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Jerzy Popieluszko

Sacerdote polaco, militante de la oposición, que ha sido secuestrado y del que se teme que haya podido ser asesinado

Por momentos disminuyen las esperanzas de que pueda aparecer con vida Jerzy Popieluszko, el sacerdote polaco secuestrado hace ocho días en las proximidades de la localidad de Bydogoszcz, 200 kilómetros al norte de Varsovia, por tres personas, de las que una estaba al servicio de la policía. La desaparición de Popieluszko, un cura famoso y popular por su decidida postura de oposición al régimen, puede ser la chispa que provoque en Polonia una nueva crisis.

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Jerzy Popieluszko tiene cara de curita joven, lo que era -con 37 años cumplidos el pasado 23 de septiembre-, y cierto aire ascético, producto probablemente de su mala salud, que no le impedía defender con pasión y hasta fanatismo su intransigencia con el régimen comunista. En la iglesia de San Estanislao de Kostka, Popieluszko inició en febrero de 1982 tan sólo dos meses después de la implantación de la ley marcial en Polonia, las misas patrióticas, que se convirtieron en realidad en auténticos mítines contra el régimen, donde los poetas, actores e intelectuales intervenían para leer poesía patriótica, llena de referencias a los tiempos de la división de Polonia en el siglo XVIII.En el momento del ofertorio , las preces de Popieluszko eran "para que los internados sean liberados", "para que nadie sea obligado a abandonar la patria", "para que los actores tengan fuerza fiara seguír en su lucha", "para que Lech Walesa y los otros líderes de Solidaridad puedan cumplir la misión que les encomendó la sociedad". Esta actividad del sacerdote despertó las iras del poder, que le incluyó en una lista de curas que se distinguían por su activa oposición, en contra de la línea ir oderada de la jerarquía católica con el primado cardenal Jozef Glemp a su cabeza.

Empezaron a lloverle amimazas de "auténticos representantes de la clase obrera" y luego vino la apertura de un sumario. Popieluszko se negó siempre a acudir a las citaciones policiales y un día le llevaron por la fuerza. A la puerta de su iglesia empezaron a juntarse beatas y obreros de la siderurgia Huta Warszawa, que rezaban por el retorno del cura Jerzy. Ahora llevan varios días de espera y una gran pancarta pide: "Devolvednos a Popieluszko". Un registro policial en un piso de Varsovia que no figuraba registrado a su nombre, según la versión del Gobierno, dio como resultado que apareciese allí propaganda subversiva y "otras cosas impropias de su oficio sacerdotal". El Gobierno dio a entender que se habían encontrado explosívos en su casa, pero a los pocos días le dejó en libertad, aunque procesado. Con la amnistía del pasado 22 de julio, con ocasión del 40 aniversario de la República Popular de Polonia, Popieluszko quedó liberado de su proceso. Su radio de acción rebasaba ya los límites de su parroquia del barrio de Zoliborz, en Varsovia, y viajaba por todo el país hasta Gdansk para encontrarse con Walesa y el cura Jankowski, o a Bydgoszcz, donde iba a decir una misa, cuando pararon su coche unos policías con el pretexto de hacer la prueba del alcohol al chófer Waldemar Chrostowski, que consiguió escapar del coche de los secuestradores. El Gobierno asegura que fue "una provocación política" y calificó de bandolerismo el secuestro de Popieluszko; pero entre los primeros detenidos hay un funcionario de policía, a quien pertenecía el coche en el que llevaron al cura. El día en que se supo que el sacerdote había sido secuestrado, Walesa dijo que alguien incurrirá en una responsabilidad enorme si le tocan un solo pelo a Popieluszko. El cardenal primado Glemp teme que haya sido asesinado, lo que daría un mártir a la oposición en Polonia.

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