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Un maltratador con permiso penitenciario asesina a su novia

Intentó matar a su ex mujer y a los vecinos que testificaron en su contra

Ella convivía con él desde hacía varios años, antes incluso de que fuera denunciado por maltratar a su anterior esposa. María del Rosario Peso André suplicaba al director de la prisión que le concediese a su novio, Maximino Couto Durán, permisos penitenciarios. Aseguraba que era un buen hombre. Pero el sábado por la mañana, este hombre al que Rosario tanto defendió la mató a golpes en la casa que compartían en Tourón, en el Ayuntamiento pontevedrés de Ponte Caldelas. Luego trató sin éxito de asesinar a su ex mujer, que ya había sido víctima de su violencia machista en el pasado y con la que tuvo cuatro hijos.

Maximino recorrió 15 kilómetros hasta su vivienda en Mourente (Pontevedra) pertrechado con varios cuchillos y un pico. No encontró obstáculos. El brazalete electrónico con el que las fuerzas de seguridad controlaban el cumplimiento de la orden de alejamiento falló. Su ex esposa se salvó de milagro porque no estaba en casa. El agresor la emprendió entonces contra un matrimonio vecino que había declarado contra él en el juicio por malos tratos. Los acuchilló y están heridos de gravedad. El policía que intentó reducirlo sufrió lesiones leves.

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Maximino Couto, constructor de 60 años, disfrutaba de un permiso concedido por la cárcel de A Lama (Pontevedra). La autoridad penitenciaria estaba convencida de que no suponía ningún peligro. Ayer, el director del centro, José Antonio Gómez Novoa, se mostraba desolado: "La mente humana es complicada e impredecible". Sostiene que "se ha hecho todo bien" y, aunque admite que el fallo del GPS de la pulsera electrónica debe ser investigado, subraya que el presunto autor de la muerte de Rosario Peso gozaba de los beneficios penitenciarios que se merecía. Estaba condenado a dos años y siete meses por amenazas y daños a su ex mujer. Le faltaban 20 días para su libertad definitiva.

Maximino Couto, según sus vecinos, era muy violento y fue despedido de su trabajo en la planta de celulosas de Pontevedra por agredir a un encargado.Tenía prohibido acercarse a su víctima a menos de dos kilómetros. Una distancia cuatro veces superior a la habitual (500 metros). La Guardia Civil vigilaba sus movimientos a través de una pulsera guiada mediante GPS. Hasta el sábado había disfrutado de varios permisos y en uno de ellos, el pasado marzo, acabó detenido porque no respetó los límites de alejamiento.

En esa ocasión, la Guardia Civil lo localizó conduciendo un coche con su novia. Fue arrestado pero, tras alegar que se había saltado la distancia de alejamiento sin querer, el juez sobreseyó el caso y poco después, con el beneplácito del juzgado y de los técnicos de la cárcel, Maximino volvió a disfrutar de al menos otros tres permisos.

El último, de cuatro días, lo inició el pasado martes, después de que la mujer a la que estaba a punto de matar le suplicase al director de la cárcel que le dejase salir ese mismo día. "Estuvo llorándome, suplicando, hecha polvo", recordaba ayer el responsable de la prisión, quien afirma que Rosario y Maximino eran una pareja "normal", en la que nada parecía apuntar a que ella era o iba a ser víctima de la violencia machista. Se aceleraron los trámites para instalar el GPS y se alertó a la Guardia Civil de Pontecaldelas de que el recluso, que según fuentes policiales tomaba antidepresivos y abusaba del alcohol, iba a pasar en la zona cuatro días.

El sábado por la mañana, unas horas antes de tener que volver a prisión, "inició un camino sin retorno". "Fue a matar a quienes creía los causantes de todos sus problemas. Fue, a todas luces, una venganza", opina el director de la prisión. Maximino mató a golpes a Rosario y después salió en busca de su ex esposa. En Mourente, se encontró con la vecina de la casa de enfrente, que lo conocía bien. Le pidió que le abriera, que traía un recado. La mujer accedió y él la acuchilló, a ella y a su marido. Ambos habían testificado en su contra cuando fue condenado a dos años de prisión. Después se dirigió a la vivienda de su ex esposa, de la que se separó hace 14 años, a la que maltrataba. Tiró la puerta abajo con un pico. Destrozó lo que encontró a su paso. Pero no encontró a la mujer porque estaba celebrando la matanza de un cerdo.

Maximino Couto es trasladado al Hospital de Montecelo.
Maximino Couto es trasladado al Hospital de Montecelo.RAFA FARINA - DIARIO DE PONTEVEDRA

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