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"No me voy a ir nunca"

La pulga alivia los temores de la AFA, donde crece la preocupación por las críticas que ha sufrido el jugador

La AFA estipuló seguir el orden descendente de los dorsales para atender a la prensa, así que no era turno de Leo Messi en la comparecencia en Ezeiza, pero decidió que después de hablar en el campo, tocaba pedir la voz. En un país donde se habla de la selección argentina 24 horas al día hay tiempo para mucho criticar; Argentina escucha y los Messi, también. De bronca por no haber podido ganar a Bolivia y Colombia, fue imposible que no le llegaran las puyas, convertido en eje del problema antes que en la solución del mismo. Un calentón de Burdisso avivó el debate sobre las relaciones personales, que no pueden ser mejores: le arropa la quinta de Pekín, sus hermanos mayores, Mascherano y Milito... y cuando no, se pasan Ustari o Verón a saludar, dos de sus mentores, por si acaso le viene bien. El vaso de la paciencia de Leo se colmó al ser acusado de no cantar el himno y, claro, en la AFA se dieron cuenta de que el tema iba demasiado lejos. Ya se les fue Riquelme por algo parecido: "Una camiseta no pesa más que una madre", se justificó el 10 de Boca, harto de ver llorar a la vieja por lo que veía y escuchaba de su hijo en la televisión.

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Julio Grondona metió baza ayer: "La solución sería que Messi diga 'no vengo más, me quedo en España'. Lo que el mundo distingue, los argentinos queremos tirarlo abajo", dijo el eterno presidente de la AFA en declaraciones a Radio Cooperativa. Luego, se acercó a ver a Bilardo y a Batista, en una reunión que suena a advertencia: si Messi no está cómodo, Grondona no está cómodo. También vio a Leo, que tenía cita con la prensa. Si ataca con el balón, a menudo le toca defenderse de fantasmas con el micro, donde también progresa adecuadamente: "Que se queden tranquilos, no me pienso ir nunca de la selección" soltó. Amagó y se fue de todos como si estuviera sobre el césped: "lo que piensan los periodistas nunca me importó, me preocupa lo que piensa la gente y lo vi en Córdoba el otro día. Es normal que nos puteen cuando jugamos mal. Eso no es problema, me pasó siempre".

Messi admite las críticas con la resignación que soporta las patadas en el campo, aunque algunas, por el tono y la intención, duelan más que otras: "He jugado mal muchas veces y no pasa nada. Todos nos fuimos mal de la cancha de Colón por cómo se dio. No pudimos hacer nuestro mejor juego, no pudimos ganarlo. Nosotros sabemos que ahora empieza otra Copa, y ahora más que nunca tenemos que estar juntos. No tenemos que pedirle nada a la gente, va a estar con nosotros desde el principio. No nos gusta que nos puteen, pero jugamos mal. Lo que pasó, pasó, y ahora hay que mirar hacia delante", aseguró. Así lo hace Batista, el entrenador, que ayer anuncio, vía twitter, que repite alineación.

Leo cree que tras la bronca en Santa Fe el equipo creció. "Nos hizo más fuertes como grupo, sufrimos por las críticas, pero al mismo tiempo nos ayudó. El cariño que me dieron mis compañeros fue muy bueno. Es un grupo muy lindo, muy sano, y está más unido que nunca. A nadie le gusta que nos silben, nos puteen. Nosotros somos los primeros que queremos hacer las cosas bien. Todos soñamos con la Copa". Se reconoce autocritico y dice que tras los dos primeros balances asumió sus fallos. "Lo mismo que hago cuando juego mal en el club. Tuve muchos partidos malos, y siempre intento sobreponerme, esperar que llegue el próximo para cambiar la situación". Sonrió mucho, pasó vergüenza cuando Zabaleta, sentado a su lado, le elogió -"es la imagen de Argentina"- y luego, se zampó un asadito. Hoy se va a Santa Fe donde mañana juega los cuartos contra Uruguay. Messi parece listo para hablar con el balón.

Messi, durante la rueda de prensa
Messi, durante la rueda de prensaMAURICIO DUEÑAS (EFE)

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