento y las ventajas de la detección precoz. El estudio no abordó la cuestión de cómo tratar el tumor de las mujeres que presenten firmas genéticas malignas, lo que tendrá que ser objeto de posteriores estudios.

Mientras tanto, los resultados ponen en duda algunas creencias que se mantenían desde hacía tiempo. Los médicos suponían, por ejemplo, que después de la cirugía, para estar seguros, debían tratar prácticamente a todas las pacientes de cáncer de mama con quimioterapia, terapia hormonal o radiación, basándose en la creencia de que es muy difícil diferenciar a aquellas mujeres a las que el tratamiento adicional puede resultar beneficioso de aquellas que no lo necesitan. El estudio indica que quizá pronto sea posible realizar esa distinción, y que en el futuro a muchas mujeres se les pueda decir que no necesitan quimioterapia.

"Lo que esperamos es poder determinar qué subgrupos de pacientes requieren una terapia menos agresiva, o quizá ninguna terapia", afirma Todd Golub, que dirige la investigación sobre genómica del cáncer en el Centro para la Investigación Genómica de Whitehead/MIT, en Cambridge (EE UU).

El estudio, publicado en The New England Journal of Medicine, se originó hace unos años, cuando los investigadores, dirigidos por Rene Bernards, profesor de carcinogénesis molecular del Instituto Holandés contra el Cáncer, con sede en Amsterdam, comenzó a buscar miles de genes procedentes de tumores de mama. Se preguntaban si habría un patrón de actividad génica asociado a un pronóstico favorable y otro asociado a un pronóstico desfavorable.

La metodología para tales investigaciones no se ha desarrollado hasta hace poco, con los chips génicos. Cuando se lava material tumoral encima de los chips, fragmentos de genes activos se adhieren a éstos. Mediante tintes fluorescentes para mostrar cuándo tienen actividad, los investigadores pueden establecer patrones y relacionarlos con el comportamiento de un tumor. El estudio inicial condujo a los investigadores a centrarse en 70 genes que habían identificado en una investigación reducida. El estudio indicaba que la actividad de los genes parecía predecir el pronóstico, pero necesitaban confirmarlo.

Comenzaron por ello un nuevo estudio, en el que incluyeron 295 pacientes consecutivas del Instituto Holandés contra el Cáncer. Las mujeres, con edades inferiores a 52 años cuando se les diagnosticó el cáncer, recibieron tratamientos convencionales desde 1984 a 1995. Los médicos habían conservado tejido de los tumores correspondientes. Sabían qué tumores estaban extendidos a los nódulos linfáticos en el momento de realizar el pronóstico. También sabían si el cáncer de una mujer se había extendido a todo el cuerpo o si se no se había reproducido después del tratamiento inicial. Y sabían quiénes habían fallecido de cáncer de mama en el transcurso de la década siguiente al diagnóstico.

"Nos preguntamos si la firma genética podría predecir el resultado de la enfermedad en estas pacientes", explica Bernards. "La respuesta está muy clara. Es tan bueno, que resulta mejor que cualquiera de los criterios conocidos y utilizados hoy en día para decidir si las enfermas necesitan terapia añadida". Los investigadores creen que los próximos años serán cruciales. Hay más estudios en marcha que buscan las firmas genéticas de células tumorales. "Una marea de datos" aparecerá pronto en las revistas médicas, afirma Marc Lippman, experto en cáncer de mama de la Facultad de Medicina de Michigan.

El tamaño no es lo importante

Los tumores pequeños tienen a menudo firmas genéticas malignas, mientras que los grandes las tienen a menudo benignas. Esto cuestiona una idea común sobre la evolución de los tumores malignos. A menudo se dice que al principio los cánceres son incapaces de producir metástasis, pero a medida que crecen, adquieren esta capacidad.

"Esto se basa en la noción de que los tumores experimentan una evolución en la que adquieren más mutaciones a medida que crecen", declara Bernards. "Según dicha noción, los tumores pequeños son inherentemente menos agresivos y menos malignos. Pero nuestro perfil de expresión génica demuestra que la idea es demasiado simplista, al menos en lo que se refiere al cáncer de mama". Eso no quiere decir que un tumor pequeño e inocuo nunca pueda convertirse en mortal, añadió, sino que los cánceres más mortales son potencialmente mortales incluso cuando son muy pequeños".

Golub lo explica claramente: "El potencial metastásico está integrado en el momento del diagnóstico". En su opinión, el destino de un tumor podría estar sellado desde el momento en que se detecta, independientemente de lo pequeño que sea.

De acuerdo con Golub, "estos estudios genéticos sugieren que la probabilidad de metástasis podría estar integrada, pero eso no quiere decir que la metástasis se haya producido ya. La detección precoz sigue siendo importante".

Larry Norton, experto en cáncer de mama del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, ha declarado que cree que "las pruebas favorecen realmente el diagnóstico precoz". Pero, "incluso en el mejor de los casos -tumores pequeños, nódulos no afectados-, los tumores pueden producir metástasis". Así que, si las firmas genéticas pueden determinar qué tumores son peligrosos, aunque sean pequeños, "significaría un gran avance".

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